Artículo original

Sobre ruedas, rondas y círculos: el acceso a la universidad como garantía del Buen Vivir.

Víctor Daniel Zas
Cátedra de Derechos Humanos I y II de la Tecnicatura de Música Popular. Escuela Popular de Música, Argentina
Cátedra de Práctica Territorial de Diseño y Gestión de la Tecnicatura de Música Popular. Escuela Popular de Música, Argentina
Asociación de Mujeres “La Colmena”. Radio Comunitaria FM Reconquista, Argentina
Red de organizaciones Escuela Popular de Música (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Argentina
Fundación Música Esperanza. Espacio Memoria y DDHH, Argentina
Daniela Saez Feliú
Cátedra de Derechos Humanos I y II de la Tecnicatura de Música Popular. Escuela Popular de Música, Argentina
Cátedra de Práctica Territorial de Diseño y Gestión de la Tecnicatura de Música Popular. Escuela Popular de Música, Argentina
Asociación de Mujeres “La Colmena”. Radio Comunitaria FM Reconquista, Argentina
Red de organizaciones Escuela Popular de Música (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Argentina
Fundación Música Esperanza. Espacio Memoria y DDHH, Argentina

ECOS - Revista Científica de Musicoterapia y Disciplinas Afines

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

ISSN-e: 2718-6199

Periodicidad: Semestral

vol. 6, núm. Esp.3, e013, 2021

revista.ecos@presi.unlp.edu.ar

Recepción: 07 Junio 2021

Aprobación: 06 Octubre 2021



DOI: https://doi.org/10.24215/27186199e013

Resumen: En el presente trabajo nos proponemos sistematizar las problemáticas y potencialidades surgidas de la articulación entre la Tecnicatura de Música Popular (Universidad Nacional de La Plata), que se dicta en el Espacio Memoria ex ESMA, y distintas organizaciones comunitarias emplazadas en barrios populares del Área Metropolitana de Buenos Aires, que funcionan como espacios de práctica territorial de dicha carrera. Evidenciamos principalmente la dificultad en el acceso a la educación superior de lxs jóvenes provenientes de estos territorios que, pese a su amplia experiencia en el trabajo socio-musical, no logran profesionalizar esos saberes. Destacamos la necesidad de reactivar ese círculo mediante el cual, a través de la actualización y capacitación, las comunidades se apropian de las herramientas que dispone el Estado para ponerlas al servicio de las prácticas que hacen a su Buen Vivir. En este sentido, proponemos líneas de acción que permitan retener estas trayectorias educativas y pensar a la universidad como un actor político poseedor de una gran responsabilidad en la conformación de nuevos protagonismos. Basamos esta investigación en la recolección de datos obtenidos durante el año 2019, previa interrupción de la presencialidad por la pandemia de COVID-19, y en el análisis de testimonios de integrantes del grupo de jóvenes de FM Reconquista - Asociación de Mujeres La Colmena que iniciaron y abandonaron sus estudios en la Tecnicatura.

Palabras clave: educación superior, organizaciones, música, cultura.

Abstract: In the present work we aim to systematize the problems and potentialities that emerge from the articulation between the Tecnicatura de Música Popular (Universidad Nacional de La Plata) imparted in the Espacio Memoria ex ESMA, and different community organizations located in working-class neighborhoods of the metropolitan area, which operate as territorial centers of this career. We mainly show the difficulty in accessing higher education for young people from these territories, who despite their extensive experience in socio-musical work do not manage to professionalize this knowledge. We highlight the need to reactivate that circle through which, through updating and training, communities appropriate the tools provided by the State to put them at the service of practices that build their Buen Vivir (Good Living). Therefore, we propose lines of action that allow us to retain these educational trajectories and think of university as a political actor with a great responsibility in defining new roles. We base this research on the collection of data obtained during the year 2019, before the interruption of presenciality due to the COVID-19 pandemic, and in the analysis of testimonies from members of the FM Reconquista youth group – Asociación de Mujeres La Colmena who started and abandoned their studies at the Tecnicatura.

Keywords: higher education, organizations, music, culture.

10 años de la Tecnicatura de Música Popular: transformar la universidad para transformar la realidad

El sueño ha desencadenado la canción,

y la canción de hoy me sabe a juramento.

