El Islam es el nuevo enemigo de Occidente?

Pedro Brieger

Biblos, Buenos Aires, 1996

Desde hace dos décadas, producida la Revolución Iraní en 1979, y con mayor fuerza a partir de la desintegración de la Unión Soviética, los movimientos islámicos han venido a ocupar un lugar destacado en los medios masivos de comunicación. Hoy frecuentemente se oye hablar de atentados terroristas, toma de rehenes, de "Guerra Santa", secuestro de aviones, ataques suicidas que se atribuyen directamente a las actividades de estos movimientos mayormente considerados como fundamentalistas que amenazan la paz y la seguridad global.

Se ha comparado a los movimientos islámicos con los regímenes fascista y nazista de la década del treinta y con el comunismo de los años cincuenta. S habla de ellos como sinónimo de terrorismo y violencia dirigidos a la destrucción de los estados occidentales.

Paradójicamente los medios de comunicación nos presentan la imagen de un grupo de fanáticos religiosos que poco tienen que ver con valores y costumbres occidentales pero que actúan y atacan desde el mismo seno de nuestras sociedades.

Argentina no ha sido ajena a su accionar. Hemos sido testigos y protagonistas de dos brutales atentados perpetrado uno contra la Embajada del Estado de Israel en 1992 y dos años más tarde a la sede de la A.M.I.A.

Pero qué son estos movimientos islámicos?. Quiénes son sus integrantes?. En nombre de quien o de qué se organizan?. El Islam es el nuevo enemigo de Occidente?

Esta obra aunque fue escrita por un especialista en Medio Oriente no está dirigida solamente al mundo académico e intelectual, sino a cuantos desean comprender el mundo musulmán y, en particular, la esencia de los movimientos islámicos. Pedro Brieger responde a estos interrogantes y supera la imagen simplista y descalificadora de los medios de comunicación y, como asevera el mismo autor ¨si nos guiáramos pura y exclusivamente por los medios de comunicación no podríamos comprender por qué millones de personas apoyan a los movimientos islámicos¨.

La intención del autor no es ni satanizar a los movimientos islámicos ni tampoco absolverlos de toda culpa sino comprenderlos en su dimensión socio - histórica. Bajo este propósito Brieger ha utilizado el método de la entrevista a los líderes de los movimientos como también a conocedores del Islam que enriquecen a la obra con distintos puntos de vistas, incluso antagónicas.

Este libro está dividido en tres partes. En la primera, se brinda un análisis del resurgimiento del Islam como factor político estrechamente unido al nacionalismo árabe. Se reflexiona acerca de la ambivalente postura de Occidente frente el Islam y a los movimientos islámicos en el período que se extiende desde el comienzo de la Guerra Fría hasta la actualidad. Traza un paralelismo entre la Revolución Iraní y la Revolución Cubana que permite comprender el impacto y posterior exportación de las ideas principales de la revolución a la mayoría de los estados musulmanes sunnitas . También se analiza el Islam político como alternativa para reivindicar un pasado que les permite recobrar la identidad, confianza y autoafirmación perdida desde que pasaron a engrosar las filas del Tercer Mundo. Para finalizar esta primera etapa se analizan los principales temores de Occidente ante el Islam en ascenso.

La segunda parte está compuesta por tres entrevistas a los siguientes líderes islámicos:

El polémico Rashid Al Ghannouchi, líder y presidente del movimiento Al Nahda (Renacimiento) de Túnez, expulsado de su país en 1989 y actualmente exiliado en Londres. Analiza el Islam en relación a Occidente y sus valores socio - culturales.

El jeque Abdala Nimer Darwish, líder del movimiento islámico Usrat al Yihad (Familia de la Yihad) que actúa dentro del Estado de Israel. Se refiere además a la relación existente entre Islam y Occidente, a la violencia, a la yihad y al papel desempeñado por la Revolución Iraní en el mundo árabe.

El imán Mahmud Husain, líder espiritual de la comunidad islámica en la Argentina y actual director del Centro de Altos Estudios Islámicos de la Argentina examina el Islam no sólo como una religión sino como una civilización, una concepción política que está actuando paralelamente para imponer la paz y la justicia en este mundo. Además se refiere al sufismo, al significado de la yihad en relación a la violencia política y a la figura de Jomeini.

