@article{Sosa_de Rueda_2021, title={DESMARQUE ARTÍSTICO EN LOS REGÍMENES VISUALES TUCUMANOS DE FINALES DEL SIGLO XX }, volume={7}, url={https://revistas.unlp.edu.ar/InvJov/article/view/11820}, abstractNote={<p>En las tres últimas décadas del siglo XX emergieron en el arte tucumano miradas críticas que alteraron los regímenes escópicos (Jay, 2003) locales, es decir, los comportamientos de la percepción visual fijados por una sociedad particular que, a su vez, estableció políticas de representación excluyentes, las cuales tendieron a neutralizar la diversidad, habilitando qué se ve y qué se esconde. En esta línea, una serie de artistas pusieron en funcionamiento poéticas oblicuas que interpelaron y desmarcaron las coordenadas del ver instituido, turbando órdenes políticos y dislocando jerarquías culturales, de clase, de género y sexuales. Tomando lo dicho como punto de partida, este trabajo presenta algunos casos en torno a tres coyunturas específicas: Dictadura y represión (1966-1983); Democracia inestable (1983-1990) y Crisis política y sociedad fracturada (1990-2000).</p> <p>Durante el período Dictadura y represión (1966-1983) las instituciones artísticas oficiales –universidad, espacios expositivos y museos- procedieron a la prohibición de obras “inadecuadas” y prácticas artísticas “provocativas”, penalizando sobre todo la producción y estudio del desnudo. En respuesta, artistas producen desvíos que pueden evidenciarse en tres casos: la figuración expresionista de Ezequiel Linares en su serie “el Jardín de la República” (1973-1978); la sensualidad y la erótica en la muestra “La diva” (1979) de Daniela Jozami y la ambientación colectiva “Registros” (1980) de Grupo Norte.</p> <p> </p> <p> </p> <p> </p> <p>En relación con la coyuntura anterior, la década del ochenta estuvo signada por procesos de autocensura vivenciados por artistas y por la continuidad de ciertos rasgos del régimen visual de facto. Por lo tanto, todavía existían ciertos temas que escandalizaban como el desnudo y la sensualidad a los que se sumó la sexualidad, el cuerpo fronterizo y el erotismo. Esto puede verse en las obras de Sergio Tomatis Buffa, particularmente en la ambientación “El enmascarado no se rinde” (1986) y en las “experiencias polisensoriales” de Daniel Rivadeo, Gerardo Medina y Octavio Amado.   </p> <p>Finalmente, el período Crisis Política y sociedad fracturada (1990-2000) evidenció las marcas de una profunda crisis económica y política que visibilizó un tejido social complejo y contradictorio. Esta fractura se reflejó en las elecciones de 1995 con la victoria del ex represor Antonio Domingo Bussi, que trajo consigo el fantasma de la censura y asimismo manifestó a adhesión política de una mayoría social. Desde la experimentación, artistas apelaron a continuar el camino de las poéticas transgresivas colectivas iniciadas en la década del ochenta y, en otros casos, a rescatar prácticas desterradas o prohibidas durante la última dictadura militar, como lo es el tejido de la randa. En el primer camino, podemos ubicar las acciones del Grupo “Tenor Grasso” (1995-1999), fundado por Rodolfo Bulacio, Jorge Lobato y Claudia Martínez y en el segundo, la obra textil en randa de Carlota Beltrame: “Ha estallado la paz” (1997).</p>}, number={2}, journal={Investigación Joven}, author={Sosa, Rocío and de Rueda, María de los Ángeles}, year={2021}, month={abr.}, pages={77–78} }