La prisa lleva maravilla y lleva error

pero viajamos sobre rueda encabritada,

he despertado en el ojo del ciclón

cuento millones de agujeros en el alma.

Silvio Rodríguez

La Tecnicatura de Música Popular, carrera universitaria pública y gratuita con formación en música, derechos humanos y práctica comunitaria que se dicta desde hace una década en el Espacio Memoria y Derechos Humanos ex ESMA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), surge con el objetivo de “brindar un ámbito de formación diferente, que permita enfatizar en nuevas modalidades de acceso a la formación musical profesional con un perfil orientado al trabajo comunitario y social” (Tecnicatura de Música Popular, 2011). La carrera alterna la formación estrictamente musical (Producción y Lenguaje Musical, Ejecución Grupal, Instrumento, entre otras) con materias como Derechos Humanos, Gestión Cultural, Proyectos y Dispositivos de Abordaje Socio musicales.

La Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) funcionó como uno de los Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio más importantes de la Argentina durante la última dictadura cívico militar. Se estima que alrededor de 5000 personas permanecieron detenidas en este predio entre 1976 y 1983. Actualmente conviven allí diversos espacios dedicados a preservar la memoria y promover los derechos humanos, además de instituciones de formación superior, centros culturales y propuestas educativas y recreativas de todo tipo.

La singularidad de la propuesta educativa de la Tecnicatura radica en la confluencia de muchos factores, como la presencia de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora (ideólogas y creadoras de la carrera), el marco académico que provee la Universidad Nacional de La Plata, la fuerte impronta territorial vinculada a la Fundación Música Esperanza, y la presencia de las organizaciones de base, además de las particularidades del espacio de cursada.

Nos remitimos a la convocatoria inicial, a partir de la cual se conformaría la cohorte fundadora de estudiantes:

“Se convoca a aquellos jóvenes músicos que trabajen dentro de su comunidad deseosos de capacitarse para contar con mayor cantidad de herramientas para desarrollar su propia actividad artística, la docencia dentro de las organizaciones de su medio y la gestión de proyectos culturales-musicales” (Tecnicatura de Música Popular, 2011).

Este breve párrafo expresa la esencia de la Tecnicatura y su abordaje de la enseñanza musical, poniendo la mirada en aquellos proyectos insertos en territorio que desarrollan modalidades no hegemónicas de acceso a la formación musical, e impulsando a su vez una instancia de profesionalización y sistematización de esas mismas experiencias. En esta semilla encontramos condensados los principios de la educación popular, y la propuesta de deconstrucción de un paradigma colonial de la epistemología musical basado en el "modelo conservatorio" europeo, centrado íntegramente en la obra como objeto de contemplación. Este modelo pedagógico, que prioriza la destreza individual y la lectoescritura por sobre otros conocimientos, es el que predomina en las instituciones de formación musical académica de nuestro país (Holguín Tovar y Shifres, 2015).

A este paradigma contraponemos otros formatos de transmisión del saber musical, más vinculados a las estéticas de la música popular latinoamericana y a sus formas particulares de circulación. Se trata de visibilizar aquellas formas de enseñanza-aprendizaje que transcurren al (infinito) margen de la partitura, integradas a un contexto, vinculadas a una experiencia colectiva, participativa, en las que la ejecución grupal, la imitación, la transmisión oral y la incorporación del cuerpo y la voz conforman técnicas y escuelas. Son formas de enseñanza-aprendizaje que en los espacios comunitarios gozan de años de solidificación y labranza, experiencias de musicalización de la construcción colectiva a las que la universidad debe prestar oído por su gran valor epistemológico.

La articulación de la Tecnicatura, desde sus más tempranos inicios, con organizaciones de base emplazadas en el conurbano bonaerense y en la ciudad de Buenos Aires, no se reduce a proyectos de extensión o extracurriculares sino que tiene su correlato en el armado de la carrera y su propuesta académica. De hecho, una de las materias troncales de la carrera es "Práctica Territorial de Diseño y Gestión", mediante la cual estudiantes que se hallan cursando su último año aplican lo aprendido desenvolviéndose en distintas organizaciones como educadorxs, gestorxs y promotorxs culturales.

