Lecturas
Organizing Foreign Policy Crises" Presidents, advisers and the managment of Decision Making.En este
trabajo, Patrick Haney incluye el estudio de cinco administraciones y examina
cómo los grupos de decisión en tiempos de crisis fueron estructurados y cómo
llevaron adelante la tarea de proveer información, consejo y análisis al
presidente.
El autor
utiliza como marco analítico para su trabajo los tres tipos ideales para la
organización del flujo de información y análisis que presentara Alexander
George en su libro de 1980 "Presidencial Decision Making in Foreign
Policy. The efective use of the information and advice" y el de Richard
Johnson "Managing the White House" de 1974.
Los tres
modelos analíticos utilizados por los autores citados para organizar el proceso
de toma de decisión política pueden resumirse brevemente de la siguiente forma:
Modelo
formal: estructura de decisión jerárquica, que evita el conflicto entre
asesores. La información es filtrada entre toda la burocracia.
Modelo
competitivo: se basa en la competencia de asesores para generar alternativas
creativas. Propende a superar las jurisdicciones y tener múltiples canales de
comunicación.
Modelo
colegial: El proceso de toma de decisión descansa sobre el trabajo en equipo y
no la competitividad. Se intenta evitar las luchas dentro de los grupos.
Específicamente
estos modelos ideales son utilizados para conocer cómo los presidentes lograron
"superar" algunas de las más importantes crisis de política exterior
norteamericana de los últimos años: el puente aéreo a Berlín, la guerra de
Corea (1950), Diem Bien Phu (1954), la crisis de Suez (1956), la ofensiva de
Tet (1968), la guerra civil en Jordan (1970), la guerra de Yon Kippur (1973) y
la invasión a Panamá en 1989 fueron crisis que se sucedieron durante las
administraciones Truman, Eisenhower, Johnson, Nixon y Bush.
Así se
reconoce a la administración Truman la utilización de una organización formal,
correspondiéndose con el primer modelo. Con Eisenhower el autor observa una
combinación de los modelos formal y competitivo. Durante la administración
Johnson convivieron el modelo formal y el colegial. Con respecto a la gestión
de Richard Nixon, el autor concluye que el rol cumplido por Henry Kissinger se
corresponde al modelo formal. En cuanto al presidente Bush, la particularidad
de la forma de organización de sus staffs es notoria. Por ello Haney la
considera muy cerca de convertirse en un subtipo muy particular de formalismo
colegial.
En
síntesis, el enfoque que nos brinda el autor para conocer por dentro cómo los
presidentes organizan a sus equipos y cómo estos equipos influyeron con su
análisis y consejo en los acontecimientos posteriores es desde todo punto de
vista sumamente interesante y analíticamente sólido.
Lic.
Juan Manuel Gigli
Licenciado
en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UCALP. Coordinador de la
"Escuela de Gobierno Para Jóvenes" I.P.A.P., Subsecretaría de la
Función Pública, Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
«El gran tablero mundial»
Zbigniew
Brzezinski
Barcelona,
Ed. Paidós, 1998, 217 páginas.
En este
libro el ex Consejero para la Seguridad Nacional de la presidencia de los
Estados Unidos realiza un aguda análisis del mapa geoestratégico de la etapa de
la posguerra fría. El autor afirma que los Estados unidos son la única potencia
global en la actualidad y que Eurasia es el principal campo de juego
estratégico del planeta. Estados Unidos, según Brzezinski es el único árbitro
de Eurasia, y no existe ninguna cuestión importante en dicho lugar que pueda ser
resuelta sin participación estadounidense.
El autor
explica además, que en el centro del continente Eurasiático, el espacio situado
entre la Europa en expansión y China seguirá siendo un agujero negro
geopolítico, al menos hasta que Rusia resuelva la lucha que mantiene
internamente sobre su definición post imperial, mientras que la región situada
al sur de Rusia (los Balcanes eurasiáticos) amenazan con convertirse en una
caldera de conflictos étnicos y de antagonismos entre las grandes potencias.
