Artículos de divulgación
Las formas de Luis Barragán
The forms of Luis Barragán
Plurentes. Artes y Letras
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
ISSN: 1853-6212
Periodicidad: Anual
núm. 12, e029, 2021
Recepción: 06 Septiembre 2021
Aprobación: 13 Septiembre 2021
Publicación: 29 Octubre 2021
Resumen: La obra del arquitecto Luis Barragán, nos emociona y nos suspende en el tiempo. Las formas que él acuña, fruto de su sensibilidad y su espiritualidad, su opinión con respecto a la Arquitectura, su recolección de formas de otras culturas, lo dotan de un léxico formal que en una mística síntesis, nos posiciona ante su arquitectura en el lugar exacto que nos quiere poner.
Palabras clave: Luis Barragán, muros, patios, recorridos, paisajes.
Abstract: The work of architect Luis Barragán moves us and we found ourselves suspended in time. The forms he creates, result of his sensitivity and spirituality, his opinion about architecture and his gathering of forms from other cultures provide him with a formal lexis which, in a mystical synthesis, places us exactly where he wants us to be before his architecture.
Keywords: Luis Barragán, walls, yards, journeys, landscapes.
Introducción
…esto es lo que me interesa muchísimo, que la arquitectura pierda su época para hacerte vivir, que no te sitúe ni te encajone, que no quedes confinado al momento que estás viviendo sino que vivas también el pasado, y en esos dos tiempos puedas también vivir el futuro… (Barragán en Riggen, 2000, p. 110)
¿Qué es lo que hace que este arquitecto mexicano haya logrado producir esa intencionada sensación de atemporalidad que experimentamos cuando vivimos sus obras?
En sus palabras hay una explícita intención de descontextualizar temporalmente la obra con el propósito de proyectarla hacia el futuro. El arquitecto sube sus formas a una plataforma que se desliza a través del tiempo encontrando en cada sujeto una estación en la cual provocar emociones. Es la mirada que le demos a la obra de Barragán, la que nos va a permitir referenciarla; seremos nosotros mismos, parte de ese contexto que le adjudicamos.
¿Qué recursos usa Barragán para conseguir su propósito y por qué lo hace?
Varias culturas, una búsqueda
Nacido en Guadalajara en 1902, México, las vivencias de Barragán, perfilan su sensibilidad hacia las cosas de la tierra.
Las memorias de su infancia están relacionadas al rancho que su familia tenía en las proximidades de Mazamitla, Jalisco. Pueblo rodeado de montañas, casas con techos de tejas, grandes aleros, tierra colorada. Patios y penumbras; lugares para el recogimiento. La presencia vital de los acueductos -medios troncos ahuecados- viajando sobre horquetas a cinco metros de altura para descargar en las fuentes de piedra de los patios de las casas y rebalsar en su trayecto, caracterizando la atmósfera con la impronta visual y sonora del agua cayendo.
De la vivencia de estos los lugares deviene la importancia que Barragán le asigna a la arquitectura popular; aquí nace la esencia que hace percibir a los espacios que el arquitecto produce, fuertemente apegados a la tierra, al paisaje, a la gente, al momento. Los muros se levantan altos recortando trozos de cielo, encerrando pedazos de memoria, recreando geografías y resguardando intimidades.
Recibido de ingeniero civil en el año 1923, toma y aprueba las pocas clases que lo transformarían en arquitecto. Sin haber recibido nunca su título, se aboca a la búsqueda de su verdadera formación.
En un primer viaje por Europa (1924) que le llevaría un año y medio, comienza a hacer su recolección de formas no autóctonas.
Conoce la obra de Ferdinand Bac, paisajista francés. Compra sus libros, estudia sus diseños. Se despierta en Barragán el anhelo de la arquitectura de jardín y aprende de los diseños de Bac. Exalta al jardín como un lugar de reposo y de placer apacible; lo describe como una escenografía en donde se aúnan lo poético y lo misterioso con la serenidad y la alegría. “El misterio es muy importante para la vida […] El sentido de descubrimiento, de aventura, promueve la vida” (Barragán en Riggen 2000, p. 71).