Consideramos que estos vínculos impulsan una construcción conjunta de una educación emancipadora y decolonial en contextos académicos. Así lo expresan Cabrera et al. (2018), integrantes del equipo docente:

“Desde la más profunda sensibilidad y desde el pensamiento de las Madres que plantearon la vitalidad del elemento música en el recuerdo, en la memoria de los hijos, tanto en su mirada transformadora desde lo social desde la Fundación, la Tecnicatura se presenta como espacio donde recibir a aquellos jóvenes que han transitado por experiencias musicales diversas así como ofrecer un ámbito de formación para educadores que quieran sistematizar sus experiencias validando sus quehaceres y poseyendo un título que les otorgue una calificación” (Cabrera et al., 2018, p. 4).

Entendemos que, en la complejidad de las tramas de poder que atraviesan al Estado y su relación con las organizaciones, la posibilidad de obtener un reconocimiento por fuera de los márgenes en los que opera cada organización es una oportunidad para ganar solidez y legitimidad, así como para generar impulsos multiplicadores de experiencias potentes para el empoderamiento ciudadano sin perder la propia identidad (Benhabib y Camacho, 2019). En línea con esto, es pertinente referirnos al caso de la Asociación de Mujeres “La Colmena” y la Radio FM Reconquista. Se trata de una experiencia sociocultural comunitaria que forma parte de los centros de prácticas de la Tecnicatura y que desarrolla actividades en Villa Hidalgo, barrio popular de José León Suárez atravesado por todo tipo de problemáticas socioeconómicas, ambientales y edilicias.

Nos detendremos en dos hitos: el reconocimiento que obtuvo en el año 2019 “La Colmenita” (creado íntegramente por las mujeres del barrio organizadas) como el primer jardín de infantes comunitario del Partido de General San Martín, y la obtención de la licencia para la Radio Comunitaria FM Reconquista luego de 33 años de transmisión ininterrumpida. Estos hitos nos invitan a pensar cómo en estos territorios tan desangelados (al decir de Margarita Palacio, dirigente de La Colmena), el fortalecimiento de las iniciativas comunitarias invisibilizadas se vuelve una condición para su supervivencia.

Apostamos a una nueva forma de construir políticas públicas que configure un “círculo virtuoso”, en el cual la comunidad organizada pueda gestionar las pautas, criterios y líneas de acción que requiere para su Buen Vivir, de la mano de un Estado que legitime los saberes y prácticas que emergen de años de trayectoria en la construcción de herramientas comunes para restituir derechos vulnerados.

Tomamos el término “Buen Vivir”, proveniente de la cosmovisión andina, para referirnos a un estado de satisfacción de las necesidades propias y comunes, la posibilidad de llevar una vida digna, y el desarrollo de las potencialidades humanas en armonía con el entorno.

Adscribimos a la lectura de Rinesi (2019) cuando manifiesta que la universidad debe proveer lxs profesionales que los pueblos (que sostienen el sistema universitario) necesitan para ver garantizado su derecho al desarrollo. El desarrollo, el Buen Vivir y el acceso de los sectores populares a la universidad se entrelazan en este círculo de co-gestión en el que las comunidades puedan empoderarse y apoderarse de aquellas herramientas que se muestran históricamente inaccesibles. En este sentido, un mayor acceso al sistema académico puede ampliar los niveles de profesionalización de las prácticas comunitarias a las que nos referimos, y formar cuadros que se desempeñen en aquellos roles derivados del reconocimiento de este tipo de experiencias por parte del Estado. De otro modo, la falta de certificación, acreditación y sistematización de esos saberes se convierte en un techo de cristal e impide una representación legítima, empapada de las problemáticas que afectan al territorio, en la toma de decisiones significativas.

Abandono e interrupción de trayectorias académicas vinculadas a las organizaciones

Comprendemos que la sola iniciativa de abrir un espacio de formación musical académica con fuerte raigambre territorial no es garantía de que este “círculo virtuoso” funcione. A lo largo de nuestro trayecto como estudiantes y docentes en la Tecnicatura, hemos atestiguado como muchas de las trayectorias vinculadas al perfil de estudiante convocadx en los inicios de la carrera se han visto interrumpidas o han presentado crecientes dificultades para sostenerse. En contexto de pandemia, además, la problemática de la falta de acceso a las telecomunicaciones, servicios de internet y dispositivos móviles profundizó esta dificultad.