En esta obra
se afirma que los Estados Unidos se han vuelto una «nación indispensable» para
todo el mundo, de acuerdo a los dichos del Presidente Clinton. Lo que
verdaderamente no puede ser contrarrestado es el hecho de que ningún Estado
nación, en la actualidad, puede hacer frente a este país en ninguna de las
cuatro dimensiones claves del poder (militar, económico, tecnológico y
cultural) que, acumulativamente, dan lugar a una influencia global decisiva. El
autor dice que sin una abdicación deliberada por parte de los Estados Unidos la
única alternativa real al liderazgo global norteamericano es la anarquía
internacional.
Con
respecto a Europa, se dice que los estados Unidos no pueden crear por sí mismos
una Europa más unida, pero sí pueden obstruir su surgimiento. No cabe duda de
que si Europa no se vuelve más unida es susceptible de desunirse cada vez más.
Por consiguiente, como afirma Brzezinski, es vital que los Estados Unidos
cooperen estrechamente con Alemania y Francia para obtener una Europa
políticamente viable, una Europa que permanezca unida a los Estados Unidos y
que extienda el alcance del sistema internacional democrático cooperativo.
En lo que
se refiere a la expansión de la OTAN, el autor establece que el acuerdo al que
se puede llegar con Rusia en ese sentido no debe llevar a la transformación de
Rusia en un miembro de facto y con capacidad decisional de la alianza, lo que
diluiría el histórico carácter euroatlántico de la OTAN relegando, al mismo
tiempo, a los nuevos miembros. Ello permitiría a Rusia no solo reemprender el
esfuerzo de reconstruir su esfera de influencia en Europa Central sino también
aprovechar su presencia en la Alianza con el objeto de intentar reducir la
influencia de los Estados Unidos en Europa. El surgimiento de un arreglo equitativo
entre la OTAN/UE y Rusia sería bien acogido por los europeos, quienes lo
considerarían como una señal de que Rusia esta tomando por fin la esperada
decisión postimperial a favor de Europa.
El papel
que Rusia desempeñe en Eurasia a largo plazo dependerá en gran medida de la
decisión histórica que la misma Rusia debe tomar, al respecto de su propia
autodefinición. Aunque Europa y China aumenten sus respectivos radios de
influencia a nivel regional, Rusia seguirá estando a cargo de la mayor parcela
individual del mundo, por lo tanto la falta de territorio no es un problema
para Rusia. La cuestión que Rusia debe enfrentar, según la opinión del autor,
es el hecho de que tanto Europa como China ya son más poderosas desde el punto
de vista económico. En estas circunstancias debería ser más evidente para la
elite política rusa que la primera prioridad de su país es la de modernizarse,
y no la de comprometerse en el fútil esfuerzo de recuperar su anterior espacio
de potencia global.
Brzezinski,
para finalizar, incluye en su estudio geoestratégico la relación entre los
Estados Unidos y China. El pluralismo geopolítico en Eurasia en general no será
ni posible ni estable sin una profundización de la relación estratégica entre
estos dos países. De ello se sigue que la política de comprometer a China en un
diálogo estratégico serio es el primer paso necesario para fomentar el interés
chino de alcanzar un acuerdo con Estados unidos que refleje los distintos
intereses geopolíticos que los dos países tienen en común. Aunque China está
surgiendo como una potencia dominante a nivel regional es difícil, según
palabras del autor, que se convierta en una potencia global en un futuro
cercano, por consiguiente China no debe ser ni contenida ni aplacada, sino que
debería ser tratada con respeto por ser el mayor Estado en desarrollo del
planeta. En la medida en que China se integre más en el sistema mundial y
pierda con ello capacidad y voluntad de explotar su primacía regional de una
manera políticamente obtusa, irá surgiendo posiblemente una esfera de
deferencia china de facto en zonas de interés histórico para China, que formará
parte de la emergente estructura eurasiática de arreglos políticos.
