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Las revistas Mundo Atómico y Ciencia e Investigación, dos miradas en conflicto sobre la ciencia

The Atomic World and Science and Research magazines, two conflicting views on science

As revistas Atomic World e Science and Research, duas visões conflitantes sobre ciência

Daniela Curin
Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas (UNLP) – CONICET, Argentina
Rosario Alessandroni
Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas (UNLP) – CONICET, Argentina
Camila Rodriguez
Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas (UNLP) – CONICET, Argentina

Ciencia, Tecnología y Política

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

ISSN: 2618-2483

Periodicidad: Semestral

núm. 8, e077, 2022

revista.ctyp@presi.unlp.edu.ar

Recepción: 04 Marzo 2022

Aprobación: 20 Abril 2022



DOI: https://doi.org/10.24215/26183188e077

Resumen: Mundo Atómico fue una revista editada entre 1950 y 1955 durante la presidencia de Juan Domingo Perón. Se propuso crear un vínculo entre la ciencia y el pueblo con la idea de que el acceso al conocimiento CyT y la política científica del país no quedarán solamente en manos de los especialistas, sino que fueran abiertas al resto de la sociedad. Ciencia e Investigación es una revista publicada por la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias desde 1946. Se propone despertar el interés por la ciencia y estimular el desarrollo de la investigación científica basada en la libertad de investigación. Ambas revistas se proponían la divulgación científica, pero con miradas y perspectivas muy diferentes. En este artículo se analizan y comparan las características de ambas revistas como reflejo de dos enfoques del desarrollo científico tecnológico nacional, que más allá del contexto histórico en que se manifestaron, conserva vigencia en la actualidad.

Palabras clave: Mundo atómico, Ciencia e investigación, Divulgación, Ciencia y Política, Argentina.

Abstract: Atomic World was a magazine published between 1950 and 1955 during the presidency of Juan Domingo Perón. It was proposed to create a link between science and the people with the idea that access to S&T knowledge and the country's scientific policy would not remain only in the hands of specialists, but would be open to the rest of society. Science and Research is a magazine published by the Argentine Association for the Progress of Sciences since 1946. It aims to arouse interest in science and stimulate the development of scientific research based on freedom of inquiry. Both magazines proposed scientific dissemination, but with very different views and perspectives. In this article, the characteristics of both journals are analyzed and compared as a reflection of two approaches to national scientific and technological development, which, beyond the historical context in which they were manifested, are still valid today.

Keywords: Atomic world, Science and research, Divulgation, Science and Politics, Argentina.

Resumo: Atomic World foi uma revista publicada entre 1950 e 1955 durante a presidência de Juan Domingo Perón. Ela se propunha a criar um vínculo entre a ciência e o povo a partir da ideia de que o acesso ao conhecimento de C&T e a política científica do país não ficariam apenas nas mãos de especialistas, mas estariam abertos ao restante da sociedade. Ciência e Pesquisa é uma revista publicada pela Associação Argentina para o Progresso das Ciências desde 1946. Tem como objetivo despertar o interesse pela ciência e estimular o desenvolvimento da pesquisa científica baseada na liberdade de investigação. Ambas as revistas propunham a divulgação científica, mas com visões e perspectivas muito diferentes. Neste artigo, as características de ambas as revistas são analisadas e comparadas como reflexo de duas abordagens do desenvolvimento científico e tecnológico nacional, que, para além do contexto histórico em que se manifestaram, ainda hoje são válidas.

Palavras-chave: Mundo atômico, Ciência e investigação, Divulgação, Ciência e Política, Argentina.

Introducción

En los años previos y durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la movilización de profesionales, recursos materiales e infraestructura para la investigación orientada a la guerra derivó en un cambio de escala de la actividad científica. Quizás el hecho más significativo fue el desarrollo de la bomba atómica. El 6 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó una bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima y, tres días después, lanzó otra en Nagasaki. Luego de estos ataques, que causaron una devastación sin precedentes, Japón se rindió y de esta forma se dio por finalizada la contienda global, dando lugar a la era nuclear y la Guerra Fría.