Nos hemos centrado crecientemente en detectar y caracterizar distintas problemáticas, como la escasa convocatoria y matriculación de esta población estudiantil, la interrupción de estudios, las dificultades vinculadas a la coyuntura, y una creciente discordancia entre las expectativas de lxs ingresantes y la propuesta académica de la carrera. Otro dato que no podemos desestimar es que, durante el quinquenio 2015-2019, hubo una merma significativa y generalizada en la matriculación de estudiantes, por lo que entendemos que estas problemáticas se recrudecieron en línea con un creciente desfinanciamiento del sector educativo durante ese período. Se estima que en esos años el presupuesto educativo sufrió un recorte del 35%, y se observa un descenso del presupuesto universitario de un 10%, además de la reducción de becas estudiantiles destinadas a poblaciones vulnerables (UNTREF, 2019). Los polémicos dichos de funcionarixs de la anterior gestión sobre la proliferación de universidades públicas en zonas populares son coherentes con sus políticas educativas y con la escasa (o nula) creación de universidades durante dicho período.

Dicho esto, nos remitimos a algunos registros realizados a lo largo de estos últimos años. Una encuesta realizada en el 2019 a estudiantes de primer y segundo año reveló que, de 30 estudiantes, 22 manifestaron no formar parte de ninguna organización de base comunitaria. Sólo dos estudiantes declararon formar parte de algún centro de prácticas de la Tecnicatura de Música Popular, mientras que 11 afirmaron conocer alguno de los centros, y 19 respondieron que desconocían por completo estos proyectos. Sobre una base de 95 ingresantes en el año 2019, estos datos pueden arrojar luz sobre tendencias en la conformación de la comunidad estudiantil.

También se reunieron testimonios de integrantes del grupo de jóvenes de FM Reconquista - Asociación de Mujeres La Colmena que iniciaron y abandonaron sus estudios en la Tecnicatura. Transcribimos algunos fragmentos a continuación:

“Había gente que ya había estudiado música, sabía leer partituras, que no sé, hicieron conservatorio. Y otra gente que no sabía nada de música... y ahí entrabas también un poco en conflicto con vos mismo (...) Y ahí te encontrás con un mundo amplio que involucra, por ejemplo, lo que es los derechos humanos, o sea, la Tecnicatura es más que solamente ir a estudiar música, y es por eso que seguí intentando ir otra vez a anotarme y otra vez tratar de cursar, pero bueno, obviamente no estoy pudiendo.” (Participante 1, comunicación personal, 16 de noviembre del 2019).

“Hoy tomamos un micro, el bondi, el tren y llegamos allá, y es nuestra casa, definitivamente es nuestra casa, siempre que viene alguna de las Madres o cualquiera de los representantes (…) saben, somos de la Orquesta y ahí nos sentimos plenamente a gusto.” (Participante 1, comunicación personal, 16 de noviembre del 2019).

“A mí me encanta, me gusta mucho la Tecnicatura de Música ya que nosotros habíamos ido muchos años, bah, todos los años vamos… y hablamos con la gente de ahí y todo lo que eso implica. Me gusta la carrera, me encantaría poder estudiarla, me encantaría poder hacer los cuatro años.” (Participante 2, comunicación personal, 16 de noviembre del 2019).

Observamos que en varios casos se manifiesta una fuerte identificación con la Tecnicatura, no siempre mediada por lo académico, que aparece más vinculado a la frustración o la falta de aptitudes y de recursos.

“Necesitaba saber más de lo que ya me habían enseñado acá. Porque a mí me gusta la música y también me gusta enseñar. Enseño en Casa del Niño, a chicos de 7 años hasta los 13, que van en contra turno a la escuela, y también doy el taller de percusión. Y es como que yo tenía mucho conocimiento pero necesitaba como un poco más de lo teórico, y también aprender música, aprender todo lo que necesite, porque lo que sabía era un poco básico.” (Participante 3, comunicación personal, 20 de septiembre del 2019).

Este último testimonio resume, desde un discurso claro y coloquial, la propuesta de la Tecnicatura en cuanto a enriquecer y sistematizar un saber experiencial previo, enmarcado en la práctica comunitaria. Continuamos:

“Muchas fotocopias, muchas hojas, te mandaban un libro entero para que lo imprimas y la mayoría lo tenían, y yo no lo tenía, y lo tenía que leer del celular, y a veces era muy complicado.”