El autor
establece que la estabilidad de un pluralismo geopolítico de Eurasia que impida
la aparición de una única potencia dominante se vería reforzada con el eventual
surgimiento, quizás en los primeros años del próximo siglo, de un Sistema de
Seguridad Transasiático (SSTA). En este acuerdo de seguridad transnacional
debería participar una OTAN ampliada -vinculada a Rusia mediante un acuerdo de
cooperación- China y también Japón que seguirá vinculado a los estados Unidos
mediante el tratado bilateral de seguridad.
Zbigniew
Brzezinski finaliza su obra diciendo «en el curso de las próximas décadas
podría surgir una estructura efectiva de cooperación global basada en las
realidades geopolíticas que pasaría gradualmente a ostentar el cetro del actual
«Príncipe Regente», que por el momento está cargando con la responsabilidad de
asegurar la estabilidad y la paz mundiales. El éxito geoestratégico de esta
causa representaría un legado adecuado de los Estados Unidos en su papel de
primera, única y verdadera superpotencia global.»
Miembro
del Departamento de Europa y CEI del IRI
Título original: The Pan-American Dream.
Lawrence E. Harrison.
Compañía
Editora Espasa Calpe Argentina S.A./ Ariel. 1999.
A lo largo de los doce capítulos que
componen este libro, que sin duda suscitará entre sus lectores las reacciones
mas diversas, el ex funcionario de gobierno de los Estados Unidos y autor de
los títulos "El subdesarrollo esta en la mente: el caso
latinoamericano" y Quienes prosperan? , se formula una serie de preguntas,
que le servirán de motivación para sumergirse en el estudio de las causas que,
a su entender, explicarían la tardía adopción por parte de los países
latinoamericanos de un sistema basado en el capitalismo democrático, y como
correlato la presencia de la brecha en materia de desarrollo institucional y
económico, con los países que se ubican geográficamente mas al norte del
hemisferio.
Así como el profesor y periodista
Mariano Grondona reconoce la influencia que tuvieron las enseñanzas del
politicólogo norteamericano Robert Dahl para producir modificaciones en su
postura con relación al desarrollismo, cambio que plasmó con la reciente
edición de su libro "Las condiciones culturales del desarrollismo
económico", Harrison se sirve del planteo acerca de "si es posible la
constitución de una comunidad continental al estilo de las formuladas en
"La Iniciativa para las Américas" del ex Presidente George Bush, o la
propuesta mas reciente del ALCA, como punto de partida para ahondar en las
características que presentan las sociedades que se identifican con la cultura
iberocatólica y aquellas que reflejan y practican los valores acordes con la
tradición anglo-protestante. Para llegar posteriormente a afirmar que las
profundas diferencias y rasgos que hacen a cada una de ellas se traduce en una
distinta percepción acerca del trabajo, la educación, el mérito, la comunidad,
la ética , etc. Diferencia esta, de valores y actitudes, que explicaría las
disímiles condiciones de progreso en que se hallan las sociedades que se
identifican con una y otra cultura.
Para llegar a la conclusión de que no
necesariamente debe ser negativa la respuesta a la pregunta de si
"La Asociación para el Desarrollo y la Prosperidad, sucesora del
Emprendimiento que Bush anunció en 1990 está destinada a seguir los mismos
pasos que la Alianza para el Progreso propuesta en la década del sesenta por
Kennedy y la Política del Buen Vecino de Franklin Roosevelt hacia el cementerio
de las buenas intenciones frustradas de sueños panamericanistas", Lawrence
dedica cuatro capítulos de su libro, uno por cada uno de los países
considerados de mayor importancia relativa entre los países de origen latino, a
repasar la historia de los acontecimientos políticos y económicos mas
relevantes que tuvieron lugar en Argentina, Brasil, Chile y México.
