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De la cultura de masas al habitar fragmentado. “Casa cajón” y “casa contenedor” en Añelo, Provincia del Neuquén

From mass culture to fragmented habitat. “Drawer house” and “container house” in Añelo, Neuquén Province

Gabriela Mijal Orihuela*
Instituto Patagónico de Estudios en Humanidades y Ciencias Sociales. CONICET, Argentina

De la cultura de masas al habitar fragmentado. “Casa cajón” y “casa contenedor” en Añelo, Provincia del Neuquén

Estudios del Hábitat, vol. 17, núm. 2, 2019

Universidad Nacional de La Plata

Recepción: 27 Febrero 2019

Aprobación: 13 Noviembre 2019

Publicación: 31 Diciembre 2019

Resumen: Las soluciones habitacionales existentes en cada lugar constituyen un testimonio de las transformaciones socio-culturales de la sociedad que las construyó y que las continúa habitando. En este artículo se analizan dos tipologías de vivienda que aparecen en Añelo desde la década de los setenta: la “casa cajón” y la “casa contenedor”. Para ello realizamos una revisión bibliográfica y documental, entrevistas en profundidad y relevamientos en el sitio, a partir de los cuales se desarrollaron análisis gráficos. A partir de dicho estudio, proponemos que ambas tipologías han evolucionado a lo largo de las últimas cuatro décadas, produciendo variantes de las mismas, que se vinculan a modos de habitar diametralmente distintos y que reproducen la fragmentación socioespacial de la ciudad en que se encuentran.

Palabras clave: Vivienda, Tipos arquitectónicos, Paisaje urbano, Ciudades petroleras.

Abstract: Each territory´s existing housing solutions constitute a testimony of the socio-cultural transformations of the society that built them and that continues to inhabit them. This article analyzes two types of housing that appear in Añelo since the 1970s: the "drawer house" and the "container house". For this, we conducted a bibliographic and documentary review, in-depth interviews and surveys on the site, from which graphic analyzes were developed. From this study, we propose that both typologies have evolved over the past four decades, producing variants of them, which are linked to diametrically different ways of living and that reproduce the socio-spatial fragmentation of the city in which they are located.

Keywords: Housing, Architectural typologies, Urban landscape.

Introducción

El paisaje es la expresión del territorio, tal como es percibido por las poblaciones endógenas y exógenas (Orihuela, en prensa). Es, por tanto, una construcción sociohistórica que refleja aspectos del ambiente biofísico, las actividades económicas, técnicas y tecnologías disponibles, relaciones e idiosincracia sociales de una cultura a lo largo del tiempo (Zoido Naranjo, 2004; Pastor, 2014; Folch & Bru, 2017). Y, es determinante sobre la calidad de vida de los habitantes (Zoido Naranjo, 2004; Sabaté Bel, 2013; Manzini, 2015a). Por ello, analizarlo en forma tanto sincrónica como diacrónica es fundamental para comprender las relaciones entre sus componentes (Manzini, 2015b).

De estos nos centraremos en este artículo en la vivienda, uno de los componentes de la escala arquitectónica u objetual del paisaje (Bertuzzi, 2015). De ella, analizaremos dos tipos de soluciones habitacionales “la casa cajón” y la “casa contenedor”, seleccionadas debido a su preminencia en el paisaje añelense a lo largo de las últimas cuatro décadas. Es nuestra hipótesis general que las dos tipologías propuestas han evolucionado, apareciendo variantes de las mismas, las cuales reproducen la fragmentación social, espacial y en los modos de vida de los habitantes de Añelo. A fin de verificar dicha hipótesis, estudiaremos las continuidades y discontinuidades en el diseño de las viviendas sociales de Añelo, en relación a soluciones habitacionales móviles orientadas a la industria hidrocarburífera y complejos de departamentos construidos en dicha localidad a lo largo de la presente década.

Este trabajo constituye un avance de mi tesis doctoral y ha sido financiado con la Beca Doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones en Ciencia y Técnica (CONICET) “Paisajes del petróleo: Efectos de las transformaciones territoriales generadas a partir de explotaciones no convencionales. El caso del entorno de "Vaca Muerta" en la provincia del Neuquén” (marzo 2016 – 2021) y el proyecto de investigación “De la ocupación al territorio: una aproximación a la microrregión de Añelo” (UFLO, noviembre 2017 – octubre 2019).

La metodología aplicada consiste en la revisión bibliográfica y documental, entrevistas a informantes clave, tanto informales como en profundidad, y, observaciones in-situ[1] a partir de los cuales se realizaron análisis gráficos[2]

¿Para qué estudiar cómo va mutando el diseño de las viviendas?

Miradas en conjunto, las viviendas de cada lugar constituyen un testimonio de cómo era la sociedad que las produjo y cómo es la sociedad que la reproduce. La composición de los grupos o familias que las habitan, los recursos con que estos cuentan y sus gustos personales se vinculan con el diseño de aquellas. Las técnicas, tecnologías y materialidades aplicadas en su construcción brindan datos sobre la economía local al momento de su ejecución. El modo en que se relacionan con su entorno y en el que responden al ambiente dan pautas sobre la idiosincracia o cultura local, así como sobre el pensamiento de época.

Asimismo, las viviendas influyen en los hábitos de sus ocupantes, al favorecer o entorpecer ciertas costumbres y actividades; pudiendo, quizás, llegar a impactar sobre los estilos de vida e imaginarios colectivos (Sarquis, 2006).

