Editorial

Editorial

Ciencia, Tecnología y Política

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

ISSN: 2618-2483

Periodicidad: Semestral

vol. 4, núm. 6, 2021

revista.ctyp@presi.unlp.edu.ar



Este nuevo número de la revista hace su aparición en uno de los momentos más críticos para el país y el mundo desde que comenzó la pandemia. Por un lado, estamos atravesando una segunda ola caracterizada por la aparición de nuevas variantes del virus, más letales y contagiosas, y por el hecho de que si bien se han desarrollado exitosamente en un tiempo récord varias vacunas para enfrentarlo, como anticipamos en nuestro número anterior, son muy pocos, aún, los seres humanos que pueden contar con ellas. La desigualdad creciente entre países ricos y pobres, principal consecuencia de la hegemonía del capitalismo neoliberal que ha venido dominando la economía mundial, se manifiesta también en el posible acceso a las vacunas. Como lo ha destacado la ONU, hay aún pocas vacunas, y mientras en los países centrales 1 de cada 4 personas está siendo vacunada, en los periféricos solo 1 de cada 500 personas accede a la vacuna. Al mismo tiempo, además de alertar sobre esta cuestión en números anteriores de la revista, hemos puesto de manifiesto también el reclamo de que los desarrollos en vacunas se conviertan en un bien público global sin que medien patentes y el lucro. El tema de las patentes va más allá de las vacunas. La creciente necesidad mundial de contar con diversos productos sanitarios, médicos, educativos y culturales sin pagar los precios monopólicos asociados a las patentes y otros derechos de propiedad intelectual ha disparado un debate intenso, que va más allá de la situación coyuntural. Como se ha señalado esto abre una oportunidad para que en los países periféricos se comience a producir una reducción, o directamente la eliminación de los pagos por el acceso a conocimientos productivos. Por otra parte, la reciente decisión del gobierno de los EEUU de sumarse a los países que, como el nuestro, apoyan la liberación de las patentes, es un hecho promisorio. Si bien la suspensión de patentes tiene en lo inmediato un valor más simbólico que real, ya que no resuelve la asimetría Norte-Sur y la inequidad en sistema internacional, abre la posibilidad de impulsar la producción de vacunas en países como Argentina que ya tienen capacidades para este fin y permitiría aumentar su distribución en Latinoamérica.

En este sentido es valorable que el gobierno nacional además de haber negociado exitosamente para acceder a las principales vacunas que pasaron las pruebas y se están aplicando en el mundo, haya articulado acciones para la producción local de esas vacunas, como en el caso de la SputnikV y la Sinopharm. Sin embargo, no podemos dejar de preguntarnos por qué esos acuerdos y negociaciones no contemplan la posibilidad de que el Estado participe directamente en la producción de las vacunas. No hablemos ya de pensar en la creación de una empresa pública para tal fin, pero al menos ¿no sería factible pensar en un emprendimiento público privado que iniciara el camino para alcanzar ese objetivo? La pregunta es válida porque, como se ha señalado, la pandemia reveló la importancia del Estado y el rol de la ciencia y la tecnología para enfrentar los problemas de nuestra sociedad. Dejar en manos exclusivamente privadas una cuestión que, como se ha demostrado, tiene que ver con el derecho a la salud y con una cuestión de soberanía, es un camino muy peligroso. Máxime cuando se tienen las capacidades, y nuestro complejo de CyT las tiene, para que en una etapa de mediano plazo podamos contar con un sector público de producción de vacunas.

En este sentido, en la entrevista que presentamos en este número, realizada al Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, el Dr. Roberto Salvarezza pone de manifiesto estas capacidades y el rol del Estado en la resolución de temas estratégicos, además de brindarnos un panorama de las políticas que se propone desarrollar su gestión desde el Mincyt.

Por otro lado, nuestro país, al igual que otros de la región como Brasil y México, pueden ser productores de vacunas, pero no son proveedores de los insumos básicos para producirlas. Estos insumos están en manos de unos pocos países y empresas multinacionales. Este hecho tiene dos consecuencias. Por un lado, nos hace dependientes de esos proveedores que pueden cortar la cadena según sus intereses. Por otro lado, hay que tener en cuenta que la decisión del presidente Biden de liberar las patentes, a la que se le opone el lobby farmacéutico de EEUU con Pfizer a la cabeza, no es un acto de generosidad. La producción de insumos de EEUU o Europa se acelerará si aumenta la producción en países periféricos. En síntesis, países productores de vacunas como Argentina o Brasil tienen una alta dependencia de la provisión de insumos de otros estados y empresas multinacionales y por tanto su resolución está asociada con una cuestión de soberanía.

La cuestión de la soberanía nacional no se juega solamente en el tema vacunas. Atraviesa varios aspectos centrales del futuro de nuestro país, sintetizados probablemente en dos temáticas de creciente debate en estos días. Por un lado, la negociación con el FMI, de una deuda ilegítima, de la cual ese organismo es corresponsable junto con el gobierno anterior y por otro lado en el tema de la mal llamada “hidrovía” y la cuestión de la construcción del canal Magdalena. No solo porque, ante el vencimiento de la concesión, su recuperación por parte del Estado implicaría una fuente de ingresos y de trabajo para el país, hoy en manos de corporaciones multinacionales que manejan, sin el adecuado control del Estado, las exportaciones agropecuarias y de otros recursos, sino porque desde una perspectiva geopolítica afecta una unidad de extensión territorial que une la cuenca del Plata con la cuenca del atlántico sur, hasta llegar a la Antártida. Se trata de casi 4 millones de km2. Mirado desde esa perspectiva, Argentina es un Estado fluvial y marítimo con proyección bicontinental.