La tercera parte se entrevista a intelectuales franceses de la talla de Máxime Rodinson, profesor de la Ècole Practique des Hautes Ètudes de París, quien con una óptica crítica analiza al Islam, al Profeta Mahoma y los medios de comunicación occidentales frente al surgimiento del Islam.

Alan Gresh, jefe de redacción de Le Monde Diplomatique y especialista en Medio Oriente, considera a la injusticia social como clave esencial para entender el surgimiento de los movimientos islámicos. El motor que mueve y difunde su acción es, según el autor, la situación de opresión o de dominación extranjera, pero no se explica por la religión.

Gilles Kepel, director de investigaciones del Centre National de la Recherche Scientifique (C.N.R.S.) de París. Sostiene que para comprender a los movimientos islámicos es necesario conocer el contexto del cual surgen y analiza la situación en Argelia y su relación con Occidente, en especial con Francia.

Con una postura particular, Michel Löwy, sociólogo brasileño radicado en París e investigador de teología de la liberación de América Latina, compara "el cristianismo revolucionario" y los movimientos islámicos, la situación de la mujer y critica la teoría del "choque de civilizaciones" y plantea que "los grandes choques son entre Norte - Sur y enfrentamientos de clases".

El líder del partido de izquierda Ila Al Aman (Adelante) de Marruecos, Abraham Sefarty, lucha contra la monarquía marroquí desde su independencia en 1956, que le costó 17 años de cárcel finalmente liberado en 1991. Sefaty considera la religión como un componente de la identidad árabe y se dice defensor de todos aquellos movimientos islámicos que luchan contra un "enemigo en común": la monarquía.

Las dos últimas entrevistas tienen como marco común el conflicto árabe - israelí y el accionar de los movimientos islámicos.Por un lado Ariel Merari, profesor de la Universidad de Tel Aviv y director del Departamento de Estudios sobre Terrorismo. Por otro lado, Ziad Abu Amr, profesor de la Universidad de Palestina Bir Zeit y conocedor del movimiento Hamas y Yihad Islámica.

Coincidimos con el autor en la necesidad de filtrar la información venida de los medios masivos de comunicación que mayoritariamente utilizan los paper gubernamentales, las fuentes de los servicios de inteligencia, todas evidencias dudosas, exageradas y, hasta a veces, inventadas por que detrás de ellas existen intereses políticos que no pueden ser negados. El verdadero intelectual no parte de una idea prefijada, sino que investiga, analiza y saca sus propias conclusiones y Pedro Brieger así lo ha demostrado a lo largo de toda la obra.

Prof. Sandra De Rose

Miembro del Departamento de Medio Oriente del IRI.

 

 

El Futuro del Capitalismo

Lester C.Thurow.

Vergara, Buenos Aires, 1996

Título original: The Future of Capitalism (William Morrow and Company, Inc.)

En su obra anterior, el autor describía, La "Guerra del Siglo XXI, precisamente el nombre original del libro. Analizaba la guerra económica y comercial que libraban los países y los bloques regionales que habían sobrevivido de la guerra fría, y nos mostraba como los Estados Unidos en algunos campos habían salido victoriosos.

Actualmente, en la etapa de la Posguerra, fría, como el mundo global ha quedado dividido en Bloques Regionales y donde cada uno persigue un mismo rumbo económico: El sistema de mercado – el poscapitalismo– a partir de esta exploración, el autor examina los cambios económicos, sociales y políticos del mundo actual.

Lester Thurow es Profesor de Economía en la Sloan Business School del MIT (Massachussets Institute of Technology ), donde también se desempeñó como Decano. Consultor de empresas en los Estados Unidos y en el mundo, referente económico a la hora del debate, asesor del Establishment norteamericano, ganó notoriedad en el mundo económico y comercial con su best-seller, "La Guerra del Siglo XXI", ahora su nuevo libro "El Futuro del Capitalismo", nos introduce en una nueva era, en un mundo globalizado: que viene después del capitalismo.