En otras palabras, la relación entre los modos de vida predominantes en un determinado territorio y las viviendas que en él existen, es de tipo dialéctica. Al agruparse, las casas o edificios conforman calles, manzanas y tejidos con características específicas, que generan un tipo particular de paisaje urbano. Aquellos también impactan sobre los hábitos, costumbres, modos de vida e imaginarios sociales. En ello radica la importancia de su estudio.

Sin embargo, en el territorio coexisten diversos tipos de edificaciones y de soluciones habitacionales. Por eso, es conveniente sistematizar su análisis con base en las tipologías que las engloban.

¿Qué entendemos por tipología arquitectónica?

Siguiendo a Rafael Moneo (1978) y Martí Arís (1993), el tipo constituye un conjunto de obras arquitectónicas que cuentan con una misma estructura formal o profunda, es decir, similitudes que les son inherentes. Existe un escazo número de estructuras formales, por lo cual las obras arquitectónicas se repiten entre sí, en el sentido de que remiten las unas a las otras. A su vez dichas estructuras subyacen a las obras, no pudiendo ser graficadas. Esto posibilita el cambio, transformación y adaptación paulatino del tipo. En consecuencia, el tipo es un fenómeno abrastracto, a diferencia de la tipología, modelo o prototipo[3]. También desde el ámbito internacional, Arnau Amo (2014) señala que el tipo arquitectónico puede variar en lo estructural, adaptándose así a las innovaciones tecnológicas y/o constructivas. Asimismo, destaca que un mismo tipo puede utilizarse para distintos usos o servir a multiplicidad de funciones, al igual que diversos tipos pueden servir a una misma función.

En el ámbito nacional, diversos autores comprenden el tipo como un fenómeno que trasciende los aspectos formales de la obra arquitectónica, incorporando los elementos estilísticos, el reconocimiento de la sociedad, la vinculación entre determinados aspectos espaciales o formales con ciertas funciones o sistemas estructurales, los significados asociados a los mismos, las técnicas constructivas, así como la relación entre los edificios y los predios donde se emplazan. Entre ellos podemos nombrar a Waisman (1985), Conti (1993), Álvarez de Toledo (2011), Manzini Marchesi (2015b). De los cuales Conti (1993) y Manzini Marchesi (2015b) asimilan el tipo arquitectónico con la tipología, que diferencian del prototipo o modelo.

A los fines de este trabajo, utilizaremos los vocablos tipo y tipología como sinónimos, diferenciándolos de modelo o prototipo. Esto se debe a que, en una investigación más abarcativa, los tipos que aquí estudiaremos podrían considerarse sub-tipos de una categoría más amplia. Definimos como tipología aquel conjunto de obras que comparte una serie de lógicas de diseño que les brindan unidad de conjunto. Consideramos que no presentan una forma en particular, sino que pueden transformarse y cuentan con capacidad de autorregulación. Los cambios pueden producirse en los aspectos formales, materiales, estructurales o estilísticos. En consecuencia, una misma tipología puede abarcar edificaciones que ante la mirada desatenta pueden parecer no tener nada en común las unas con las otras.

Añelo: de paraje rural a ciudad petrolera

· la construcción del Complejo Cerros Colorados, llevada a cabo en el periodo 1969 – 1980,

· la sistematización, irrigación y puesta en producción de aproximadamente 8.500 hectáreas de tierra en el límite con la Provincia de Río Negro (actual San Patricio del Chañar), y,

· el descubrimiento de yacimientos gasíferos de gran importancia a nivel nacional: Loma La Lata en 1977, Aguada Pichana en 1980, Aguada San Roque en 1986, Loma de las Yeguas en 1986 y Sierra Chata en 1993.

El incremento poblacional más significativo se produce en la década de los setenta, cuando la población aumenta de 75 a 412 personas. Sin embargo, recién en los ochenta empiezan a asentarse familias y tiende a equilibrarse la relación entre sexos. En 1991 el número de vecinos asciende a 1.032, diez años más tarde es de 1.742 y en el 2010 alcanza los 2.689, que se distribuyen en 469 viviendas (INDEC, varios años).

Ante la intensidad de la caída en la producción de hidrocarburos neuquinos a partir del 2008, Repsol-YPF realiza las primeras exploraciones para evaluar la factibilidad de extraer shale en el entorno de la localidad de Añelo. En noviembre del 2011, la empresa anuncia públicamente la existencia de una enorme reserva de hidrocarburos no convencionales en el Yacimiento Loma La Lata Norte[4]. Lo cual da inicio a una serie de dinámicas que incluyen un vertiginoso incremento poblacional y de los trabajadores flotantes, así como procesos especualitvos que repercuten en los precios del suelo y de los alquileres. Esto impacta, a su vez, en el perfil sociodemográfico de los habitantes, que ahora incluye unos 8.500 trabajadores flotantes vinculados a dicha actividad extractiva (Schroeder & Noya, 2017).

El resultado es que, si bien las actividades económicas predominantes en la localidad son las mismas que en las décadas anteriores (ganadería, agricultura y explotación de hidrocarburos), la extractiva ha ganado importancia en relación a las agrícolas. Lo que ha modificado tanto las lógicas que rigen el crecimiento urbano como el ritmo de vida de los habitantes del lugar.