Visita España y queda impactado por los patios de la Alhambra; los recorridos estrechos y penumbrosos que anteceden a los magníficos espacios abiertos que traen por contraste bocanadas de luz.
Se encuentra con la arquitectura mediterránea, la cual describe como toda blanca, bellísima y fuerte.
Conoce el norte de África, Argel, Marruecos y siente que toda esa arquitectura está fuertemente ligada al suelo. Para Barragán, “hay que buscar la belleza en las formas y la atracción en los espacios” (Riggen, 2000, p. 100), lo bello es la unidad entre el paisaje y la expresión estética. En Marruecos conoce los casbahs y encuentra que “no sabe uno dónde termina el pedazo de desierto, cuándo comienzan los constructores a sobre elevar las casas, cómo emergen del propio suelo y de los muros de roca”. Estas viviendas no sólo están plásticamente ligadas al paisaje sino “a la gente que los vive, a su ropa, al ambiente de la atmósfera, inclusive, ligadas a sus propias danzas, a su familia”, es decir que encuentra allí “la integración perfecta de su religión con todo el ambiente en que viven y las cosas físicas que tocan” (Barragán en Riggen, 2000, pp. 87-88).
Pese a las distintas geografías y pueblos a los que pertenecen las formas que Barragán releva, podemos identificar algunos factores en común. Es evidente que le atrae la arquitectura popular por lo íntima y sincera por lo apegada a la tierra y al hombre. Que su búsqueda se inclina por una arquitectura emocional que pretende conmover con sus contrastes, sorpresas y misterios. Que él mismo se identifica con esas situaciones espaciales cuando de alguna manera, evocan sensaciones de su infancia.
Postura crítica
Por qué la Arquitectura debe responder sólo a las necesidades de uso del hombre; por qué tiene que ser una máquina que funcione sólo para responder a ellas. Por qué la Arquitectura no puede ser objeto de placer y provocar emociones. Esto pregunta Luis Barragán y responde con su obra.
¿Por qué tanto cristal en los edificios? Un paisaje tiene menos valor cuando es visto a través de una cortina de cristal; su constante presencia en la vida cotidiana de los habitantes, reduce su valor, quita sorpresa. Las casas sin intimidad, con grandes ventanales que todo lo exhiben, son el reflejo de una sociedad que vive y trabaja mucho tiempo fuera. Las casas se han convertido en clubes donde no se puede estar a solas. No hay tiempo ni lugar para el recogimiento, todo es vida social y reuniones.
En la carta que escribe junto a Ignacio Díaz Morales y Rafael Urzúa (Carta de Guadalajara-1985), deja explícita su postura frente a la arquitectura moderna: “las construcciones ignoran su entorno, ya sea urbano o natural usando de un modo equivocado la tecnología; produciendo un enfrentamiento entre el edificio y el espacio urbano”[…] Se observa un choque entre la identidad particular y la identidad comunitaria, que son identidades a las que deben someterse todas las expresiones espaciales”[…]“también es notorio el menosprecio y falta de comunicación con la naturaleza”(Riggen, 2000, p. 63).
Reconoce el valioso aporte inicial de la Bauhaus, que rompe con moldes acartonados abriendo paso a la creatividad e ingenio del hombre. Pero la teoría de esta escuela, aunque lo procura, no produce parámetros humanos suficientes como para garantizar o promover el bienestar del hombre sino más bien, referencias plásticas, estéticas.
Los postulados de la arquitectura moderna practicados a ultranza, sin el más mínimo esbozo de características regionales, es uno de los signos de una sociedad que se ha masificado al punto de no reconocerse. Para Barragán, nada más impersonal y falto de compromiso, nada más negador de las propias raíces que aceptar una arquitectura de catálogo como propia.
Las formas Barragán
Llamaremos “formas” a algunos de los elementos que Barragán usa de manera contundente en su obra. Formas que se identifican porque su autonomía hace que las reconozcamos independientemente del conjunto que las incluye; más allá de cómo se configuren estos elementos –dimensión, color, posición– la presencia constante en el armado de las obras los separa del todo.
Muro, patio, recorrido, paisaje, se reconocen como formas propias de Barragán cuando éste los carga del significado que le confiere su experiencia y los avala con el peso de las culturas que les dieron origen, usándolos -más allá de las épocas- con la misma intención.