Todo ello sin perjuicio de
reconocerle en particular a la República Federativa de Brasil y Chile mejores
perspectivas en este desafío que importa el afianzamiento de los logros hasta
aquí alcanzados. Este mejor presagio encontraría sus raíces, en el origen de
los inmigrantes que se dirigieron y asentaron en sus respectivos territorios,
pero principalmente en los distintos principios y valores culturales que estos
comulgaban por oposición a los que guiaron la conducta de los extranjeros
radicados en los otros países objeto de análisis.
El capitulo titulado "comercio
e inversión: del imperialismo a la integración?" no hace mas que confirmar
y explicitar aun más esta postura, al sostenerse allí que "son estos
mismos factores -políticos e institucionales-, pero lo que es mas importante
aún, los culturales, los que se convierten en obstáculos para los esquemas de
integración".
El hecho que la segunda, a contrario
sensu de la primera de las nombradas, esté caracterizada por focalizarse en el
presente y en el pasado a expensas del futuro, en el individuo y en la familia
a expensas de una sociedad mas amplia; por alimentar el autoritarismo, propagar
un código ético flexible, venerar la ortodoxia, desdeñar el trabajo, el ahorro
y la creatividad, explicaría el menor progreso relativo en el campo económico e
institucional de las sociedades que se identifican con ella.
Las
soluciones allí propuestas varían, destacándose la necesidad de generar un
cambio en el sistema educativo tradicional, que de este modo incorpore no solo
los valores que antes se describieran como propios de culturas
angloprotestantes, sino también que plasme ese reconocimiento por parte de los
países latinoamericanos de la verdadera génesis de su problema, esto es el
arraigo en la misma mente latinoamericana de valores y actitudes, que como
consecuencia de su identificación con la cultura iberoamericana tradicional se
muestran incompatibles con la modernización.
Coordinadora
del Departamento de América Latina y el Caribe del IRI
Marcelo
R. Lascano
Fundación
Okita, Bs. As., 1998.
Con este
primer estudio sobre la región del Pacífico-Asiático, la Fundación Okita inicia
una tarea científico-académica muy importante, en particular las relaciones de
Asia con la Argentina. Este aporte elaborado por el economista Marcelo Lascano,
se ocupa de detallar los logros económicos y las ventajas financieras como así
también culturales de la zona en estudio. Como así también, en analizar
críticamente el lado oscuro de la globalización asiática, sobre todo el impacto
de la crisis financiera global y sus repercusiones en el resto de los mercados emergentes
y en el sistema económico regional-mundial.
El autor
señala, que por una razón u otra la presencia de la región del Asia-Pacífico a
nivel mundial ha estado durante largo tiempo en el debate académico,
institucional y en los medios de comunicación locales e internacionales.
Un modelo
económico exitoso que supo vislumbrar durante casi dos décadas el prestigio y
la respetabilidad de la comunidad financiera mundial. Asia se había convertido
en el centro geográfico financiero, comercial y geopolítico del mundo. La
comunidad de negocios observaba muy atentamente el desenvolvimiento del mercado
financiero de capitales con enormes atractivos para el flujo de inversiones
directas y para insertar a esta zona en el mercado global.
En la obra
se rescata los indicadores económicos muy optimistas. La duplicación del
producto bruto, las tasas de crecimiento anual promedio para toda la región en
cifras superiores al 10%. Economías orientadas a tener altas tasas en
productividad y productos elaborados con una fuerte presencia en el mercado
mundial.
El autor
coincide con otros trabajos publicados como consecuencia de la crisis en el
modelo asiático con una fecha que ya se la ha incorporado a la bibliografía
mundial el 2 de julio de 1997, al menos en los papeles se puso en duda la
efectiva dimensión del modelo asiático.
El
Gobierno de Tailandia cedió ante fuertes presiones internacionales y dejó
flotar su moneda, el bath. La devaluación que sobrevino causó pánico y estupor
en la comunidad financiera mundial.
Luego la
crisis contagió a otros países de la zona del sureste de Asia: Indonesia,
Malasia, Filipinas. Taiwan dejó intervenir en el mercado de cambios, luego
cayeron la bolsa de Hong Kong y Wall Street. Posteriormente el contagio llegó a
Corea del Sur, todo según da cuenta el autor en un marco de incertidumbre con
un impacto regional de la magnitud de un temblor.