Por un lado el ejido urbano, antes continuo, se ha fragmentado en diversas zonas pobremente comunicadas entre sí y, en muchos casos, sin consolidar. Por otra parte, se producen horarios pico hacia las 6 am y las 9 pm, resultantes del movimiento generado por los petroleros al ir o llegar de sus respectivos trabajos. Muchos de ellos pernoctan en la localidad durante periodos de 7 o 15 noches. Sin embargo, los extensos horarios laborales les dejan escasas oportunidades para interactuar con las personas locales o conocer el lugar, como bien ilustran los siguientes respuestas a la pregunta de cómo son los añelenses:

“No interactuás con la gente del lugar.” [sic]

“No ves a nadie, no tenés contacto con nadie (…), íbamos a dormir nada más…” [sic]

Durante sus francos, estos trabajadores se retiran a sus residencias permanentes, localizadas en otras ciudades ya que, según nos explicaran en diversas entrevistas, Añelo es percibido por ellos como un lugar feo, donde no hay nada para hacer, cuya población no es pujante y/o es dominada por las drogas, violencia y prostitución que suelen acompañar a la actividad hidrocarburífera. Las opiniones que se transcriben a continuación son elocuentes al respecto:

“Para ser “vivible” [Añelo] no tendría que tener petróleo. Porque es un ambiente de mierda. La gente no tiene cultura y hay guita, entonces se generan cosas que... no, no llevaría a mi familia ni a palos.” [sic]

“[Los añelenses] Hay que entender que tienen la misma cultura de antes, ellos con su chivo están contentos. Tienen otra forma de vida. No tienen ambición como uno. Menos el que entró al petróleo, todos son iguales.” [sic]

“[Si tuviese que describir Añelo con una sola palabra diría que es un] caos, o sea, un despelote total” [sic]

“[Añelo] parece que fuera sólo una estación de servicio con un montón de casitas al lado. No hay ninguna… planificación urbanística, ni … bueno, ni social, ni arquitectónica, donde ayude a desarrollar el sitio, el lugar, es lo que yo veo … Y es visualmente muy pesado. Es muy pesado porque … vas entrando, es una casita aquí tirada, otra .., y parece que hubiera un afán por como diera lugar construir algo y asentarse ahí, parece una toma” [sic]

Los habitantes permanentes, por su parte, señalan que se sienten avasallados por las dinámicas en curso y muestran cierta reticencia hacia la nueva población, lo que se ha traducido en la instalación de sistemas de seguridad, como rejas y alarmas, tanto en viviendas como en locales comerciales (Noya, Díaz & Schroeder, 2017).

Esta fragmentación social, espacial y en los modos de vida, se refleja en la forma de la ciudad, en las fachadas o espacios intermedios de las viviendas y comercios, donde se materializa la relación público-privado, así como en las tipologías de vivienda que se producen y reproducen en el territorio. Mientras ha aumentado la cantidad de viviendas precarias, también se han diversificado las tipologías residenciales y de otros usos. Han comenzado a construirse casas con estilo racionalista, complejos de departamentos de cuatro niveles, hoteles, grandes comercios y edificios industriales.

A continuación, focalizaremos en las viviendas formales predominantes: la casa cajón y la casa contenedor. En la Figura 1 se indican en amarillo las “casas cajón” visualmente identificadas en el entorno de la plaza central (figura 1A) y las “casas contenedor” de una manzana del Barrio el Mirador Barda (figura 1B):

Agrupamientos de vivienda en
planta según tipología
Figura 1
Agrupamientos de vivienda en planta según tipología
Fuente: Elaboración en base a plano relevamiento catastral del año 2017

La “casa cajón”: una tipología reconocida a nivel nacional

Al retornar el peronismo al gobierno nacional, crea el Plan Quinquenal 1974 – 1977, en el cual se propone la ejecución de 510.000 viviendas (Liernur & Aliata, 2004). En este contexto, en la Provincia del Neuquén la construcción de viviendas se convierte en una de las principales políticas gubernamentales, tendencia que continúa hasta inicios de los noventa (Pérez, 2005).

Debido a que Añelo constituía un pequeño pueblo rural, si bien el déficil cualitativo de viviendas era elevado[5], el cuantitativo era muy reducido respecto de otras localidades de la provincia, siendo en el periodo 1971 – 1975 de tan sólo ocho unidades habitacionales (COPADE, 1972). Aún así, en las observaciones in-situ notamos que en el entorno de la plaza central existe un significativo número de “casas de plan” ejecutadas a partir de dicha década. Al respecto, nos cuentan algunos vecinos:

“… las primeras viviendas que se inauguraron son ahí al lado de la plaza, que no llegan a diez viviendas…, más o menos en el ´77, ´78. Cuando se terminaron esas, se comenzaron las otras viviendas, que están frente al salón comunitario, son diecinueve viviendas. Esas fue más o menos en el ´79, ´80 que se comenzaron las diecinueve viviendas esas, los dos planes habitacionales.” [sic]

“Los Tanuz llegaron en el ´72. Les inundaron la estancia que tenían porque hicieron la represa, entonces el Gobernador [Felipe] Sapag les consiguió alrededor de 10.000 hectáreas acá.

“Yo vivo ahí enfrente, ¿viste? [señala a la calle 4, entre 14 y 15]. Esos lotes los donaron ellos para que hicieran las casas, el primer plan de viviendas es ese. En el ´77 me lo entregó, el que estaba de gobernador que era del ejército, Warner, Waldner[6] creo que se llamaba, ese es el que nos entregó las viviendas en el ´77.” [sic]

Las viviendas de interés social que datan de las décadas del setenta y ochenta responden a una misma tipología, aunque las hay con dos diseños diferentes. Por otra parte, resulta característico el hecho de que no se construyeron manzanas completas con estas casas. Si bien a través de los años muchas han sido modificadas por sus propietarios, es fácil identificar muchas de ellas al circular por las calles 2, 3 y 4, entre 13 y 17. El hecho de que se encuentrenn en el área central de la ciudad y cuenten con amplios terrenos (ver figura 1A), resulta favorable para sus dueños en un contexto en el cual los precios del suelo y los alquileres son sumamente elevados[7].

