Artículos

Enrique D. Dussel, referente mundial del pensamiento crítico

José Gandarilla
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, Universidad Nacional Autónoma de México, México

Ciencia, Tecnología y Política

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

ISSN: 2618-2483

Periodicidad: Semestral

vol. 6, núm. 11, 2023

revista.ctyp@presi.unlp.edu.ar



DOI: https://doi.org/10.24215/26183188e098


Nacido el 24 de diciembre de 1934, en La Paz, provincia de Mendoza, Enrique Domingo Dussel Ambrosini pasó la primera parte de su vida en esa pequeña localidad. Su padre, Enrique Juan Dussel, era el médico del pueblo. Entre 1940 y 1945 residió con su familia en Buenos Aires, donde hizo la escuela primaria, y posteriormente regresó a la ciudad de Mendoza. En sus años juveniles de lector voraz y andinista, desarrolló un sentido de responsabilidad por el otro en visitas a hospitales de niños con deficiencia mental, e hizo sus primeras experiencias de activismo político. En 1957, a los 23 años, concluyó su formación profesional en el área de la ética en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo.

Ese año emprendió otro camino, ahora hacia Europa. Durante su estadía en Madrid, percibió cómo España es asumida como europea a medias, y se descubrió él mismo como plenamente latinoamericano. Obtuvo su doctorado en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid (1959), para luego culminar estudios sobre religión en el Instituto Católico de París (1965). Obtuvo su segundo doctorado, en historia, por la Universidad de La Sorbona (1967).

Entre la finalización de su primer doctorado y el inicio del segundo, Dussel realizó dos viajes (uno de dos meses, el otro de dos años) hacia tierras semitas, atravesando Europa y bordeando el mediterráneo, durmiendo en el suelo, sin mucho para comer, haciendo auto-stop, influido en la vivencia a la que le invitaba el sacerdote francés Paul Gautier. Oriundo de una zona semidesértica, en la que pasó sus años iniciales en compañía de gente humilde y trabajadora del campo, se comprende mejor el periplo de Dussel para “buscar en el Oriente el origen de América Latina”. Con este desplazamiento hacia las afueras de Europa, retomaría sus estudios filosóficos de la ética, la historia, la religión, siendo “otra persona, otra subjetividad, el mundo se había invertido... ahora lo vería para siempre desde abajo”1.

Entre 1965 y 1967 fue investigador becado por el Institut für Europäische Geschichte, de la Universidad de Maguncia, por lo que viajó en varias oportunidades a Alemania, donde conoció a Johanna Peters, quien será su compañera de toda la vida y madre de sus hijos, Enrique y Susanne Christine. También en esa época viajó en varias ocasiones a Sevilla, para consultar documentos del Archivo de Indias.

Su segunda tesis de doctorado se ocupaba del episcopado latinoamericano, la historia de la Iglesia en la región y de ciertos curas protectores de indios. Su trabajo contó con un horizonte hermenéutico de comprensión en el que influyeron profesores como Robert Ricard, Joseph Lortz, Pierre Chaunu y Paul Ricœur. Entre 1969 y 1971, el Centro Intercultural de Documentación (CIDOC) de México publicó los nueve tomos de las investigaciones doctorales de Dussel, con el título El episcopado hispanoamericano. Institución misionera en defensa del indio (1504-1620).

Concluida esta etapa, Dussel decidió retornar a Argentina por cuatro meses, para impartir un curso en Universidad Nacional del Nordeste, en la ciudad de Resistencia, provincia de Chaco, basado en el tema de un artículo que había escrito en 19652, del cual se desprendió su obra Hipótesis para el estudio de Latinoamérica en la historia universal, que se mantuvo inédita por casi medio siglo. En 1967, ya publicado su primer libro3, se instaló con su familia en Resistencia. Al año siguiente se mudó a Mendoza donde, entre 1968 y 1975, dictó clases de ética en la Universidad Nacional de Cuyo.

Entre 1967 y 1973, simultáneo a su cátedra universitaria, fue docente en el Instituto Pastoral de América Latina (IPLA) de Quito, Ecuador, que dependía de la Conferencia Episcopal para América Latina (CELAM). A partir de los contactos realizados en esa institución, recorrió distintos puntos de América Latina impartiendo clases. De este modo, fue parte del surgimiento en la región de la teología de la opción por los pobres4. Al mismo tiempo, le tomaba el pulso a las otras dimensiones intelectuales en que se procesaba una inquietud por romper los esquemas de dominación y sojuzgamiento (la filosofía latinoamericana y las teorías de la dependencia) y por impulsar espacios de la creación original (la literatura de lo real maravilloso, la pedagogía y teatro del oprimido, los alegatos contra el colonialismo intelectual).

