Editorial

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Ciencia, Tecnología y Política, vol. 3, núm. 4, 2020

Universidad Nacional de La Plata

EDITORIAL

Presentamos este nuevo número de Ciencia, Tecnología y Política (CTyP) en un tiempo extraño de virtualidades, hiperconectividad y distanciamientos, producidos por una pandemia que ha puesto al mundo frente a una de las crisis más importantes de la historia.

Si la cuestión de la supervivencia de la especie humana, puesta en riesgo por el capitalismo, ya estaba desde hace mucho tiempo en debate, la pandemia ha producido una vertiginosa aceleración de la crisis de un sistema que ya no tiene nada que ofrecer que no implique muerte, desigualdad, miseria y la destrucción del planeta. El neoliberalismo como modelo económico terminó de desestabilizarse por un virus que surgió y se expandió como consecuencia de un sistema global, que es su base de sustentación. Sistema que impulsa un acelerado desarrollo, con cadenas de suministro mundiales basadas en la intensificación de la explotación de la naturaleza con métodos industriales y tecnocientíficos, que son un caldo de cultivo fenomenal para el surgimiento de nuevas enfermedades.

Este modelo económico y social también ha puesto en crisis el rol de la ciencia, la tecnología y sus valores. Las medidas de aislamiento han incrementado la digitalización de nuestra vida, fortaleciendo el capitalismo de plataformas: el comercio electrónico, las empresas que lucran con los datos y la educación a distancia. Las grandes corporaciones tecno están ganando fortunas con la pandemia. Asistimos al recrudecimiento de la competencia por la supremacía en las tecnologías de la llamada Cuarta Revolución Industrial que integra inteligencia artificial, internet de las cosas, telecomunicaciones de 5ta generación, Big Data, computación cuántica, tecnologías “verdes”, etc.

Por otro lado, la ciencia y la tecnología son vistas por una buena parte de la humanidad como la esperanza de una solución a la pandemia, en la creencia generalizada de que la comunidad científica internacional está abocada colaborativamente a encontrar las respuestas y que una vez logradas las soluciones, serán de acceso para todos los seres humanos. Sin embargo, lamentablemente, sabemos que no es así como funciona la ciencia actual. Más allá de los avances científicos vertiginosos a los que estamos asistiendo, sigue primando más la competencia que la cooperación. Las agencias de los países centrales, las transnacionales de biotecnología y los oligopolios farmacéuticos, se encuentran compitiendo por lograr medicamentos paliativos y una vacuna, en un proceso acelerado que en una situación normal demandaría años. Cuando lo logren, ¿compartirán libremente con el resto del mundo esos productos, como lo vienen exigiendo diversas organizaciones y países a nivel mundial? Lo más probable es que no. La lógica en la que están inmersos, hace que las posibles soluciones sean para estos sectores un negocio y un factor de poder estratégico en materia económica y simbólica. Una vez más, esos posibles medicamentos, tests o vacunas darán seguramente lugar a patentes y ganancias para las farmacéuticas y no estarán libremente disponibles para todos los habitantes del planeta.

Pero esto no es inevitable. Como lo señalan diversos analistas, líderes y movimientos sociales, el nivel de descontento y alienación con el neoliberalismo es hoy muy grande y una nueva subjetividad parece recorrer el mundo: la sensación de que las élites y los poderes gobernantes perdieron el control y que el sistema colapsó. En este contexto, nuestro país está recorriendo el camino correcto para enfrentar la pandemia. Ha priorizado la vida y la situación creada nos abre una magnífica oportunidad para afirmar fuertemente la soberanía y autonomía nacional, desconectarnos de las tendencias globales: financieras, económicas, tecnológicas y académicas. Podemos ser un laboratorio de experimentación para desarrollar un proyecto nacional que, más tarde o más temprano, articule en Nuestra América una alternativa de futuro basada en la preservación de la vida y un equilibrio sustentable con el planeta, como salida posible a la crisis civilizatoria en que nos encontramos.

Por otro lado, la crisis ha puesto de manifiesto y revalorizado el lugar del Estado a nivel global, no sólo por su rol en la salud pública sino como generador y articulador de políticas para el desarrollo y la inclusión. No se trata ahora de preservar un Estado con el poder económico y financiero comandándolo, sino de pensar en un nuevo tipo de Estado que distribuya riqueza, que amplíe derechos, que sea democrático y participativo, y que desarrolle una política de ciencia, tecnología, innovación e inclusión, basada en las necesidades y demandas de nuestra sociedad. En este sentido, desde CTyP pensamos que es una buena oportunidad para retomar lo mejor del pensamiento latinoamericano en Ciencia, Tecnología y Sociedad. Por ejemplo, el coronavirus ha mostrado la validez de utilizar el criterio de importancia que señalara Oscar Varsavsky. La reciente convocatoria del MINCyT y la Agencia para brindar soluciones científico- tecnológicas a la pandemia y el apoyo económico a proyectos que estaban en curso y fueron reconvertidos rápidamente por sus responsables para adaptarlos a la lucha contra el COVID-19, son ejemplos, que reflejan una política de Estado que vincula las demandas de la sociedad con las capacidades científico-tecnológicas del país en forma virtuosa. Por otro lado, la asombrosa respuesta del sector de CyT, con poco más de 1400 presentaciones a las convocatorias, es una muestra de las capacidades con que cuenta nuestro país y del compromiso de una buena parte de la comunidad.