En Argentina, en 1946, Juan Domingo Perón fue elegido presidente en las últimas elecciones presidenciales en las que sólo los varones tuvieron derecho al voto. En este primer mandato, que duró hasta 1952, desde el gobierno se llevaron a cabo proyectos políticos para la financiación y el desarrollo en ciencia y tecnología. Particularmente, en el marco del Primer Plan Quinquenal (1947-1951) que impulsó la industria textil y metalúrgica, produciendo un importante crecimiento económico. Durante este período, la actividad científica aparece en el discurso oficial junto al desarrollo industrial y tecnológico, y los programas gubernamentales promueven proyectos de ciencia y tecnología relacionados con áreas estratégicas para el país.

En este contexto, se debatió fuertemente la intervención del Estado respecto a destinar fondos públicos a ciertas áreas a la ciencia y establecer prioridades en temas de investigación. En un marco, además, en el que, desde la llamada Revolución del 43, la relación entre el gobierno y las instituciones universitarias era conflictiva. Este debate se expresó básicamente en dos posiciones opuestas. Por un lado, la visión académica, que proponía que la ciencia debía ser libre, neutral, dirigida y autorregulada por la propia comunidad científica. Por otro lado, la idea de que la ciencia debía servir para resolver los problemas de la sociedad y ser parte de las políticas de Estado de un país, visión con un correlato en el clima de ideas que comenzó a instalarse en los países centrales durante la posguerra.

La polémica se reflejó, entre otros ámbitos, en las primeras revistas de divulgación científica nacionales, surgidas en esta época. Con la primera posición, la revistaCiencia e Investigación, publicada por la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias desde 1946. La segunda posición estuvo expresada por la revista Mundo Atómico, publicada por la editorial Haynes, que editó 23 números entre 1950 y 1955.1

En este artículo se analizan y comparan las características de ambas revistas como reflejo de dos enfoques respecto al desarrollo científico tecnológico nacional, que, más allá del contexto histórico en que se manifestaron, representan ideas que conservan vigencia en la actualidad.2

Mundo atómico: “ciencia para el pueblo”

El nombre “Mundo Atómico” se deriva directamente de la influencia política y cultural de la energía nuclear a principios de la década de 1950. La creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en mayo de 1950 fue el marco para la publicación no sólo de avances en medicina nuclear, sino también temas de interés público como la salud pública, las artes y la cultura, las matemáticas, la biodiversidad y la tecnología. Mundo Atómico (MA) estaba centrada en la divulgación científica y tecnológica y en novedades relacionadas con este campo. Proponía que la base del progreso económico y social de la Nación estaba en la inversión en estas áreas y en forma indirecta cuestionaba la “libertad de investigación”. En sus notas editoriales, además, se expresaba más como una revista “cultural”, que articulaba un cruce entre ciencia, arte y sociedad. En cada número dedicaba unas páginas a artistas plásticos nacionales, exposiciones y museos de arte o espectáculos de ballet.

La revista explicitó su apoyo a la gestión de Juan Domingo Perón, destacando los logros del sistema nacional de ciencia y tecnología, y la inversión del Estado sobre la misma, aumentando aún más la controversia en el sector científico. De este modo, MA incorporó un enfoque novedoso de la divulgación científica al vincular la ciencia con la política. La revista respaldaba fuertemente la política científico-tecnológica oficialista, incluso a través de publicidades. Cabe destacar que se financiaba principalmente mediante publicidad estatal, a través del Correo Argentino, Aerolíneas Argentinas, Ministerio de Hacienda de la Nación, entre otros organismos y empresas.

Si bien publicaba artículos de diversa procedencia, promovía fundamentalmente actividades de investigación, organismos y laboratorios locales, acentuando la mirada sobre la defensa y la industrialización del país, en una clara búsqueda de soberanía. Ya desde su primer número, publicó trabajos sobre los observatorios astronómicos de La Plata y Córdoba, el Instituto Nacional de Investigaciones de las Ciencias Naturales, dándole especial atención a la CNEA y la Dirección Nacional de la Energía Atómica (DNEA). En relación con la investigación para el agro, se dedicaron artículos del Centro Nacional de Investigaciones Agropecuarias o del Instituto de Microbiología Agrícola.

La política editorial fomentaba un pensamiento nacionalista donde la ciencia y la tecnología se proponían como herramientas que permitían dar solución a los problemas que planteaba el desarrollismo en el contexto de la época. La ciencia era considerada la única entidad que podía provocar cambios y beneficios para la sociedad. Este enfoque fomentó la divulgación científica en sectores por fuera del ámbito académico.