Con otros materiales de sus estudios doctorales y de su nueva experiencia docente y de investigación, redactó su trilogía de antropología filosófica5. Se observa ya la incidencia en su obra de los nuevos problemas que la realidad le impone y que le están marcando la pauta para el esclarecimiento de su método filosófico6. En simultáneo a su trilogía fueron apareciendo otros libros con una clara orientación hacia la ética7. En Para una ética de la liberación latinoamericana I se evidencia la inclusión del enfoque desde la categoría de la exterioridad, que es recuperado de los planteamientos del autor lituano de origen judío, y que Dussel conoció por intermedio de su colega y amigo Juan Carlos Scannone. Dussel lo abordó con su discípulo Daniel Guillot8, que a la postre fungió como el primer traductor de aquella obra tan influyente sobre el grupo de autores y autoras del “polo argentino” de la filosofía de la liberación9.

Entre fines de 1973 hasta 1975, Dussel sufrió las consecuencias de la crisis política argentina que, en su caso, se expresó en el retiro público y el secuestro de algunos de sus libros, un atentado de bomba en su domicilio y su expulsión del claustro universitario en marzo de 1975. En agosto de ese año decide tomar el camino del exilio antes que aconteciera el golpe militar y la imposición de la dictadura que asoló el país desde el 24 de marzo de 1976. Enrique Dussel ya era en esas fechas, como diría José Gaos, un transterrado, que eligió México para continuar su vida y su actividad intelectual. Tal destierro fue la razón para que Dussel escriba, en México y casi de memoria, y en un estilo de alegato existencial y manifiesto político, la obra en la que postula sus posiciones filosóficas definitivas: Filosofía de la liberación (libro escrito en 1976, pero impreso, con sello Edicol, en 1977).

Por los años en que llega a México, Dussel había fundado y presidía (hasta su extinción, en 1993) la Comisión de Estudios de Historia de la Iglesia en América Latina (CEHILA). Desde allí continuó con sus clases sobre Historia de la Iglesia y Estudios de la Religión, en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores ITES de México, D.F. Y editó los más de doce volúmenes sobre la historia de la evangelización, la figura de Bartolomé de Las Casas y la historia de la Iglesia en América Latina. Sus actividades de investigación y conferencias sobre el fenómeno religioso, su historia y su vinculación con la política, fueron intensas. Se destacan las lecciones que impartió en Yugoslavia en 1977, ante un público de militantes socialistas, que fue publicado en ese año por Edicol.

En ese trajín, la ayuda de la profesora de filosofía María Susana García le permitió disponer de la transcripción de las lecciones que impartió, en noviembre de 1972, en la ciudad de Viedma, Río Negro (si bien Dussel firmó las palabras preliminares, desde Senegal, en diciembre de 1974). Este material fue publicado también en 1977 por la editorial mexicana Extemporáneos, con el título Introducción a una filosofía de la liberación latinoamericana. En este pequeño libro, Dussel advierte que la nueva arena de discusión es el campo filosófico mexicano, el que aparece dominado por las posiciones de “la filosofía lógica (positivista, del lenguaje, etc.) y marxista de orientación nordatlántica”.

Así pues, las tesis fundamentales de la obra de Dussel en el horizonte de la liberación se fueron escribiendo en México, mientras trabajaba como docente en la unidad Azcapotzalco de la recién inaugurada Universidad Autónoma Metropolitana. Allí Dussel fungió, desde inicios de 1976, como el coordinador de un Seminario Permanente de la Comisión de Investigación de la División de Ciencias y Artes para el Diseño. En ese ámbito, produjo la obra colectiva Contra un diseño dependiente: un modelo para la autodeterminación nacional, volumen en el que Dussel escribe las palabras preliminares y partes significativas de varios capítulos. Por ello, Edicol, la editorial que publicaba a Dussel por esos años, incluye el texto en la Colección “Diseño: Ruptura y alternativas”.