Así es que, si bien el presente es incierto y el futuro se nos presenta cargado de desafíos, quienes hacemos CTyP reivindicamos la esperanza de que un mundo mejor es posible. Por eso seguimos construyendo y queremos compartir con nuestros lectores algunas alegrías. Por un lado, a instancias del Diputado y actual Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Dr. Roberto Salvarezza, CTyP fue declarada, a fines de 2019, de Interés Legislativo por la Honorable Cámara de Diputados de la Nación. Al beneplácito de dicha Cámara se suma la anterior declaración de interés provincial a instancias de la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, obtenida en noviembre de 2018. Por otro lado, a mediados de abril, en medio de la cuarentena, logramos superar la cifra de 10.000 lectoras y lectores, lo cual nos llena de orgullo. A partir de este número, sumamos nuevos formatos para facilitar la lectura de los artículos de la revista en distintos dispositivos. Además del tradicional pdf agregamos el formato ePub para tabletas y lectores de libros electrónicos, y html para una mejor visualización en las pantallas de celulares. Esto fue posible gracias a la incorporación de CTyP al sistema AmeliCA (http://amelica.org). Se trata de una infraestructura de comunicación para la publicación académica y la ciencia abierta sin fines de lucro, de la cual nuestra Universidad forma parte y contribuye a sostener de forma cooperativa, junto a otras importantes instituciones de la región, como CLACSO, UNESCO y Redalyc.

En este nuevo número de CTyP presentamos una entrevista múltiple realizada a Ana Esther Ceceña, Investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México; a Jin Xiaowen, investigador de la Universidad Renmin de la República Popular China y a Mario Róvere, Director Provincial de Gestión del Conocimiento del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, quienes nos brindan una mirada sobre la pandemia desde una perspectiva geopolítica, científico-tecnológica y de la salud pública, tanto a nivel global como desde sus contextos regionales y nacionales.

Continuando con la producción colectiva de nuestra Cátedra Libre, presentamos un análisis del estado de la ciencia y la tecnología en la provincia de Buenos Aires y un conjunto de propuestas para que el complejo de instituciones CyT que trabajan en el territorio de la PBA pueda colaborar en la resolución de los graves problemas que afectan a la región.

Adriana Feld y Pablo Kreimer dan cuenta de las asimetrías en la cooperación científica internacional entre contextos de mayor desarrollo y espacios semi-periféricos, analizando la participación de grupos de investigación latinoamericanos en consorcios financiados por la Unión Europea. Constatan que si bien esta participación es cada vez mayor, la estructura básica de esas relaciones sigue siendo de integración subordinada y las actividades que más emprenden los investigadores de América Latina son producción, organización y sistematización de datos.

Andrés Niembro se pregunta qué significa la federalización de la ciencia y la tecnología en Argentina, y diferencia dos concepciones diferentes: desconcentración y descentralización. En su trabajo discute cómo esta distinción puede resultar de utilidad a la hora de definir y clarificar líneas de acción para establecer políticas CyT.

En una América Latina caracterizada por ser una de las regiones del mundo más privatizadas en materia universitaria, los procesos de mercantilización y privatización de las instituciones de educación superior en el continente y en Argentina, han adquirido enorme expansión en las últimas décadas. Fernanda Saforcada y Lucía Trotta dan cuenta de esta situación, destacando que la universidad pública adquiere una dimensión estratégica en este contexto, brindando la posibilidad de impulsar procesos para la construcción de sociedades más igualitarias.

María Paz López analiza la cooperación argentino–cubana en biotecnología, en el marco de la creación del Centro Argentino-Cubano en Biotecnología Aplicada al Desarrollo de Vacunas y Fármacos, y la actividad que se realizó entre 2009 y 2015. Su trabajo resalta la relevancia de promover la cooperación con los países de América Latina, que, a diferencia de lo que suele ocurrir con los países centrales, permite potenciar relaciones más horizontales y complementarias.

Celeste Viedma realiza un rescate histórico de un tema al que Oscar Varsavsky le dedicara la última etapa de su vida: el desarrollo de modelos numéricos para su aplicación al cálculo político y la planificación, que él y sus colaboradores desarrollaron en los años ‘70 del siglo pasado.

En la sección dedicada a la producción de participantes de cursos que dicta nuestra Cátedra Libre, y otras contribuciones similares, presentamos un artículo escrito por Federico Piñeiro, Nicolás Chiarante y Matías Zelaya que describe cómo, actualmente, son los Estados quienes financian mayoritariamente las investigaciones que dan lugar a las pocas innovaciones radicales en materia de medicamentos, y cómo en nuestro país la producción pública de medicamentos podría contribuir al acceso universal y al beneficio de los/as usuarios/as.

En la sección Fragmentos, seleccionamos partes de dos textos escritos por nuestra entrañable Sarita Rietti, publicados en 2008 y 2011, los que rescatamos por su indiscutible actualidad. Cerramos este número con recomendaciones de varios libros nuevos y de tres textos clásicos de Jorge Sabato.

Agradecemos a todas y todos las/los que colaboraron en este cuarto número de la revista, y, muy especialmente, a la Universidad Nacional de La Plata y al Instituto de Estudios y Capacitación de la Confederación Nacional de Docentes Universitarios –CONADU–, que nos brindaron los fondos y el apoyo para hacer posible su edición. También va nuestro agradecimiento a la Coordinación general de revistas y al Portal de revistas de la UNLP, que hicieron posible el marcado XML de los artículos y su incorporación al Portal de AmeliCA.

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