“(...) Como yo vivo sola con mi hijo, y tengo los abuelos que la mayoría del tiempo están, pero también tienen sus cosas, tienen actividades ellos también en esos horarios. Y a veces se me complicaba también venir o llevarlo hasta allá, y que se quede las horas conmigo, que se quede ahí sin hacer nada, era como que… no quería exponerlo a eso tampoco.” (Participante 3, comunicación personal, 20 de septiembre del 2019).

Así como existe una plena conciencia de la potencia y el sentido de la propuesta de la Tecnicatura, también aparece una frustración que se tiende a ligar a circunstancias familiares, personales y económicas, e inclusive a las propias capacidades. Sostenemos que esta frustración debe asociarse a todas aquellas lógicas que siguen presentándose como obstáculos para las poblaciones que se ven acuciadas por muchos otros emergentes y problemáticas. Entendemos que, inclusive en aquellos proyectos que se proponen enfáticamente correrse de un paradigma educativo elitista, muchas veces desde la inercia se siguen reproduciendo prácticas excluyentes, que no contemplan estas cuestiones estructurales, haciendo la vista gorda ante la desigualdad en nombre de un supuesto punto de partida equitativo.

Es tarea de la universidad de este siglo el configurar otro formato de educación superior que no sea expulsivo para los sectores populares, y que no los induzca a auto inculparse por los fracasos del propio sistema educativo.

Viajamos sobre rueda encabritada

Boaventura de Sousa Santos (2007) ha dedicado un extenso estudio a enumerar los desafíos de esta universidad del siglo XXI e identifica tres protagonistas de una posible reforma creativa, democrática y emancipadora del sistema universitario: la propia universidad, el Estado y la ciudadanía organizada.

“(…) Este tercer protagonista tiene históricamente una relación distante y a veces hostil con la universidad, precisamente, como consecuencia del elitismo de la universidad y de la distancia que esta cultivó durante mucho tiempo en relación con los sectores concebidos como no-cultos de la sociedad. Es un protagonista que tiene que ser conquistado por la vía de la respuesta al asunto de la legitimidad, o sea, a través del acceso no clasista, no racista, no sexista y no etnocéntrico a la universidad, y por todo un conjunto de iniciativas que consoliden la responsabilidad social de la universidad en la línea del conocimiento pluriuniversitario solidario.” (de Sousa Santos, 2007, p. 35).

Reivindicamos este protagonismo de las organizaciones y redoblamos la apuesta: creemos que las prácticas artísticas que transcurren en el marco del quehacer comunitario pueden marcar un rumbo en la arena de las pedagogías musicales si hay una disponibilidad hacia la escucha por parte de la universidad. Estas experiencias tienen algo importante que decir en la construcción de un modelo alternativo al europeo-hegemónico para la enseñanza de las músicas populares latinoamericanas.

La intersección entre la academia y el quehacer comunitario es un pequeño dínamo con la potencia de generar sustentabilidad a largo plazo en contextos adversos y favorables. En este ocaso del neoliberalismo como promesa irradiadora de bienestar, en el que una crisis sanitaria, económica y ambiental ha dinamitado los viejos mitos del mercado como regulador social (García Linera, 2020) encontramos tierra fértil para nuevas prácticas que apunten al Buen Vivir como horizonte hacia el cual encaminarnos. Esto implica repensar la relación entre Estado, políticas públicas y organizaciones, apuntando a una profesionalización de lxs referentes de las comunidades que les permita desempeñarse en roles decisivos, con un impacto potente y fructuoso en los territorios que representan y conocen en profundidad, rompiendo el techo de cristal de la falta de titulación.

Garantizar la continuidad de lxs jóvenes que se proponen año a año estudiar en la Tecnicatura luego de años de trayectoria en espacios culturales comunitarios, es un desafío que nos incita a pensar nuevas estrategias de anclaje y acompañamiento, y a aceitar las ya existentes. El rol de educadorxs en un contexto como el de la Tecnicatura exige una permanente vigilancia epistemológica sobre el mecanismo por el cual el habitus previo y el capital cultural de lxs estudiantes provenientes de sectores populares son excluidos por un habitus académico: urge no perder de vista este mecanismo, para intervenirlo (Bourdieu, 1990 en Freyre Roach, 2012). De otro modo, nos entregamos a esa inercia aletargada que avanza dejando gente atrás en un “apruébese quien pueda” meritocrático y darwinista.

