Producción literaria
Beige
Plurentes. Artes y Letras
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
ISSN: 1853-6212
Periodicidad: Anual
núm. 12, e035, 2021
BEIGE
La primera vez que oí hablar del color “beige” fue cuando mi mamá nos mostró el curioso guardapolvo de nuestra nueva escuela primaria. Hacía poco nos habíamos mudado a Castelar, y enseguida empezamos a concurrir a una escuela parroquial que quedaba a dos cuadras de casa. Yo estaba en jardín de infantes entonces, pero mi hermano -algunos años mayor- entraba a 3° ó 4° grado y mis viejos le habían comprado el guardapolvo. Para mí era marrón clarito -y decididamente feo-, con un escudo del Instituto bordado a la altura del corazón y dos bolsillos enormes a los costados. Parecía una especie de frac, largo y holgado, con unas solapas casi grotescas. Para mí era marrón clarito, pero mi mamá nos aclaró con aire solemne que no, que era “beige”, ante nuestra incrédula mirada.
Después de ese bautismo revelador, el beige me acompañó durante los siete años de primaria como parte del paisaje escolar y de mi vestimenta habitual. Me acostumbré al frac largo y holgado, al escudo en el pecho y a los enormes bolsillos donde guardaba las figuritas de fútbol como si fueran un tesoro.
Digo beige y veo el guardapolvo.