Fragmentos

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Ciencia, Tecnología y Política

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

ISSN: 2618-2483

Periodicidad: Semestral

vol. 4, núm. 6, 2021

revista.ctyp@presi.unlp.edu.ar



Jose Leite Lopez (1918-2006) fue un físico brasileño reconocido internacionalmente por sus numerosas e importantes contribuciones en el campo de la física teórica. Colaboró en la creación en 1949 del Centro Brasileiro de Pesquisas Físicas (CBPF), el primer centro de investigación en física teórica de América Latina; de la Comisión Nacional de Energía Nuclear; del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) y de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep). En 1969, acusado por la dictadura brasileña de participar en una "conspiración comunista", fue echado del CBPF y se exilió en Estados Unidos, pero luego que quedara en evidencia la colaboración de ese país con el golpe militar de 1964 se mudó a la Université Louis Pasteur, en Strasburgo, Francia. Regresó a Brasil en 1986 y asumió como director del CBPF. De su destacada producción recomendamos su libro de 1972: “La ciencia y el dilema de América Latina: dependencia o liberación”. Siglo Veintiuno Argentina editores, al que se puede acceder en la biblioteca colaborativa PLACTED (https://repositorio.esocite.la/878/) y el siguiente fragmento del artículo publicado en 1979, Transferência de tecnologia e dependência. Ciência e Cultura, São Paulo, v.31, n.1, pp. 3-8. (Trad. Revista CTyP).


Lo que los economistas y tecnócratas entienden por transferencia de tecnología no es más que la instalación de fábricas importadas en nuestros países, listas para fabricar productos cuya concepción fue formulada en el exterior, en los laboratorios de las empresas multinacionales encargadas de la instalación de estas fábricas. Ahora bien, el hecho de que nuestros trabajadores aprendan a manipular y pulsar botones necesarios para la fabricación de vehículos, televisores, radios, tocadiscos y componentes informáticos, tiene una importancia relativa ya que estas máquinas se inventan, desarrollan, construyen en el exterior, y los planos y proyectos no puede ser modificado por los ingenieros del país subdesarrollado en cuestión. La transferencia de tecnología tal como la conciben los tecnócratas no implica en absoluto la instalación, por parte de las empresas multinacionales, de laboratorios de investigación científica y tecnológica asociados a industrias instaladas en países en desarrollo. El papel de estas industrias es importar, ensamblar y/o producir localmente bienes y venderlos a una élite del país en cuestión o exportarlos. Cómo mejorar estos productos, modificar sus técnicas de producción, es tarea de los laboratorios ubicados en el país avanzado, sede de la multinacional propietaria de estas fábricas.

En una palabra, la expresión transferencia de tecnología no significa, en el estado actual del problema, una transferencia de los medios de investigación y creación científica y tecnológica […]

Porque las demandas de los países en desarrollo deben ser preferentemente crear -y colaborar- en proyectos de desarrollo y aplicación de la ciencia y la tecnología, orientados al desarrollo específicamente en beneficio de sus poblaciones, para tener el poder de decidir sobre estos proyectos y sobre la política que le corresponde.

Es necesario que la ciencia y la tecnología puedan, de hecho, utilizarse para el bienestar de todos los pueblos; por el momento sólo se aplican a una parte privilegiada de la humanidad que vive en países industrializados.

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