Después
del descarrilamiento de las economías del Asia Oriental el autor llega a la
conclusión de que corresponde separar las aguas: la economía real de un lado, y
el desempeño financiero del otro. Señala de que se trata de una crisis
financiera, que no tiene componentes productivos o tecnológicos, con fuertes
actores privados.
El trabajo
ha sido elaborado paralelamente a los acontecimientos internacionales de modo
de que las fuentes de que dispone el autor han sido fundamentales. Contó con la
colaboración de los informes del Banco Mundial y del Fondo Monetario
Internacional, entidades que han tenido unan fuerte influencia durante y
después de la crisis financiera regional.
Existe
desde hace ya largo tiempo una nueva realidad geográfico económica mundial, el
poder y las hegemonías se han desplazado desde Europa a los Estados Unidos, y
en los últimos años hacia el Lejano Oriente. Este desplazamiento -a juicio del
autor- hizo de que Japón desde hace medio siglo encabezara "un capitalismo
diferente" para el desarrollo económico. Esta manera distinta de hacer las
cosas o los deberes, contagió sucesivamente a Corea, Taiwán, Singapur, Hong
Kong, Malasia, Tailandia, etc. A partir de estos nuevos actores y jugadores, el
capitalismo tradicional anglosajón y el renano debieron aceptar con una visión
crítica las realidades productivas, tecnológicas y los resultados altamente
favorables a la región del Asia-Pacífico.
El trabajo
cierra con una hipótesis que vale la pena recordar; estas lecciones son las
siguientes: mejorar la vigilancia del BM y del FMI, fortalecer los sistemas
financieros locales y regionales, disponer de mejoras en las modalidades
operativas de los mercados de capitales en economías industrializadas y
emergentes.
Martín
A. Morgante
Miembro
del Departamento de Relaciones Económicas Internacionales del Instituto de
Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de
la Universidad Nacional de La Plata.
Historia de un éxito
Andrés
Cisneros Compilador
Buenos
Aires, CEPE-CARI-GEL, 1998, 373 páginas.
Las
recetas oficiales de la política exterior argentina que tantas veces hemos leído,
tienen un nuevo lugar de encuentro en este libro. No deja de ser un esfuerzo
intelectual, pero sobre todo político, el intentar mostrar una acción tendiente
a insertar a la Argentina en el mundo. Nada mejor que los hombres convencidos
de este accionar para explicar lo que se está haciendo en la materia.
A pesar de
sus variantes, los autores expresan una sintonía de pensamiento, alguno de sus
deslices son reforzados por el compilador que refuerza la tendencia general del
libro.
No
creemos, como señala el prólogo escrito por el Canciller Guido Di Tella, que
"no se trata de hombres estructurados por el poder de un dogma que en
su trabajo ha ido asumiendo varias versiones de una misma verdad."
Esta aclaración es de por sí significativa, creemos que a pesar de no compartir
muchas veces los conceptos vertidos allí, es un trabajo riguroso aunque el
rigor no le quita parcialidad. Existe una sutil pero fundamental diferencia
entre las versiones de una misma verdad y la versión de la verdad misma. Esta
proposición tiende a diluir el provocador subtítulo que nos lleva a
preguntarnos si esta política exterior es un éxito.
Es la
demostración de un pensamiento único criollo que se asume como un foro
intelectual y político.
Reflexionar
sobre esta propuesta nos lleva a cuestionar ciertos presupuestos que la
convalidan. La primera cuestión es si debemos aceptar todos sus presupuestos y
no los confrontamos con otros. De hacerlo creeríamos que estamos navegando por
un mar tranquilo y sereno.
