Paolo Giordano nació en Torino en 1982. Se doctoró en Física por la Universidad de la misma ciudad. Después de la publicación de su primera novela, La solitudine dei numeri primi (La soledad de los números primos), fue galardonado con algunos prestigiosos premios literarios italianos: Campiello y Strega, entre otros. A partir de La soledad de los números primos se filmó una película que fue presentada en el festival de cine de Venecia. En el año 2006, Paolo Giordano visitó un proyecto coordinado por Médicins sans Frontières, en Kinshasa (Congo), en el que se atendían enfermos de Sida y se brindaba contención a las prostitutas del barrio de Masina. De esta impactante experiencia surgió el cuento “Mundele”. En el año 2020 escribió el ensayo Nel contagio, que contiene reflexiones interesantes sobre la época más compleja de la pandemia. Tasmania, su última novela, cosechó mucho éxito en la feria del libro de Frankfurt.

“Tasmania” puede ser interpretado como un lugar geográfico al que acceden pocas personas privilegiadas o muy acomodadas.

Para Paolo Giordano, “Tasmania” es el refugio que cada uno de nosotros puede construirse gracias al cariño y a los sentimientos auténticos que podemos llegar a reconocer después de adentrarnos con absoluta honestidad en nuestros abismos más profundos.

Los personajes de la novela Tasmania se enfrentan a crisis existenciales en las que los lectores contemporáneos pueden identificarse perfectamente y son: Novelli, Giulio, Karol y Curzia, además del protagonista, que es escritor y periodista y que se relaciona con cada uno de ellos.

Novelli es un climatólogo especialista en las nubes, que tienen un significado metafórico interesante: siempre estimularon la imaginación de los niños y la fantasía de los artistas, sin embargo son un elemento difícil para investigar; desempeñan un papel complejo con respecto al calentamiento global, además su forma y su naturaleza intangibles y siempre variables reflejan la rapidez de los cambios que se producen a nuestro alrededor tanto social como biológicamente. Según el climatólogo Novelli, Tasmania “es uno de los mejores lugares donde refugiarse: se encuentra en un estado democrático y es una isla fácil de defender. Porque en el futuro tendremos que defendernos, créame.”, le comenta al protagonista/escritor.

Giulio tiene que enfrentarse a la relación con su hijo y expone sus problemas al protagonista en el momento en el que éste se entera de que no podrá ser padre y atraviesa una de sus crisis existenciales más graves.

Karol es un sacerdote que ronda los cuarenta años y que se enamora de una muchacha más joven que él; por esta razón se comporta con un entusiasmo de adolescente que su edad ya no justificaría. Fue él quien brindó apoyo y consejos espirituales a Lorenza y al protagonista/escritor antes de su casamiento.

Curzia, por otra parte, es una periodista a la que el protagonista conoce en una fiesta. La crisis que ella está experimentando se debe a la dificultad de escribir un artículo después de un atentado terrorista. En este caso se alude a los momentos de vacío en la creación artística o literaria, con los que deben lidiar los artistas en general y que también el escritor/protagonista conoce.

En todo caso, el drama más angustiante que atormenta al protagonista es la imposibilidad de ser padre: su esposa Lorenza se niega rotundamente a someterse a tratamientos ginecológicos para la fertilidad, así que él sólo podrá ejercer la paternidad en su relación con Eugenio, el hijo que Lorenza tuvo de su precedente casamiento.

¿Es posible alcanzar la plenitud como padre si el hijo al que estamos criando no es nuestro hijo biológico o sólo podemos sentirnos “aloparientes”, como acontece en el mundo de la biología?

En el medio de sus crisis personales, el protagonista piensa escribir un libro sobre la bomba atómica y comienza a investigar sobre la destrucción de Hiroshima y Nagasaki a finales de la Segunda Guerra Mundial. Por esta razón aparecen en la novela los testimonios de algunos sobrevivientes de la hecatombe de Hiroshima y Nagasaki. Contar el pasado, entre otras cosas, significa para el autor llamar la atención sobre la adicción que desarrollamos, sin darnos cuenta, respecto de las tragedias que nos rodean.

En este sentido Tasmania es una novela sobre el pasado porque debemos preservar la memoria de lo que fuimos, sobre el presente en el que aparecemos como seres humanos en búsqueda de sentido, y sobre el futuro.

En cada época el hombre sintió incertidumbre y miedo sobre el futuro, sin embargo los cambios tan devastadores y repentinos que estamos viviendo nos obligan a enfrentarnos a retos cada vez más dolorosos y si queremos forjar nuestra propia “Tasmania”, nuestro refugio personal, debemos “superar el miedo y pactar con nuestros propios demonios”, como dice uno de los personajes.

Cabe también destacar que en esta ambiciosa novela el autor emplea diferentes registros: alterna el lenguaje científico (en el análisis sobre las nubes o en las observaciones sobre la bomba atómica) con el de la crónica (en los testimonios de los sobrevivientes) y adopta un tono más íntimo cuando incursiona en el delicado terreno de los sentimientos personales.

Luisa Armentini

larmentini@gmail.com

Bachillerato de Bellas Artes, Universidad Nacional de La Plata, Argentina