También es notorio que, en simultáneo, Dussel redactó la versión acabada de su Filosofía de la poiésis (1976), trabajo que se incluyó en un libro editado en 198410, en el que también se compilan otros dos trabajos de afinidad temática de 1977 y 1979. En estas tres obras queda consignado el influjo de una cierta literatura latinoamericana sobre las cuestiones de la crítica a los modelos tradicionales de la ciencia y la tecnología (es así que, por ejemplo, se hace referencia a Orlando Fals Borda, Theotônio Dos Santos, Franz Hinkelammert, Oscar Varsavsky, Miguel Wionczek, Jorge Sábato, entre otros). El rescate de esos textos nos permite poner el foco en un lugar poco difundido de la obra de Dussel dirigido hacia los temas de la poiésis, la producción, la ciencia y tecnología, la soberanía, la autodeterminación y el marco estatal-nacional, como mediaciones ineludibles para obtener o consolidar tendencias de liberación de nuestros pueblos, y para caminar en dirección de la afirmación de la vida. Son, además, ejes problemáticos que incidieron en la necesidad del autor de abordar el estudio de la obra de Marx en los ochenta. En la concepción de Dussel en esos años, se ha de incluir a la ciencia y la tecnología dentro de las expresiones que rigen la práctica humana de satisfacción de necesidades y que, al fetichizarse, eluden un control y autogestión por parte de las colectividades humanas, los pueblos y sus Estados-nación, quedando bajo la órbita del dominio imperial estadounidense y de las grandes corporaciones multinacionales. De ser, o poder ser, mediaciones posibilitadoras de la vida pasaron a cumplir una función (monopólica) como herramientas para la transferencia del excedente socialmente producido, y como dispositivos intensivos y eficientes para agrandar la brecha entre el Norte desarrollado y el mundo periférico, dominado y oprimido. Con la ciencia y la tecnología, el capital pasó a extender su mandato más allá del taller fabril e hizo que este se enseñoreara a toda área de la producción social y en cualquier rincón del planeta.

Todos estos caminos, sumada a la crítica que recibe de marxistas, fueron conduciendo a Dussel a la inesquivable tarea de leer a Marx mismo, más que a sus intérpretes, y a hacerlo de un modo sistemático. Este trabajo lo emprendió, desde su cátedra y con sus alumnos, durante más de diez años, en una titánica tarea de lectura de los originales manuscritos del filósofo de Tréveris. Comenzó por sus escritos de juventud, en particular ofreció como primicia un estudio introductorio al Cuaderno tecnológico-histórico de 1851, más algunos extractos de otro manuscrito de 1856. Durante esos años discutió con sus intérpretes, traductores y difusores en México (Adolfo Sánchez Vázquez, Wenceslao Roces, entre otros) sobre el papel de la religión en Marx y los temas de la enajenación. Aquellos ensayos los publicó Dussel en revistas como Christus, Cristianismo y Sociedad, y Dialéctica.

Luego de sortear los períodos de juventud, se comenzó a ocupar del Marx maduro. Pero no lo hizo contentándose con pasar de modo directo al estudio y análisis de El capital (1866-1867), sino con una estrategia de lectura genealógica, que dio cuenta de las cuatro veces en que fue redactada esa obra magna. Encontró ahí la veta en que inscribió sus mayores descubrimientos, y que fueron difundidos en su trilogía: La producción teórica de Marx (1985), Hacia un Marx desconocido (1988), y El último Marx (1863-1882) y la liberación latinoamericana (1990). La trilogía luego se volvió tetralogía puesto que, sin descuidar el rastreo de las cuestiones simbólico-religiosas en Marx, fue extractando todos aquellos pasajes en que esa dimensión analítica o política aparecía, y preparó una obra original a nivel mundial: Las metáforas teológicas de Marx (1993).

Pareciera que el ciclo de investigación sobre Marx se habría cerrado, con múltiples descubrimientos, de los que nos interesa subrayar tres: la ubicación de Marx (y de su obra cumbre) fuera del círculo de planteamientos de la filosofía occidental pertenecientes a la tradición ontológica, o, dicho de otro modo, una mirada de los planteos de Marx desde la categoría de exterioridad (con la consecuencia de ver en sus teorizaciones la formulación del principio material, esto es, la cuestión de que la concepción materialista de la historia gira en torno a la producción y reproducción de la vida material); la localización de elementos analíticos de una lectura latinoamericana (crítico-dependentista), con aportaciones conceptuales para estudiar de mejor modo la competencia internacional y la explotación económica y la dominación política del tercer mundo; y el planteo de que en El capital debe verse una obra de ética de la que se pueden extraer postulados para diversos campos prácticos, más que un libro para economistas.

Durante los años ‘80 interactuó fuertemente con Franz Hinkelammert, que estaba viviendo en Costa Rica, uno de los pensadores a quien Dussel más admiraba y que, en ocasiones, llegaba a calificar como “el Marx de nuestro tiempo”. De ese intercambio, y en particular de la lectura de su libro Crítica de la razón utópica (1984), Dussel extrajo otros elementos argumentativos contra las éticas formales, de la verdad y el discurso, de la comunicación y el consenso (Karl Otto Apel, Jürgen Habermas). En el marco de la discusión con esas filosofía del Norte Global11, reescribió su ética. Así pues, en 1998 fue publicada la Ética de la Liberación en la edad de la Globalización y de la Exclusión, en donde se brindan los elementos para discutir con otras éticas, neoliberales o cínicas, formalistas, particularistas o socialdemócratas. Es el resultado de polémicas previas, como las que dio con las filosofías posmodernas (Gianni Vatimmo, Richard Rorty, Charles Taylor, el propio Paul Ricœur)12, y que le sirvieron para ir construyendo su idea sobre la transmodernidad y para hacer aún más meticulosa su visión histórico-crítica de la modernidad13.