Tenía una tirada promedio de ocho mil ejemplares que, comparada con las tiradas de otras publicaciones de la época era relativamente reducida (Marzorati, 2009). A tono con la época, su plantel de escritores estaba integrado casi exclusivamente por varones. De un total de 470 artículos, escritos por 160 autores/as y publicados en los 23 números de la revista (incluyendo las editoriales), solo el 3% (15 artículos) fueron escritos por mujeres.

Una manera clara de apreciar el enfoque político y científico de la revista MA son sus editoriales. El primer editorial de la revista, en 1950, dio cuenta de la motivación para su creación:

El individuo de este siglo, de esta era atómica, en su evolución, propulsada por la misma ciencia, ya no vuelve la espalda. Su curiosidad es ilimitada y su avidez de conocimientos es cada vez mayor. Para saciar este afán de cultura nace MUNDO ATÓMICO. Propónese divulgar en alas del periodismo (...) cuánto piensan y realizan los científicos argentinos. (1950a: 9-10)

Como puede verse, la revista se propone desde su inicio difundir los desarrollos científicos, sobre todo los nacionales, por fuera del mundo académico. Con ese espíritu, se vendían en kioscos callejeros y se entregaron ejemplares gratuitos en diversos espacios. En cuanto a la política científica impulsada durante la primera presidencia de Perón, en el editorial del número 2 se afirmaba: “Lo necesario, lo imprescindible es dar a la investigación una orientación definida, coordinando los esfuerzos para el bien común” (1950b: 17). Es decir, ya desde los inicios de su publicación, MA expresó su incondicional apoyo a la mirada estatal. En cuanto a la orientación de las actividades científicas, la editorial del número 9 señala:

El Gobierno ya no puede auspiciar en sus Universidades el ejercicio de ninguna tarea científica que no tenga alguna finalidad social. Esto no es limitar la libertad individual. Es solamente suprimir el abuso de la libertad que conduce primero al desprestigio de la libertad misma y después a su progresiva destrucción. (1952a:4)

La revista proponía, entonces, que la orientación de las investigaciones científicas debía subordinarse a los intereses de la Nación, bajo el rol tutelar del Estado, con lo que se cuestionaba la idea de la libertad de investigación planteada por el sector de la comunidad científica opositora al proyecto oficial. En este sentido, se trata de una visión de la actividad científico-tecnológica que tiene puntos en común con la mirada que surgirá en el Pensamiento Latinoamericano en Ciencia Tecnología, Desarrollo y Dependencia (PLACTED) en las décadas de 1960 y 1970.

Por otro lado, como se muestra en el editorial del número 7 (1952), se le dio un lugar central a la inversión en CyT, a la formación de recursos humanos y la organización de estas actividades: “La organización científica, la formación de investigadores, los sabios, los laboratorios y los equipos constituían a largo plazo la mejor inversión para el congreso de una industria sólida y económicamente rendidora” (1952b:10).

Sin embargo, como destaca Marzorati (2009:144) en la revista “no existían opiniones pluralistas que reflejaran la crítica o el disenso, sino que siempre remitían a la conducción y pensamiento de una sola persona, el presidente Perón”.

En 1953 el gobierno impulsó el Segundo Plan Quinquenal, focalizado en superar ciertas trabas del desarrollo económico, jaqueado por la inflación y las restricciones externas. Respecto a la investigación científica y técnica, establecía que el Estado, por medio del Consejo Nacional de Investigaciones Técnicas y Científicas (Decreto 9695/51), conduciría las investigaciones que se desarrollen en los centros oficiales, en coordinación con los centros científicos privados. En el capítulo referido a “Investigaciones Científicas y Técnicas” se afirma:

El objetivo fundamental del Estado en materia de investigaciones científicas y técnicas será crear todas las condiciones necesarias a fin de que la ciencia y la técnica argentinas se desarrollen plenamente como instrumento de la felicidad del pueblo y de la grandeza de la Nación, contribuyendo asimismo al progreso universal. (Ministerio de Educación de la Nación y Universidad Nacional de Tucumán, 1953:23)

Se puede ver que hay una clara intención de desarrollar una infraestructura científico-tecnológica “en la medida en que [estas actividades] cumplan con dicha función social”, destacando que la tarea de quienes la realizan será apoyada por el Estado mediante su asistencia técnica y económica “en cuanto ella sea útil al bien común” (Ministerio de Educación de la Nación y Universidad Nacional de Tucumán, 1953:24). Estos conceptos son reiterados y publicitados en el editorial del número 11 de MA, donde se realiza un reconocimiento y apoyo al Segundo Plan Quinquenal