Las viviendas responden a la lógica de la “casa cajón”, tipología que se consagró en el país durante la década de los treinta y que se popularizó gracias a las políticas de vivienda implementadas a nivel nacional a partir de los años cincuenta (Liernur & Aliata, 2004). Surge como una alternativa a la “casa chorizo” o “casa de patio lateral”, respecto de la cual es más compacta y económica, al tener por lo general un máximo de 70 metros cuadrados. No cuenta con espacios de trabajo, incorpora servicios y tecnologías que permiten colocar el baño y cocina dentro de la casa. Además, posee locales con ambientes y funciones claramente diferenciados, entre los que se destaca un living-room o sala de estar, cuyo fin es fortalecer la interacción entre los miembros de la familia. El acceso es a un estar-comedor o estar-comedor-cocina, desde el cual se puede salir al patio trasero o a un pequeño pasillo que conduce al baño y dormitorios. A medida que avanza el siglo, también se incorpora un espacio o patio lateral para estacionar un automóvil.

Por otra parte, se trata de una tipología que no sólo responde a las lógicas del mercado del suelo y al surgimiento de nuevos productos industriales, sino que también se vincula a la conformación del modelo de “familia tipo”:

“… la paulatina modificación de los hábitos de consumo, combinada con la reducción y estabilización de la familia, determinó la modificación de la casa, a los efectos de transformarla en un instrumento mucho más pequeño y sencillo, factible de ser atendido por una única mujer.”(Liernur & Aliata, 2004).

A su vez, la “casa cajón” se contrapone a la noción de vivienda colectiva, tratándose de una casa individual, aunque en muchos casos apareada. En las grandes ciudades se vincula a la búsqueda de generar soluciones habitacionales que ofrezcan espacio, verde (vegetación), luz y sol, a fin de revertir las problemáticas asociadas al hacinamiento y la oscuridad de los conventillos (Aguilar, 2012). De este modo, su construcción prevalece en las áreas periféricas de dichas urbes. Pero también resulta adecuada para los pequeños aglomerados como Añelo donde, hasta tiempos recientes, el precio del suelo no constituía un problema análogo al que representaba en las grandes ciudades.

Por último, su lenguaje arquitectónico fue variando a lo largo de las décadas, en los treinta y cuarenta prevalece el estilo californiano, el pintoresquismo o el estilo rústico (Ballent, 1997; Liernur & Aliata, 2004; Manzini, 2015b). Con la generalización de la arquitectura moderna en la segunda mitad del siglo XX y el consecuente desuso de dicho lenguaje (Liernur & Aliata, 2004), la “casa cajón” comienza a caracterizarse por su simplicidad y repetición en el territorio.

Como puede observarse en la Figura 2, en Añelo la tipología se materializó en su primer periodo con cubierta de chapa a dos aguas; mampuestos con revoque exterior; aberturas de chapa; cabios, cenefa y persianas de madera. Las unidades, de una planta, se implantan apareadas sobre un lateral, dejando un patio lateral que suele cubrirse con un parral y servir de guardacoche. Al patio lateral se suman uno trasero, visible desde la vía pública, y un pequeño espacio delantero. Este es, además, complementando por un acceso semicubierto o porche, típico de la casa cajón (Liernur, 2004), desde el cual se ingresa al estar-comedor-cocina.

Con el tiempo, los vecinos incorporaron cerramientos perimetrales y, en algunos casos, rejas en las ventanas (cuya presencia apoya lo afirmado por (Noya, Díaz & Schroeder, 2017). Un número de casas permanece sin pintar, mientras que otras se han revestido de blanco o colores intensos, cuyo uso fue impulsado por la Fundación YPF durante el año 2014 mediante el programa “Pintemos Añelo”, con el objetivo de tornar más alegre la ciudad (IDOM, 2014):

Casas cajón en el casco viejo de Añelo
FIgura 2
Casas cajón en el casco viejo de Añelo
Fuente: Archivo personal.

Dicho diseño genera una ciudad de baja densidad (Figura 1) y altura, con calles que constituyen un espacio público poroso o heterogéneo, en tanto la división público-privado se produce mediante una sucesión de espacios intermedios. Las texturas de los materiales también son diversas, al incluir revoque, tableados, chapas de zinc onduladas, vegetación y tierra, entre otros.

La vegetación, sus características y cantidad, así como su ubicación respecto de las edificaciones, impacta no sólo en el resultado visual desde la vía pública, sino en la temperatura exterior e interior, en los aromas predominantes, en la velocidad en que el sitio se anega durante las lluvias y en la calidad de los espacios, sean estancos o de circulación. En las Figuras 2A y 2B puede observarse que las viviendas en análisis cuentan con una vegetación frondosa, para tratarse de un área árida. Las especies arbóreas que aparecen con mayor frecuencia son el olmo, eucalipto y pino vela, todas ellas exóticas. Al respecto, un antiguo poblador, quien además fue plazero, nos comenta:

“… Esas fueron las plantas que se daban en esos años, ¿viste?..., el olmo y el eucalipto.” [sic]

La baja altura de las construcciones permite ver las copas de los árboles por detrás de las edificaciones, mientras que los retiros favorecen la colocación de plantas en los patios laterales y de acceso. En este espacio, la vegetación se convierte en uno de los principales elementos diferenciadores de las casas.