Desgraciadamente
para los autores, el mundo actual se muestra mucho más inquietante que a
principios de los noventa cuando el liderazgo norteamericano parecía
incuestionable. Hoy las crisis recurrentes en el Golfo Pérsico y los Balcanes
demuestran la fragilidad de las alianzas entre las grandes potencias, y sobre
todo la divergencia de sus intereses. El mundo está lejos de ser el Nuevo Orden
Mundial soñado por los neoconservadores y su fragmentación y dinámica lo llevan
hacia un esquema multipolar.
Si nuestro
esquema de política exterior se sustenta sobre la previsión de un mundo
unipolar, ella deberá tener una forma más o menos similar a la actual, pero si
el mundo se encamina hacia otra dirección ¿será correcto el rumbo elegido?
Otra de
las preguntas que recorre nuestra mente al leer este libro es si la
intervención argentina en el golfo Pérsico al lado de los Estados Unidos,
rompiendo una posición histórica del país, es equivalente al esfuerzo brasileño
en la Segunda Guerra Mundial. Nos parece una apreciación desmesurada. Tal vez
sea una señal clara, pero a esta altura los únicos hechos palpables son la
consideración de nuestro país como libre de aftosa y su designación como aliado
extra OTAN. Sin embargo sobre nuestro comercio siguen pesando importantes
restricciones y la designación honorífica ha causado malestar en la región y no
tuvo la contrapartida esperada hasta el momento.
Un dato en
que los autores no se ponen de acuerdo es en cuándo empieza el éxito o,
para ser menos ampulosos, las nuevas políticas exteriores: para algunos de
ellos en 1983 y para otros en 1989.
Una vez
hechas estas consideraciones generales, que son las que sustenta el libro de
manera evidente, haremos una breve referencia a los artículos que componen el
texto.
El primero
de ellos, firmado por Andrés Cisneros, muestra una composición histórica que en
líneas generales sigue el siguiente derrotero: al principio la Argentina no
lograba conformarse como una república y desde mediados del siglo pasado
comienza una laboriosa tarea para lograr la construcción del Estado Nacional y
su inserción mundial. Tras ello, la maduración de un modelo asentado sobre el
acercamiento a Gran Bretaña. Los cambios en los centros de poder mundial y la
falta de adaptación ese modelo hicieron que el país dejase los senderos del
desarrollo y el progreso y esa falla nos termina por desinsertar del mundo. Si
bien en el trazo grueso -muy grueso- estamos de acuerdo, creemos que es en los
detalles donde observamos que las diferencias existentes en la actualidad se
proyectan sobre nuestro pasado. Un ejemplo es cuando se quiebra el modelo
eurocéntrico del siglo diecinueve. Todos sabemos hoy que en la Primera Guerra
Mundial empieza -desde una perspectiva más de época- el quiebre definitivo que
se asienta en el crack del veintinueve, donde se configura la tendencia general
y no antes. Es fácil achacar al pasado errores, cuando tenemos la ventaja de la
perspectiva, y no ver como se configuraron las opciones en cada momento. Por
eso debemos tener una visión precisamente más histórica de los problemas.
El siguiente
artículo de Jorge Castro, es una reflexión prolija, inteligente y señera de dos
aspectos básicos de nuestra política exterior: la relación con Estados Unidos y
Brasil. Se indican los aspectos más sobresalientes aunque no se perciben las
contradicciones existentes entre estas políticas y las tensiones que
constantemente se generan entre ambos ámbitos.
El
artículo de Felipe de la Balse es uno de los más equilibrados del texto, ya que
calibra con mayor precisión los sucesos del pasado en relación con los orígenes
de esta política, no sin un dejo de nostalgia sobre las políticas exteriores de
fin de siglo pasado. Existen datos con los cuales no coincidimos, como la
calificación de un período anterior, fijado entre 1943 y 1983, en el cual la
Argentina se aleja de la inserción. Para nosotros esta crisis empieza en 1930 y
la década infame es cuando los grupos conservadores en su mayoría optaron por
el bilateralismo profundizado - reforzando la relación con Gran Bretaña cuando
ésta perdía de manera evidente el poder mundial -. Sí nos parece acertado el
inicio de un nuevo tipo de política exterior en el período iniciado en 1983,
aunque deberíamos usar un plural, ya que existen sustanciales diferencias entre
la política implementadas por Menem y Alfonsín.
