Producción literaria

Beige

Gabriel Ruiz
Bachillerato de Bellas Artes, Universidad Nacional de La Plata, Argentina

Plurentes. Artes y Letras

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

ISSN: 1853-6212

Periodicidad: Anual

núm. 12, e035, 2021

revistaplurentesunlp@gmail.com



DOI: https://doi.org/10.24215/18536212e035

BEIGE

La primera vez que oí hablar del color “beige” fue cuando mi mamá nos mostró el curioso guardapolvo de nuestra nueva escuela primaria. Hacía poco nos habíamos mudado a Castelar, y enseguida empezamos a concurrir a una escuela parroquial que quedaba a dos cuadras de casa. Yo estaba en jardín de infantes entonces, pero mi hermano -algunos años mayor- entraba a 3° ó 4° grado y mis viejos le habían comprado el guardapolvo. Para mí era marrón clarito -y decididamente feo-, con un escudo del Instituto bordado a la altura del corazón y dos bolsillos enormes a los costados. Parecía una especie de frac, largo y holgado, con unas solapas casi grotescas. Para mí era marrón clarito, pero mi mamá nos aclaró con aire solemne que no, que era “beige”, ante nuestra incrédula mirada.

Después de ese bautismo revelador, el beige me acompañó durante los siete años de primaria como parte del paisaje escolar y de mi vestimenta habitual. Me acostumbré al frac largo y holgado, al escudo en el pecho y a los enormes bolsillos donde guardaba las figuritas de fútbol como si fueran un tesoro.

Digo beige y veo el guardapolvo.

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