La tipología continúa usándose hasta el inicio de la presente década, aunque con una nueva estética. Puede observarse en las imágenes a continuación el reemplazo del revoque cementicio por el ladrillo visto, de tonalidades rojizas y, en un plan inaugurado en el año 2011[8] (Figura 3B), el uso de una mayor pendiente en las cubiertas. Asimismo, los retiros permiten a sus propietarios no sólo ampliar las viviendas, sino también modificar las fachadas. Nótese en las figuras 2 y 3 la diversidad de las rejas y muretes de cerramiento, así como la presencia de cocheras en algunas de las viviendas:

Casas cajón con ladrillo visto.
Figura 3
Casas cajón con ladrillo visto.
Fuente: Archivo personal (octubre 2018)

A los cambios en la estética, se sumarán en la presente década el uso de nuevas tecnologías constructivas. Ante el incremento exponencial en la demanda de viviendas, el Estado provincial ha optado por recurrir a sistemas constructivos en seco o semi-húmedos, con el objetivo de reducir los plazos de obra. Al eliminarse el uso del ladrillo, se reduce además la mano de obra necesaria en el sitio y, también, es posible lograr un mejor rendimiento energético en los cerramientos exteriores.

El impacto de esta modificación es de escala local, dado que en lo que va de la década la provincia ha iniciado la construcción de aproximadamente 300 viviendas, las cuales representan un 64 % del total de viviendas existentes en la ciudad en el año 2010[9].

Como puede observarse en la Figura 4, si bien las nuevas viviendas sociales son morfológicamente diferentes a las casas construidas en los periodos anteriores, responden a las mismas lógicas de diseño que aquellas. En otras palabras, constituyen unidades seriadas, cuyo prototipo ya se ha aplicado en otros sectores de la provincia[10]. Poseen una cubierta de 65 m², baño y dos dormitorios, infraestructuras de servicios básicos, apareadas, con una franja de terreno pasante, cubierta inclinada de chapa con estructura de madera de pino o perfiles metálicos, terminación exterior de revoque y vereda perimetral:

Viviendas en construcción
sobre la meseta.
Figura 4
Viviendas en construcción sobre la meseta.
Fuente: fotografía cedida por Constanza Natalini (junio 2019).

Como pudo observarse en los recorridos del sitio, el prototipo se repite en los diferentes predios del conjunto, rotándose según la orientación de cada terreno (Figura 5). A su vez, se conforman de tres volúmenes que tienen dos alturas distintas, por lo que generan un perfil urbano diverso, poroso, rico en términos volumétricos. Sin embargo, las alturas de los locales no responden a las características climáticas del sitio, lo cual impide la maximización del ahorro energético a la hora de mantener temperaturas interiores confortables durante el uso de las viviendas. En cuanto a las texturas de los materiales, una vez finalizada la construcción de las unidades, prevalecen el revoque, la chapa ondulada y las rejas metálicas, que ahora son incorporados a las viviendas desde un principio.

En contraste con los fuertes colores utilizados en las casas localizadas en el valle fluvial, las obras finalizadas en este sector han sido pintadas de blanco y marrón. Esto incrementa la presencia del útimo color en la localidad, el cual en las entrevistas realizadas ha aflorado como uno de los colores predominantes en Añelo[11]. A su vez, profundiza la sensación de aridez generada por la ausencia de árboles y de un sistema de riego para estos barrios, donde el viento corre sin obstáculos. A lo cual se suma, por último, el modo enormemente disperso en que se va consolidando el sector, cuya expansión no se ve sujeta a la consolidación de los distintos sub-sectores. De modo que entre las diversas construcciones predominan, visualmente, las tierras vacantes o baldías:

Crecimiento disperso
Figura 5
Crecimiento disperso
Fuente: neuqueninforma.com.ar

Si bien los nuevos conjuntos habitacionales se diseñan con base en la misma tipología que los más antiguos, el resultado final es que la fragmentación observada en la espacialidad y forma urbana, así como en los modos vida de los habitantes, se reitera en el resultado visual de los barrios construidos con financiamiento estatal. Asimismo, la utilización del tipo “casa cajón”, orientada a construir viviendas económicas con espacios verdes privados, se encuentra tensionada por las particularidades del ambiente geográfico en las que aquellas se localizan.

La “casa contenedor”: una tipología propia de las ciudades petroleras

En 1977, el inicio de explotaciones hidrocarburíferas en el entorno de Añelo impulsa la irrupción del modo de habitar signado por los ritmos y ciclos de los “diagramas”. El mismo se caracteriza por la alternancia de 10 o 15 jornadas laborales consecutivas con 5 o 7 días de franco corridos. Tradicionalmente, durante la estadía “en campo” los trabajadores pernoctaban en los mismos yacimientos, para luego regresar a sus respectivas ciudades.

“E: ¿Cuánto tiempo pasás allá cada vez?

T: Hay dos tipos de diagramas, 1x1 o 2x1. El 1x1 lo tienen los jerárquicos y algunas empresas, yo trabajo 2x1. Además, hay gente en mi empresa que hace 10x5 [trabaja 10 días y tiene 5 de franco] y otros hacen 14x7 [trabajan 14 días y tienen 7 de franco]. Yo hago 10x5.

E: ¿Cuántas horas trabajás cuando estás en Añelo?

T: Son 15 horas, 3 horas de viaje de Añelo al pozo y 12 horas de jornada laboral. Así que salimos a las 6 de la mañana y volvemos a las 9 de la noche. (…)

E: Si tuvieras que elegir una palabra que describiera vivir en Añelo, ¿cuál sería?