La validación académica de los saberes musicales no hegemónicos que circulan en los espacios de práctica territorial también puede funcionar como anclaje para aquellxs estudiantes provenientes de dichos espacios, al estar íntimamente vinculadxs con esas formas de producir conocimiento. Al convertir ese saber experiencial en objeto de estudio tendemos puentes que suavizan esa hostilidad a la que refiere Boaventura, a la vez que avanzamos (con pequeños pasos pero contundentes) hacia una reforma democrática y emancipadora de la universidad.

Asumir estas responsabilidades como tarea colectiva nos permite imaginar, soñar, crear, errar y acertar en manada, desafiando ese tiempo vertiginoso y escurridizo en el que transcurren este tipo de proyectos, que abarcan desde el joven proyecto de la Tecnicatura, al proyecto histórico de democratizar el acceso a la formación universitaria, el cual sabemos compartido y propulsado por muchas voluntades individuales, colectivas, institucionales, y políticas (y resistido por otras).

En esta rueda encabritada que siempre nos encuentra un paso atrás, que nos impulsa y nos desafía, en este círculo virtuoso que imaginamos de la academia hacia las comunidades y viceversa, también gira eterna la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, mentoras del proyecto. Si podemos festejar la primera década de la Tecnicatura es porque "la han pensado viva frente a tanta muerte, porque la han pensado en los jóvenes que es lo que hace a la trascendencia y porque la han pensado problematizadora de lo instituido" (Cabrera et al., 2018, p. 7).

Pensar la Tecnicatura como legado de las Madres es un desafío que nos invita a considerar la sostenibilidad mirando más allá del proyecto que nos convoca, y nos recuerda algo que nos trasciende: la lucha por los derechos humanos y la construcción de la Patria Grande justa, libre y soberana que soñó esa generación diezmada por la dictadura cívico-militar.

Referencias

Benhabib, D. y Camacho, F. (2019) Estado y Organizaciones Sociales. Posgrado Internacional en Políticas Culturales de Base Comunitaria, FLACSO Argentina.

Cabrera, F., Godoy, M., Gonnet, D., y Sarralde, F. (2018) Prácticas territoriales en la formación del músico social. Marcos de referencia, implicaciones y posicionamientos. 3ras Jornadas de Investigación: Cuerpo, Arte y Comunicación. Recuperación de Prácticas y Producción de Conocimientos. Ensenada, Universidad Nacional de La Plata.

de Sousa Santos, B. (2007). La Universidad en el siglo XXI. Plural editores.

Freyre Roach, E. F., y Ramos Lamar, A. (2012) El giro hacia los saberes excluidos. Revista entreideas, 1, 27-42. https://doi.org/0.9771/2317-1219rf.v1i1.5911

García Linera, A. (2020). Tiempos de Crisis. Tiempos de Rupturas [Sesión de Conferencia]. Escuela de Estudios Latinoamericanos y Globales

Holguín Tovar, P. J., y Shifres, F. (2015). Escuchar música al sur del Río Bravo: Desarrollo y formación del oído musical desde una perspectiva latinoamericana. Revista Calle 14, 10(15), 40-53. https://doi.org/10.14483/udistrital.jour.c14.2015.1.a04

Rinesi, E. (2019). Universidad y desarrollo. Notas sobre la cuestión del “derecho a la Universidad”, CLACSO

Rodríguez, S. (1986). Canto arena [Canción]. En Causas y Azares, Sonoland

Tecnicatura de Música Popular (2011) Una propuesta de inclusión educativa y formación de Recursos Humanos para la transformación social. Tecnicatura de Música Popular. Disponible en http://tecnicaturademusicapopular.blogspot.com/2011/08/mas-informacion-sobre-la-tecnicatura-de.html

Universidad Nacional de Tres de Febrero (2019). El presupuesto a la educación sufrió un recorte del 35% en los últimos cuatro años. Mundo UNTREF. Disponible en https://untref.edu.ar/mundountref/el-presupuesto-a-la-educacion-sufrio-un-recorte-del-35-en-los-ultimos-cuatro-anos

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