El objetivo fundamental de técnicos y científicos es el de crear todas las condiciones necesarias a fin de que la ciencia y la técnica argentinas se desarrollen plenamente como instrumento de la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación. (…) Es natural, pues, que el Estado auspicie las investigaciones científicas y técnicas en la medida que cumplan con dicha función social, y que sostenga que el saber es un bien individual y social, toda vez que en el proceso de su creación intervienen el esfuerzo personal, y el esfuerzo social, económico y político de la comunidad. (1953:4)

El apoyo al plan, y al lugar de la CyT asignado en él, es graficado en la portada de ese mismo número de MA, donde se hace una representación relativa a la función social que debe cumplir la ciencia. Según el análisis realizado por Gené (2005:159) la familia está parada con un libro abierto, en cuyo lomo se lee “Segundo Plan Quinquenal”. Esta imagen construida en un solo espacio simboliza la importancia otorgada a la ciencia en el avance de la sociedad. A través de la planificación gubernamental representada por el libro, se transmite el mensaje de que la familia (y, por ende, la sociedad) se beneficia con el saber científico representado por el microscopio. Como en gran parte de la iconografía del peronismo, la relación que se establece en la imagen es de armonía y equilibrio.

Portada de Mundo Atómico, Número 11 (1953)
Figura 1
Portada de Mundo Atómico, Número 11 (1953)
Archivo Histórico de Revistas Argentinas

Ciencia e Investigación: por una ciencia apolítica

En los años de la primera y segunda presidencia de Perón (1946-1955), se dieron una serie de confrontaciones entre la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias (AAPC), organismo editor de la revista Ciencia e Investigación (CEI), y el gobierno nacional. Los conflictos estuvieron centrados en la política universitaria, la libertad de investigación y la orientación de la política científica. Las tensiones y conflictos se iniciaron con el golpe militar de 1943, que impuso la intervención de las universidades y la suspensión de alumnos/as y docentes. Bernardo Houssay, con el apoyo de otros investigadores e investigadoras, publicó un manifiesto a favor del retorno de la democracia, pero recién en 1945 las universidades recuperaron su autonomía. En 1946, con la llegada de Perón al poder, se volvieron a intervenir las universidades y a cesantear docentes opositores.

Estas y otras circunstancias hicieron que los ámbitos académicos se caracterizaran por un fuerte antiperonismo, al punto que buena parte de estos sectores apoyaron el golpe de estado de 1955, autodenominado “Revolución Libertadora”.3 Durante estos años, CEI mantuvo su frecuencia de publicación mensual. En aquellos tiempos, su principal propósito fue difundir los descubrimientos en las áreas de las ciencias médicas y naturales, y de instruir acerca del pensamiento científico y su importancia como es plasmado en su primer editorial:

Esta revista tiene como objetivo despertar el interés por la Ciencia y estimular el desarrollo de la investigación científica (...). La Revista se ocupará con preferencia de las llamadas Ciencias naturales y exactas, es decir, de aquellas que estudian los fenómenos con criterio objetivo y expresan sus resultados con la mayor precisión posible. Estas Ciencias (...) han permitido reemplazar al error, la superstición y el empirismo rutinario por el conocimiento exacto, fruto de las demostraciones lógicas (…).

(…) La Ciencia tiene además un valor superior; al cultivarla se busca la Verdad, por lo tanto se disciplina y eleva la inteligencia, se adquiere el hábito y el amor de la Verdad y como la Ciencia solo puede vivir y prosperar con vigor en una atmósfera de sana libertad, ya que toda opresión la empobrece y debilita progresivamente, despierta y mantiene vivo el amor a la libertad, privilegio supremo del género humano. (Houssay, 1945:1-2)

La revista publicaba artículos escritos por científicos/as y, si bien intentaban dirigirse a un auditorio general, en la práctica su difusión estaba centrada en el ámbito académico. Su comité de redacción estaba presidido por el fisiólogo Braun Menéndez e integrado por Deulofeu (química), Harrington (geología), Lewis (medicina) y Galloni (ingeniería). Houssay no formaba parte del comité, pero escribió muchos artículos para la revista, e incluso el primer editorial titulado “El progreso de la ciencia”, citado anteriormente. Más allá de lo escueto de los objetivos explícitos, había otras motivaciones. Como señalan Hurtado de Mendoza y Busala:

(…) no sólo se propone la divulgación de conocimiento científico, sino se discute acerca de qué es un científico; cuál es el valor social de su actividad; cuál es el papel de la universidad en la investigación; cómo se relaciona el hallazgo científico con el producto tecnológico y el desarrollo de la industria, etc. (2002:40)

En este sentido, la difusión científica se proponía integrada a un proyecto de política científica que sea definido en un ámbito “apolítico”, independiente del Estado, por los propios integrantes de esa comunidad. Más aún, años posteriores, en 1989, Houssay afirma:

Falta una institución apolítica, formada por hombres dedicados a la investigación científica, absolutamente idealista y desinteresada, que afrontará la tarea de dar una dirección definida a nuestra investigación científica nacional. Es lo que se propone la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias. (citado en Von Stecher, 2017:200)

Por otro lado, la revista intentó sin éxito evitar el lenguaje técnico para lograr un mayor alcance. Así lo expresan en la editorial de 1948 titulada “Tres años de labor”:

No se ha satisfecho el anhelo de hablar el idioma auténtico de la ciencia en una forma que pueda ser comprendido, si no por todos, por lo menos por muchos que no sean especialistas en el tema tratado. El problema no es de fácil solución y no se nos escapa que nuestra falta de experiencia tiene parte en ello. Esto último nos da esperanza de que con el tiempo, ya que nuestros esfuerzos no han de menguar, la revista se haga cada día más accesible a toda persona medianamente culta. (Braun Menéndez:1)

Como puede verse en sus editoriales, CEI no es una revista apolítica, ya que sí expresa una política para el desarrollo científico. En todo caso se puede aceptar que es “apartidaria”. Acepta el rol del Estado en el financiamiento de la ciencia, pero propone que este no debe ocuparse de la orientación de la ciencia, dejando esta tarea a los científicos y los organismos que los representan.

Conclusiones

Ambas revistas, Mundo Atómico y Ciencia e Investigación, se propusieron desarrollar divulgación científica para un público más amplio que el académico, pero ninguna logró alcanzar este objetivo en la medida en que se lo propuso inicialmente. En este sentido, MA destaca por esfuerzo en llegar masivamente a un público no especializado. Para ello, recurre a diversos modos de comunicación y diversos actores, como periodistas, fotógrafos/as y escritores/as, además de los actores del sector científico y tecnológico. Cabe mencionar, también, que se proponía actuar como un espacio propagandístico de las políticas gubernamentales fomentando la búsqueda del bienestar social y la soberanía nacional.

Por su lado, CEI no pretendía llegar a un público masivo, aunque sí amplio. Aunque esa amplitud no consideraba a los sectores populares. Sus artículos eran elaborados por especialistas en cada tema, que escribían para un público “culto”, con ciertos conocimientos previos, en un lenguaje que consideraban “el idioma auténtico de la ciencia”. Sin embargo, como lo expresa su propia autocrítica, ni siquiera resultaban accesibles para este público. En este sentido, CEI parece haber quedado atrapada en sus propias limitaciones derivadas de un enfoque cientificista de la ciencia.

A su vez, las revistas analizadas reflejan dos concepciones distintas sobre el desarrollo científico tecnológico nacional. MA propuso una mirada politizada de la ciencia e impulsó la intervención del Estado para integrar la ciencia y la tecnología a la planificación económica y un desarrollo orientado a resolver problemas del país en las áreas de energía, salud, recursos naturales, producción y defensa.

En cuanto a CEI, abogó por la más absoluta libertad de investigación, sobre la base de que el fin del trabajo científico es el conocimiento y la búsqueda de la verdad. Por lo tanto, debía desarrollarse en el país ciencia básica siguiendo los estándares internacionales, que consideran universales. Consistentemente asumió que la comunidad científica debe autogobernarse y definir sus temas de investigación sin la intervención del poder político, en el marco de una actividad desinteresada de los aspectos políticos e ideológicos que la condicionan.