T: Aventura. Es fantástico. La mezcla de la abundancia con la miseria, la tecnología con la rusticidad total, vive todo junto amontonado, es buenísimo. Yo no vivo ahí, trabajo ahí. Pero vivir ahí y trabajar del petróleo es una aventura. Yo no lo sufro. Hay gente que sí.” [sic]

Al deber las empresas alojar a sus empleados en la localidad más cercana, el sector privado ha invertido en oferta hotelera e inmobiliaria. Esto incluye a lugareños que construyeron una segunda vivienda (para alquiler) en los terrenos donde tienen sus casas; también implica la ampliación y construcción de hoteles de diversa categoría; así como pequeños complejos de departamentos y/o viviendas. Pero conlleva, además, la adaptación de la solución habitacional utilizada en el periodo previo, para adaptarse a las normativas municipales.

La “casa contenedor” mueble radica en un módulo habitacional, que puede o no hacerse con un contenedor o buque marítimo, y, que puede ser móvil o fijo. En el primer caso se monta sobre un tren rodante y en el segundo sobre patín de arrastre. En estos módulos residen cuatro a seis personas, que generalmente son hombres. Cuentan con dos habitaciones provistas con dos camas individuales cada una, generalmente cuchetas, y televisor; un baño con ducha y una kitchenet integrada a un pequeño espacio para comer. Así nos lo explican trabajadores de la industria:

“Los complejos de trailers no están malos, están buenos. Nabors puede ser para 4 personas[12]. Tienen dos habitaciones, en las puntas, una con dos cuchetas y una en la otra punta que le dicen “laboratorio”, es donde está la computadora, en el medio están el baño y la cocina comedor. Siempre hay sólo dos personas durmiendo y dos personas que están de turno (trabajando) pero convivís las 24 horas, es complicado.” [sic]

“[El trailer de vivienda tiene] dos habitaciones…, estamos hablando de unos 40 metros, no creo que tenga más un trailer… De un lado tiene dos cuartos, o sea, tiene dos cuartos pero en uno hay dos camaratoes y en otro hay un camarote. O sea, tienen capacidad hasta seis, pero nunca están los seis, siempre…, casi siempre somos cuatro. (…) Siempre estamos cuatro en el trailer de vivienda, dos siempre en el trailer de trabajo y nos relevamos, ¿no? Pero, lógicamente siempre hay uno que… que se queda a cocinar, entonces, esa persona se encarga de… la comida ese día, pero nos vamos rotando.”[sic]

En las imágenes a continuación puede verse un módulo móvil Figura 6A y un conjunto de módulos para residencia y trabajo sobre tren de arrastre Figura 6B.:

Soluciones
habitacionales con estructuras modulares
Figura 6
Soluciones habitacionales con estructuras modulares
Fuente: fotografías cedidas por CBS SRL (A) y Constanaza Natalini (B).

Como dijimos anteriormente, en la “casa cajón” se eliminan los espacios de trabajo, propios de la “casa chorizo”, se incorporan ambientes con funciones específicas y se conforma el estar como espacio para la socialibilización y permanencia de la familia. En la “casa contenedor”, en cambio, se prescinde de este último local, pues la tipología se piensa para que los trabajadores duerman, coman y se aseen. El televisor es el único elemento que se incorpora para la recreación, ya que ocupa un espacio mínimo, pero no fomenta la interacción entre los individuos que lo utilizan. Podría decirse entonces, que se reducen una vez más las funciones para las que se había pensado el tipo anterior (que en este caso es la “casa cajón”). Por tanto, tres características diferencian a la “casa cajón” de la “casa contenedor”: sus destinatarios, la presencia o ausencia de una sala de estar y si es pensada como una vivienda temporaria o permanente.

Al existir demanda de soluciones habitacionales para los trabajadores de la industria hidrocarburífera en la ciudad de Añelo, el capital privado adaptó la tipología preexistente al ámbito urbano. Surgieron así complejos de departamentos de una o dos plantas que se distribuyen en el terreno como si fuesen contenedores. Estas unidades no son flexibles ni conforman monoambientes, sino que responden a las necesidades y normativas que afectan a las empresas hidrocarburíferas y a sus empleados. Las viviendas cuentan con locales que poseen funciones específicas (dormir, cocinar y comer, o, asearse), así como con un baño por dormitorio y un espacio guardacoche amplio.

La búsqueda de una mayor economía, ya observada en la tipología anterior, se resuelve en este caso mediante la mencionada eliminación del espacio de sociabilización (el estar) y el sistema constructivo. El mismo usa tecnologías en seco o semi-húmedas; aunque no necesariamente metálicas, sino que en algunos casos se utilizan estructuras de madera con revestimientos cementicios.

En cuanto a la localización en el tejido urbano, esta tipología aparece en el Barrio Mirador Barda, localizado en el piedemonte. Sector que ha sido uno de los primeros hacia los cuales se expandió la localidad a partir del 2012, debido a que constituía tierras públicas, pertenecientes al Estado provincial próximas al casco urbano preexistente (IDOM, 2014).

En un contexto donde los precios del suelo son sumamente altos y el código de edificación local no permite el desarrollo de edificios en altura[13], a fin de reducir los costos se construye la mayor cantidad de unidades habitacionales posibles. Por tanto, las unidades se apoyan sobre los ejes medianeros, conformando tiras que se extienden en toda la profundidad del terreno (ver Figura 1B), hacia el cual se abren. En la mayor parte de los complejos, las unidades que dan a la calle pública no poseen aberturas hacia las mismas. Las tiras edificadas se complementan con una circulación vehicular interior que estructura el conjunto. La misma constituye una calle interna perpendicular a la vía pública, que distribuye el tránsito desde esta hasta el estacionamiento vehicular anexo a cada unidad. Asimismo, permite la iluminación y ventilación de las viviendas, aunque no cuenta con un tratamiento estético que le permita constituirse en un espacio para la contemplación y/o recreación:

Complejos de casas contenedor
Figura 7
Complejos de casas contenedor
Fuente: Archivo personal (octubre 2018)

Las terminaciones de las fachadas suelen remitir en sus texturas a los materiales tradicionales, imitando el ladrillo visto o entablado de madera. Los colores son variados, predominando diversas tonalidades crema, grises, negro y rojo ladrillo. En ningún caso se utilizan colores estridentes o vibrantes.

