Producción artística

Cardos

Manuel Domínguez Iribe

Plurentes. Artes y Letras

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

ISSN: 1853-6212

Periodicidad: Anual

núm. 14, e073, 2023

revistaplurentesunlp@gmail.com



DOI: https://doi.org/10.24215/18536212e073

Al ver los ojos

de don Antonio que aún

permanecían cerrados por

las escamas por

     la secreción por

        el amarilloscuro del campo

Sin pensarlo mucho

con una pinza para cortar alambre

despegó sus

párpados y

        dejó que

     la sangre

        gotee por

su rostro por

su planta por

su campo


Se prepara el desayuno

con una nueva máscara

sale a oler

        el pasto me saluda a la distancia

con palabras invisibles con

un “hola”


don Antonio piensa que

soy su único vecino pero

            se equivoca

Comparto la tarea de observarlo

junto a los caracoles

que le comen las plantas

que le comen su rostro

que le comen sus horas


Su respiración es lo único que habita la planicie


Ahora soy

persona-pasto-caracol

ya que el saludo invisible de don Antonio

va dirigido a toda

     imagen clara

que habita en la planicie


Hoy y ahora pienso-recuerdo

ese saludo

No puedo ver la raíz

y el fonema quedó grabado en mis oídos

La boca que iba hilando cada sílaba

tejiendo las oraciones

me viene a la mente

como una polilla

                                     que sueña

A lo lejos

la crisis se avecina

pero mi vecino sigue saludando

Mientras camina

su casa se entierra sola

como un escarabajo intentando sobrevivir

El fondo se desmorona

en una catarata de colores

El pasto se tiñe de tierra

bajo las pisadas de don Antonio


¿Qué daño te hizo el campo?

¿Acaso él no te dio tu Don?

El ejército de cada pájaro existente

custodia tu puerta

En la lejanía

    te observo

Intento advertirte

    del golpe de estado

Pronto

sólo vamos a comer semillas

           y dejar

           que los jardines

           crezcan dentro nuestro

hasta

que la asfixia nos coseche


No te importa

Yo sí quiero ver el inicio de la nueva era

vos no

lo noto en tus ojos ensangrentados de la mañana


No esperás la edad de oro

no esperás que la huerta se coseche sola

no esperás encontrarte a dioses y diosas en la primera fila del horizonte

no esperás nada más que un saludo mío a lo lejos

una simple palabra invisible

un “hola”

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