Más allá de las características de la época, es interesante detenerse en la vigencia y actualidad de estas dos concepciones que se proponen para el desarrollo científico-tecnológico nacional. Por un lado, la visión cientificista que aún domina gran parte del pensamiento político nacional y, particularmente, de los actores del propio sector. Por otro lado, la idea de que el conocimiento, los recursos y el complejo CyT estén orientados por el Estado en proyectos destinados a resolver necesidades nacionales y regionales de carácter estratégico, social, económico y ambiental. Estas dos concepciones se han manifestado en diversas oportunidades en el país, al menos desde este período en que se conformaron los principales organismos de CyT y se formularon las primeras políticas científicas. Y siguen siendo, con sus matices, las alternativas en debate.

Bibliografía

Archivo Histórico de Revistas Argentina (s.f.). Mundo Atómico. https://ahira.com.ar/revistas/mundo-atomico/

Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias (s.f.). Revista CeI. Recuperado el 1 de marzo de 2022 de https://aargentinapciencias.org/publicaciones/revista-cei-3/

Braun Menéndez, E. (1948). Tres años de labor. Ciencia e Investigación, (3), 1-2.

Decreto 9695 de 1951. Fundación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CNICYT). 17 de Mayo de 1951. Boletín Oficial (B.O.) 24/V/51.

Gené, M. (2005). Un mundo feliz. Imágenes de los trabajadores en el primer peronismo 1946-1955. Fondo de Cultura Económica - Universidad San Andrés.

Grondona, A. (2018). Más allá… del desarrollo. Ciencia, fantasía y proyectos nacionales en Oscar Varsavsky. En J. Caravaca, C. Daniel y M. Ben Plotkin (Eds.). Saberes desbordados: historias de diálogos entre conocimientos científicos y sentido común (Argentina, siglos XIX y XX) (pp. 158-181). Instituto de Desarrollo Económico y Social.

Houssay, B. (enero de 1945). El progreso de la ciencia. Ciencia e Investigación, 1(1), páginas 1-2.

Hurtado de Mendoza, D.; Busala, A. (2002). La divulgación como estrategia de la comunidad científica argentina: la revista Ciencia e Investigación (1945-48). REDES, 9(18), 33-62. https://ridaa.unq.edu.ar/handle/20.500.11807/655

Mundo Atómico (octubre de 1950a). Argentina Científica, 1, páginas 9-10.

Mundo Atómico (diciembre de 1950b). Marchar sin vacilaciones, 2, páginas 16-17.

Mundo Atómico (tercer trimestre de 1952). La ciencia y la Universidad al servicio del pueblo, 9, página 4.

Mundo Atómico (cuarto trimestre de 1952). Hacia una independencia técnica en el instrumental científico, 7, página 10.

Mundo Atómico (primer trimestre de 1953). Realización del segundo plan, 11, página 4.

Marzorati, Z. (2009). Los orígenes de la política atómica en Argentina 1950-1955. Una mirada desde los medios. Reflexión Académica en Diseño y Comunicación. (pp 146-150). NºXI, Año X, Vol. 11. Buenos Aires, Argentina.

Ministerio de Educación de la Nación; Universidad Nacional de Tucumán (1953). El Segundo Plan Quinquenal y las Universidades.

Von Stecher, P. (2017). El lenguaje de la ciencia y de su divulgación en la revista argentina Ciencia e Investigación (1945-1955). Logos: Revista de Lingüística, Filosofía y Literatura. Vol. 27 páginas 198 - 210.

Notas

1 La revista Mundo Atómico puede consultarse de forma completa en el sitio web del Archivo Histórico de Revistas Argentina (s.f.), mientras que la revista Ciencia e Investigación en el sitio de la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias (s.f.). Las referencias a ambas revistas pueden consultarse allí.
2 Cabe mencionar que, en la misma época, entre 1953 y 1957 se editó también en Argentina la revista mensual Más Allá de la Ciencia y de la Fantasía. Fue publicada por la editorial Abril, como una franquicia local de la norteamericana Galaxy Science Fiction. Además de autores centrales de la ciencia ficción anglosajona (Ray Bradbury, Isaac Asimov, etc.), en sus 48 números se constituyó como espacio de participación para autores nacionales, dibujantes y colaboradores. Tales como Héctor Germán Oesterheld, Oscar Varsavsky, Pablo Capanna, José Westerkamp y un joven Mario Bunge (Grondona, 2018).
3 Cabe señalar que, en 1955, el gobierno de facto también cesanteó masivamente docentes y científicos/as. Esta vez, a quienes se identificaban con el peronismo.
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