El frente urbano queda constituido por los lados cortos de las unidades habitacionales que se apoyan sobre los ejes medianeros, materializados en paredes sin aberturas, y en un vacío central, muchas veces sin portón. En caso de quedar un fragmento de terreno vacante entre la construcción y la línea municipal, este se trata como un espacio residual. La calle interna permite al espacio público “ingresar” en el predio privado, sin embargo, aquella no cuenta con un tratamiento de solado ni vegetación que invite a acceder.

El surgimiento de esta tipología genera interrogantes respecto de cuál puede ser su impacto en caso de consolidarse como la tipología predominante de las ciudades cercanas a áreas extractivas: ¿cuáles son los hábitos que la “casa contenedor” induce en la población?, ¿de qué forma incide esta arquitectura en el “estilo de vida” de sus ocupantes?, ¿aumenta o disminuye esta tipología la fragmentación socio-espacial de Añelo y su gente?

Consideraciones finales

El estudio a la vez sincrónico y diacrónico de la escala arquitectónica del paisaje nos ha permitido comenzar a reflexionar sobre las relaciones entre la fragmentación social y espacial que se produce en la ciudad, los modos de vida que en ella se desarrollan y las tipologías de vivienda que se construyen y/o que la conforman. Esto se debe a que los diseños formales y materiales de las viviendas, así como su intervención posterior, arrojan pistas respecto de los pensamientos de época y las lógicas dominantes tanto en el momento de su construcción como durante su uso.

Si bien es claro que el diseño de la vivienda puede favorecer el desarrollo de determinadas actividades e ir en detrimento de otras, el análisis de las tipologías por sí solo es insuficiente para inferir el impacto de la arquitectura sobre los hábitos de sus ocupantes. Sin embargo, estudiar la evolución de los tipos predominantes en una determinada ciudad puede ser de utilidad a la planificación, a la hora de prever posibles escenarios futuros para encauzar las normativas referidas a la construcción.

En esta línea, las tipologías estudiadas en el presente artículo se vinculan a dos modos de habitar diametralmente distintos. Mientras una surge en relación a la consolidación de la “familia tipo” y las actividades agropecuarias, la otra responde a las lógicas de organización de las jornadas laborales del sector hidrocarburífero. Mientras una es fomentada desde el Estado, que la financia y/o construye, la otra es desarrollada desde el sector privado. Mientras una pretende favorecer la estadía y el arraigo, la otra se piensa como un objeto de uso temporario.

Ambas tipologías crean una ciudad de escasa altura y baja densidad, aunque en la “casa contenedor” el factor de ocupación del suelo tiende a ser significativamente mayor. La cantidad de personas para las que las unidades están pensadas es la misma: mientras que la “casa cajón” se crea para una “familia tipo” compuesta por padre, madre y dos hijos, la “casa contenedor” se desarrolla para cuatro trabajadores, generalmente del mismo sexo. Aún así, la segunda cuenta con menos de la mitad de superficie cubierta que la primera y con el doble de baños. Esto se vincula a las lógicas que rigen su diseño: mientras que la “casa cajón” responde no sólo a la búsqueda de reducir los costos de la vivienda sino también a los ideales de una época, el diseño de la “casa contenedor” se rige exclusivamente por la lógica económica y las normativas laborales. A su vez, ambas tipologías cuentan con un menor tamaño que sus respectivas predecesoras.

En su relación con el tejido urbano, también tienen en común el hecho de no reconstruir la línea divisoria entre lo público y lo privado. En ambos casos se deja un espacio vacío pasante de unos 3 a 5 metros de ancho. Aún así, los resultados son muy diferentes: los vacíos que la “casa cajón” deja al frente son tratados como jardines de acceso, mientras que en la “casa contenedor” constituyen espacios residuales; el acceso circular en el primer tipo permite las visuales a un jardín trasero, cuando en la segunda tipología suele rematar en una pared medianera o un frente de barda que no es aprovechado en su potencial paisajístico; y, por último, la “casa cajón” se abre hacia la calle, pero la “casa contenedor” se abre hacia la circulación interna.

En cuanto a los sistemas constructivos y las texturas, la “casa cajón” durante mas de treinta años se construyó con mampuestos, pero en la presente década ha comenzado a construirse con sistemas industrializados. La “casa contenedor”, por otra parte, nace como un sistema modular que es transportado a su ubicación final ya montado, para luego comenzar a montarse en el sitio, como arquitectura permanente y con sistemas similares a los recientemente adoptados para la otra tipología. En ambos casos, las terminaciones remiten a los materiales tradicionales. Mientras que las nuevas “casas cajón” imitan el revoque, las “casas contenedor” simulan tableados y ladrillo rasado, el cual fue utilizado en la anterior tipología durante el periodo previo al cambio de sistema constructivo.

En cuanto al uso del color, las “casas cajón” del primer momento tenían techos y paredes grises con persianas de madera natural; en el segundo periodo el revoque fue reemplazado por ladrillo visto, adquiriendo tonalidades rojizas, y, en los conjuntos más recientes es pintado de blanco y marrón. En las “casas contenedor” los colores predominantes son blanco, gris, negro o ladrillo. Podrían calificarse de colores “sobrios”. En ninguno de los casos se utilizan colores vibrantes o intensos (turquesa, rojo, verde u otros), que sí fueron adoptados por algunos vecinos una vez que se encontraron en posesión de las viviendas.