El artículo
de Escudé es el más militante, ya que pierde algunas de las variantes que
enriquecen al artículo anterior. Se encierra en su remanida tesis sobre la
conjura, avanzando en la idea de boicot angloamericano, cuando en realidad los
ingleses hasta principios de los cincuenta seguían pujando con los americanos
por no perder el control político en esta zona. Estas tesis conjurativas tienen
una trama que termina mostrando en su análisis al gobierno de Alfonsín como si
fuera comparable a Kadafi o Saddam Hussein. La descripción no se hace sobre
blanco y negro sino sobre la percepción de la variedad de grises que existen
entre políticas no tan asimilables como las considera el autor.
El trabajo
de Jorge Bolívar es un intento por mostrar cuál es la identidad de la actual
política exterior. No es una empresa sencilla. Esa política tiene un perfil
particular, ya que produjo inflexiones importantes en nuestra inserción
internacional, llevando a puntos de no retorno en un sinnúmero de hitos que nos
quitan margen de maniobra, y nos llevan a un seguimiento de la política
exterior norteamericana. Y en este aspecto radica su falta de identidad, ya que
se mimetiza con el accionar estadounidense, en vez de tomar un perfil propio
que nos permita avanzar hacia un destino que debemos construir nosotros como
comunidad.
El
artículo de Rosendo Fraga se refiere al nuevo concepto de hipótesis de
conflicto con Brasil, Chile y Gran Bretaña. Está enmarcado en una correcta
lectura de la realidad regional, en los importantes cambios acaecidos en el
extremo sur del continente en los ochenta y noventa en Brasil y Chiley en el
fin de disputas territoriales que nos aleja de los tradicionales
enfrentamientos. En el restante conflicto, con los ingleses, se busca en el
mediano y largo plazo su remoción a partir de cómo evoluciona la disputa
territorial y la normalización de las relaciones entre ambos países.
El
artículo de Fontana sobre Argentina y la seguridad internacional tiene en
líneas generales un buen tratamiento del problema, estableciendo las
transiciones, continuidades y discontinuidades de las políticas desde 1982, la
búsqueda de un nuevo significado de seguridad en la pos Guerra Fría y los
instrumentos para ella, como son la participación en la Guerra del Golfo, las
cancelaciones de los proyectos misilísticos y nucleares y la participación en
misiones de paz. En el aspecto regional tiene punto de contacto con el anterior
artículo. Algunos de estos instrumentos permitieron pensar una política de
seguridad distinta pero no se nos escapa que algunos disminuyen de manera
notoria nuestra capacidad de decisión y atentan contra nuestras posibilidades
futuras.
El último
trabajo de Manuel Mora y Araujo es una explicación de cómo la población ve la
política exterior, cómo la evalúa, y cuáles son sus deseos sobre la misma.
Contiene datos singulares y de gran relevancia a la hora de pensar la
percepción que los ciudadanos tienen de la política exterior y sobre todo una
guía sobre lo que la gente quiere.
Como
conclusión queremos volver a rescatar, mas allá de las críticas, el intento
para consolidar o por polemizar sobre la propia imagen que tienen los autores
de la política exterior, ya que el texto es un eje y una fuente inagotable para
discutir y evaluar los destinos de nuestro país en el mundo.
Alejandro
Simonoff
Master en
Relaciones Internacionales (UNLP) CERPI - IRI
Bohdan
Halajczuk - María Teresa del R. Moya Domínguez
Ediar, Bs. As. 1999
Esta obra
llega a su tercera edición, veintisiete años después de que se hubiere
publicado la primera; naturalmente, la evolución del derecho y las relaciones
internacionales han marcado un alto desafío, al cual los autores respondieron
con solvencia en su trabajo de actualización.
Profesor
adjunto Derecho Internacional Público, Cátedra II, UNLP.