El muro es la forma compositiva que, sin perder identidad, configurará los recorridos y los patios. El muro, protege, separa, genera penumbras, acorta visuales y encierra. Los muros vegetales en los jardines generan misterio y esconden sorpresas.
El muro como fachada continua en los pueblos indígenas, coloniales o populares de Latinoamérica, constituyen las calles que desembocan en las plazas. Muros que producen magia y sorpresa cuando por detrás de ellos sobresalen grandes masas de árboles.
El color llega a los muros de Barragán por influencia de la arquitectura popular de todo el mundo y de amigos artistas como Chucho Reyes y Matías Goeritz.
El recorrido ya sea con el sentido místico de peregrinación o como preámbulo de una sorpresa, acentúa contrastes cuando desemboca en un espacio protagónico. Dirige nuestra atención como en el Barroco, hacia un foco. Muchas veces alarga y aplasta los recorridos para enfatizar la diferencia proporcional con los espacios hacia los que se dirige.
Barragán nos muestra con sus recorridos que es posible tomarse un tiempo para vivir la arquitectura que nos rodea y dejarnos emocionar. La promenade del racionalismo no siempre tiene que tener forma de rampa.
Los patios son muchas veces esos focos a los que se llega después del recorrido, donde el muro que lo rodea, alto, recorta un trozo de cielo para traernos algún indicio de que estamos afuera. Casi como una excusa para poder tener un árbol o una banqueta, el patio aparece en el corazón de las casas para calar lo lleno con un aliento de vacío. Las dimensiones del patio, nunca dejan escapar la intimidad lograda dentro de la casa y sus muros cortan, cerca, las visuales para no inquietarnos con imágenes en las lejanías.
Paisaje, es la forma que adoptan sus jardines por las dimensiones y por la naturalidad con que diseña cada parte de él, como si la naturaleza lo hubiera puesto ahí. En el diseño de los jardines de El Pedregal, Barragán conversa con las características del relieve y responde con una integración total de su propuesta. Integra por contraste acentuando la fuerza de la vegetación apoyándola sobre la lava inerte.
El agua tiene presencia en sus paisajes como elemento plástico, como recuerdo de su infancia, como lazo entre la tierra y el hombre. Integrando y sembrando misterio a la vez.
Conclusión
La obra de Luis Barragán logra permanecer como contemporánea, fresca, actual, más allá del telón social que le ofrezca cada época. El autor la suspende en el tiempo usando formas honestas que no responden a catálogos de moda. Son la consecuencia de conectarse con el hombre primitivo que está en todos nosotros que necesita el misterio y la magia, que juega con el agua, que disfruta de su refugio, que goza en su intimidad. La obra de Barragán tiene el poder de despegarse de su contexto social y aun así no estar fuera de lugar porque siempre está conectada con nuestra humanidad.
Las formas del repertorio de Barragán, no son un cliché al que recurre para sentirse identificado; son la consecuencia directa de necesitar siempre las mismas cosas: emoción, recogimiento, belleza, armonía, naturaleza, autenticidad y de encontrar una respuesta consecuente en la sensibilidad de su arquitectura que tiene como principal referente a los sentimientos del hombre.
El contexto histórico cultural en el que surgen “las formas de Luis Barragán” deja huellas en las mismas producciones de modo de referenciarnos a ese punto de origen cuando las analizamos. Barragán se permitió disentir con la arquitectura moderna y su crítica y argumento está en su obra.
Como una voz que reza siempre lo mismo, como una opinión que no cambia, allí están esas formas, que no hubieran podido ser otras porque hablarían distinto. El lenguaje formal de Barragán, no deja de ser contemporáneo porque acompaña permanentemente a la esencia humana.
Así como las canciones de cuna que nunca pasan de moda y siempre se necesitan, “las formas de Barragán” nos conectan con nuestras raíces, nos conmueven, nos identifican y nos hacen sentir emocionados.
Referencias bibliográficas
Buendía Julbez, J. M., Palomar, J. y Eguiarte, G. (2001). Luis Barragán. México. Editorial RM, S.A. de C.V.
Riggen, A. (2000). Luis Barragán, Escritos y conversaciones. España: El Croquis editorial.