En las casas más antiguas la vegetación también aporta colores y texturas. Incluso, en la primera visita a campo se identificó la parra como un elemento identitario de la localidad, dada su reiteración en las propiedades del “casco viejo”. Sin embargo, el uso de plantas o árboles en las obras con menor antigüedad es escaso o nulo, tanto durante su construcción como durante su uso. Consecuentemente, en las visitas más recientes, el peso relativo de los parrales como componente del paisaje añelense se ha reducido.

La ausencia de vegetación constituye una debilidad en términos de ecología urbana. El elevado factor de ocupación del suelo en los conjuntos del piedemonte torna imprescindible el uso de elementos que retengan el agua de lluvia. Asimismo, el fuerte viento que corre sobre la meseta, demanda la generación de cortinas cortavientos. Y, en tercer lugar, el proceso de expansión urbana requiere que se contrarreste la escasa capacidad de retención de agua de los aridisoles que componen el suelo predominante en ambos sectores.

Las preguntas que surgen entonces son: ¿es deseable fomentar este tipo de construcciones en una ciudad que atraviesa un proceso de rápido crecimiento como Añelo?, ¿son estas tipologías adecuadas para las necesidades de sus habitantes? Y ¿qué tipologías alternativas pueden proponerse teniendo en cuenta las lógicas imperantes, las necesidades de los habitantes, el paisaje local y las particularidades del ambiente geográfico?

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Referencias

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Notas

* Arquitecta de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Doctoranda en Estudios Urbanos por la Universidad de General Sarmiento (Argentina). Becaria doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Docente investigadora en Facultad de Planeamiento Socioambiental, Universidad de Flores, Sede Comahue.
1 Los relevamientos al sitio se realizaron en mayo 2015; junio 2018; mayo, junio y octubre 2019.
2 En el marco de la asignatura Práctica Profesional Supervisada de la Carrera de Arquitectura de la Universidad de Flores Sede Comahue, a cargo de los docentes Dr. Leonardo Datri y Arq. Mijal Orihuela, un grupo de cinco estudiantes realizó un relevamiento de viviendas en Añelo durante el mes de junio del 2018. Para ello realizaron recorridos por las distintas áreas urbano-rurales, tomaron registros fotográficos y obtuvieron o infirieron las plantas de 23 soluciones habitacionales. A partir de dicho trabajo los alumnos propusieron una serie de tipologías existentes en Añelo, que presentaron en el 1º Congreso Patagónico de Arquitectura, realizado en la ciudad de San Martín en octubre 2018, en formato de poster. Dichos resultados fueron revisados por la autora de este trabajo, resultando en una nueva clasificación que incluye las dos tipologías aquí propuestas.
3 Conjunto de construcciones realizadas con arreglo a un mismo diseño, es decir, que son iguales.
4 YPF, Sala de Prensa (2011, 7 de noviembre). “Nuevo hallazgo de petróleo no convencional en Loma La Lata”, Disponible en: https://www.ypf.com/YPFHoy/YPFSalaPrensa/Paginas/Noticias/Descubrimiento-LLL-7-noviembre-2011.aspx
5 El déficit cualitativo de viviendas, por otra parte, era superior al 50 %, afectando hacia fines de la década de los sesenta a más del 73 % de las familias añelenses (COPADE, 1969).
6 José Andrés Martínez Waldner, fue gobernador en el periodo 1976 – 1978 en carácter de interventor federal de facto.
7 Entre los artículos periodísticos que tratan el tema puede leerse Devicenzi, A. (2019, 17 de octubre). “Vaca Muerta: la falta de viviendas eleva hasta un 200% el precio de los alquileres”. Diario El Cronista, Disponible en: https://www.cronista.com/apertura-negocio/empresas/Vaca-Muerta-la-falta-de-viviendas-eleva-hasta-un-200-el-precio-de-los-alquileres-20191016-0005.html
8 Gobierno de la Provincia del Neuquén (2011, 22 de marzo) “Se inauguró un plan de viviendas en Añelo”, Disponible en: http://w2.neuquen.gov.ar/noticias/1442-se-inauguro-un-plan-de-viviendas-en-la-localidad-de-anelo
9 Gobierno de la Provincia del Neuquén (2018, 7 de marzo) “La Provincia construye 300 viviendas en Añelo”, Disponible en: https://www.neuqueninforma.gob.ar/la-provincia-construye-300-viviendas-en-anelo/
10 A modo ilustrativo, pueden observarse las fotografías de las viviendas entregadas en la ciudad de Senillosa el 16 de marzo del 2016 en “El gobernador Gutiérrez entregó 120 viviendas en Senillosa”, Disponible en: https://www.neuqueninforma.gob.ar/el-gobernador-gutierrez-entrego-120-viviendas-en-senillosa/
11 De las ocho entrevistas en que hemos incluido el color como variable, el marrón es el único que se repite, apareciendo en tres de ellas y haciendo referencia, fundamentalmente, a la tierra y el polvo. Los otros colores que surgieron fueron: amarillo (por las flores), celeste (por el cielo despejado), gris (por el clima frio del momento en el que se hizo la entrevista y la sensación de la persona entrevistada), rojo (por el color de la tierra)
12 Ver figura 6b.
13 La Ordenanza municipal nº 232/2014, “Uso del suelo. Indicadores urbanísticos”, permite una altura máxima de planta baja y tres pisos. Disponible en: https://munianelo.neuquen.gob.ar/boletin-oficial/
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