Para poder entender más a fondo la importancia de nuestra presencia en este inmenso territorio y en particular en la Antártida y su dimensión en términos de soberanía, Mariano Memolli analiza en este número, entre otras cuestiones, los desafíos que se presentan a nuestro país en relación con la cuestión antártica y propone algunas estrategias para fortalecer esta presencia de manera integral.

La Pandemia de COVID 19 no solo está produciendo una crisis sanitaria mundial sin precedentes, sino que además ha generado una parálisis económica, acentuando la concentración de la riqueza y el agravamiento de la pobreza y el hambre en el mundo. Pero también esta crisis ha hecho visibles a los trabajadores. Ha demostrado que no son las empresas las que sostienen a la riqueza y que, si los trabajadores no volviesen a su trabajo, el mundo se vendría abajo. En América Latina los sectores dominantes, defensores del neoliberalismo que ha sumido a la mayoría de nuestros países en la miseria y la inequidad, no solo ponen en peligro permanentemente a las democracias formales que los gobiernan, sino que están recurriendo cada vez más a la violencia, como ha ocurrido en Chile y hoy ocurre en Colombia. La disputa en nuestro continente por la democracia y la distribución de la riqueza se está agudizando y las perspectivas son inciertas.

A nivel mundial asistimos a un nuevo ordenamiento geopolítico caracterizado por el retroceso norteamericano, la emergencia de Asia con China como país central, el ascenso de Rusia y la declinación de Europa.

Para comprender mejor estas dinámicas y el rol que la Ciencia y la tecnología juegan en ellas, María Haro Sly y Santiago Liaudat analizan en este número el lugar que la ciencia y la tecnología han tenido en China para producir su despegue. En su artículo, los autores describen cómo China pasó en pocas décadas de constituir un país periférico a ser la segunda potencia económica, científica y tecnológica mundial y extraen algunas lecciones que pueden ser relevantes para la formulación de políticas científicas y tecnológicas en el contexto argentino y latinoamericano.

Por otro lado, Judith Sutz nos propone, frente a esta encrucijada civilizatoria, la necesidad de contar con tecnologías inspiradas por valores e intereses diferentes de los prevalecientes en el capitalismo, si se quiere alcanzar un orden social distinto, más justo e igualitario, que no ponga en riesgo el futuro del planeta.

En la misma línea frente al modelo agro-químico industrial desarrollado por el capitalismo dominante, Santiago Sarandon se pregunta si la Agroecología no puede ser una alternativa productiva económicamente viable para un país como Argentina y los países de la región.

Rescatando el concepto de Estilo Tecnológico propuesto por Oscar Varsavsky, Eduardo Dvorkin propone que el estilo adecuado para un modelo nacional inclusivo es el que impulsa el desarrollo tecnológico autónomo, concatenando la participación del Estado, de las pymes y del sistema nacional de ciencia y tecnología. Con estos conceptos discute su aplicación al caso de Y-Tec, (YPF Tecnología) empresa de la cual es presidente.

Pensando en nuevas estrategias alternativas para nuestro continente, desde una perspectiva situada, relacional y política, María Soledad Oregioni analiza las principales problemáticas que presenta la cooperación internacional universitaria en América Latina, cuando es incorporada en forma acrítica, y las potencialidades de disputar su sentido a partir de la promoción de políticas de cooperación sur-sur.

Para completar los artículos de este número, en la sección dedicada a la producción de participantes de cursos que dicta nuestra Cátedra Libre, presentamos un artículo escrito por María Constanza Kohler, Lucas Guerriero y Facundo Barros Cortés, en el que se rescatan las ideas de Amilcar Herrera en relación con la problemática de la minería en Argentina y América Latina.

Para la sección Fragmentos, seleccionamos parte de un escrito de José Leite Lopez, físico brasileño reconocido internacionalmente por sus contribuciones en el campo de la física teórica y su papel en la creación de importantes instituciones científico-tecnológicas de Brasil. Y como siempre, nuestra sección de recomendados y clásicos.

Finalmente cabe mencionar que a pesar de la pandemia CTyP sigue creciendo. Próximos a los 24000 lectores, el sociólogo y consultor internacional Manuel Mari se ha integrado a nuestro Comité Académico y María Haro Sly, junto a Andrés Carbel, se han sumado al Comité Editorial.

Como es costumbre, agradecemos a quienes colaboraron en este nuevo número de la revista, y, muy especialmente a la Universidad Nacional de La Plata y a la Asociación de Docentes de la Universidad de La Plata -ADULP-, que nos brindaron los fondos y el apoyo para hacer posible su edición. También va nuestro agradecimiento a la Coordinación General de Revistas de la UNLP y al Portal de Revistas de la UNLP, que sostiene la plataforma informática sobre la que trabajamos diariamente.

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