Con esos bagajes conceptuales, fortalecido, además, con una lectura de la teología política de Pablo de Tarso y del pensamiento de Walter Benjamin, logró ampliar la figura del pobre a una comprensión multiescalar y multidimensional de la noción de la víctima. Su sistema de pensamiento se construyó, desde ahí, en tres peldaños (material, formal, de factibilidad), de los que se derivaron los principios o postulados correspondientes y desde ahí elaboró todo un ambicioso programa de filosofía. Este se construyó en forma de tesis, veinte para el caso de la política, catorce de economía política, catorce de ética, y dieciséis de estética (obra que ha quedado en calidad de póstuma, y que pronto publicará el Fondo de Cultura Económica). Y en su forma exhaustiva y meticulosa en su trilogía Política de la liberación, cuyas partes, Historia mundial y crítica (Tomo I, 2007), Arquitectónica (Tomo II, 2009) y Crítica creadora (Tomo III, 2021),

Caminante incansable, en cada uno de los proyectos que abrazaba y en los que se comprometía (como lo hizo, hasta sus últimas fuerzas, en las labores de formación política, para el México de la Cuarta Transformación), Enrique Dussel nos ha legado una obra que nos reserva viajes apasionantes por el mundo del conocimiento. De ella podemos extraer herramientas no solo teóricas sino prácticas para emprender nuestro propio recorrido al fascinante, pero trabajoso, empeño por transformar el “reino de este mundo”, donde se den las condiciones de autodeterminación, soberanía y liberación que hagan viable, posible y factible, el gozo y disfrute de la vida para esta y las futuras generaciones.

Notas

1 Dussel, E. (1998). En búsqueda del sentido (origen y desarrollo de una filosofía de la liberación). Anthropos. Huellas del conocimiento, 180, 13-36. Cursivas en el original.
2 Dussel, E. (1965). Iberoamérica en la historia universal, Revista de Occidente, 25, 85-95.
3 Dussel, E. (1967). Hipótesis para una historia de la Iglesia en América Latina. Estela. Antes había escrito un libro en coautoría con Prudencio Damboriena, El protestantismo en América Latina, publicado por la Oficina Internacional de Investigaciones Sociales de FERES.
4 Aporte teológico que quedó consignado en dos de sus libros sobre religión y política de aquella época: Caminos de liberación latinoamericana I. Interpretación histórico-teológica de nuestro continente latinoamericano (Latinoamérica libros, 1973) y Caminos de liberación latinoamericana II. Teología de la liberación y ética (Latinoamérica libros, 1974).
5 El humanismo semita. Estructuras intencionales radicales del pueblo de Israel y otros semitas. (1969), Eudeba; El dualismo en la antropología de la cristiandad. Desde los orígenes hasta antes de la conquista de América (1974); Guadalupe; y El humanismo helénico (1975), Eudeba.
6 La dialéctica hegeliana. Supuestos y superación o del inicio originario del filosofar (1972), Ser y Tiempo. Texto luego ampliado, en su versión más conocida, la de su segunda edición de 1974: Método para una filosofía de la liberación. Superación analéctica de la dialéctica hegeliana, publicada por Sígueme.
7 Para una destrucción de la historia de la ética I (1972), Ser y Tiempo; Para una ética de la liberación latinoamericana I (1973), Siglo XXI; y Para una ética de la liberación latinoamericana II (1974), Siglo XXI.
8 Guillot, D. E. y Dussel, E. (1974). Liberación latinoamericana y Emmanuel Levinas. Bonum.
9 Levinas, E. (1977). Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad. Sígueme. Traducido por Daniel Guillot.
10 Dussel, E. (1984). Filosofía de la producción. Nueva América.
11 Dussel, E. (1998). La Ética de la Liberación ante el debate de Apel, Taylor y Vattimo con respuesta crítica de K.-O. Apel. Universidad Autónoma del Estado de México; Apel, K. O. y Dussel, E. (1999). Ética del discurso y Ética de la Liberación. Trotta.
12 Dussel, E. (1993). Apel, Ricoeur, Rorty y la Filosofía de la Liberación. Universidad de Guadalajara.
13 Dussel, E. (1992). 1492: El encubrimiento del Otro. Hacia el origen del mito de la Modernidad. Editorial Nueva Utopía.
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