Para el autor se avecina una era de grandes cambios económicos que afectará a todo el sistema socioproductivo. A fin de comprender la dinámica de este nuevo mundo económico, Thurow tomó dos aspectos de las ciencias físicas y naturales: las Placas Tectónicas y el equilibrio interrumpido de la biología. Para el primer caso, los movimientos sísmicos y tectónicos que desplazan a los continentes que fluctúan sobre el núcleo interno de la tierra, el paralelo que cruza con este ejemplo, es que la, crisis financiera mexicana -tequila - se desplazó como un mar de lava tan rápidamente como si hubiese sido una erupción volcánica, desequilibrando a todos los mercados emergentes que encontraba a su paso.

En este contexto, el autor presenta las cinco placas tectónicas de la economía, donde nos advierte que existe un nuevo juego económico con nuevos actores, y con nuevas estrategias.

Placa 1: El Fin del Comunismo: El sistema de Planificación Centralizada que dominó a la mitad del planeta durante la Guerra Fría. A juicio del autor, lentamente los países se están incorporando en una transición económica, al sistema capitalista. Esta cuestión está alterando profundamente la geografía económica del planeta y la configuración de un sistema económico unipolar.

Placa 2: El surgimiento de industrias basadas en la capacidad y el conocimiento intelectual del hombre. Durante las Revoluciones Industriales de los siglos diecinueve y veinte, la mayoría de las industrias han tenido nichos geográficamente naturales. Estos nichos estaban determinados por la ubicación geográfica de los recursos naturales y la posesión del capital. En cambio, en la actualidad, la ecuación se invierte, las nuevas industrias de transformación no tienen un nicho natural geográfico, se desplazan de una zona a otra, sin barreras económicas o comerciales.

Placa 3: Una demografía dinámica. La población del mundo está en constante crecimiento y evolución. Las migraciones, tal como lo plantea el autor, son una variable de un mundo en constante movimiento, los desplazamientos de áreas rurales a zonas industriales de personas son motivo de análisis y a su vez un componente fundamental en la economía global.

Placa 4: Una Economía Global. Los cambios tecnológicos, en el transporte, en la circulación, en las telecomunicaciones están creando una red entrelazada donde todo se puede hacer en cualquier lado, y vender en tiempo real. ¿Quién sobrevivirá en esta economía global?.

Placa 5 : Un mundo multipolar, sin ninguna potencia dominante Las reglas para el sistema mundial de comercio siempre han sido, a saber por el autor, impuestas en vigor por sus

economías dominantes. Gran Bretaña en el siglo diecinueve. Estados Unidos en el siglo veinte. Pero el siglo próximo no tendrá una potencia hegemónica. ¿Quién será el líder de la economía global en el siglo XXI , capaz de organizar y poner en vigor las nuevas reglas de juego en la economía?.

Emerge un nuevo sistema comercial-mundial. El autor se hizo célebre por su frase: "El GATT ha muerto", el sistema comercial Gatt–Breton Woods fue un invento norteamericano, como tal llegó a su fin. El Directorio comercial cambió de firma. En el mundo multipolar, el núcleo del sistema económico-comercial está regulado por la World Trade Organization (WTO), que ha sido creada para organizar esta nueva economía multipolar. Asimismo el autor pone en duda la vigencia de esta nueva organización, rectora del comercio multilateral.

El Futuro del Capitalismo para Thurow está teñido de luces y sombras en esta economía global. ¿Qué vendrá después del capitalismo?

Martín A. Morgante

Miembro del Dpto. de Relaciones Económicas Internacionales del I.R.I.

 

 

LA CHANCE

L’Unita

Roma, mayo 1997

Título original: "LA CHANCE"- Facciamo funzionare l’Europa Il congresso dei socialisti europei a Malmo"

El libro en cuestión es una recopilación de los diferentes discursos pronunciados en el Congreso del Partido Socialista Europeo, realizado en la ciudad sueca de Malmo en mayo de 1997. Al mismo asistieron representantes de dieciocho países europeos bajo la presidencia de Rudolf Sharping y la presidencia honoraria de Jacques Delors.

A continuación se hará una reseña sobre las palabras de algunos de los líderes socialistas participantes y la declaración final del congreso.

El Partido Socialista Europeo fue fundado en 1992, antes de esa fecha los socialistas europeos cooperaban entre ellos en el ámbito de una confederación de partidos.

La idea de transformar la confederación en un partido ocurre en el momento que el tratado de Maastricht define las formas de la creciente integración política, económica y social de Europa; las fuerzas socialistas europeas no podían dejar que los neoliberales asumieran la guía de este proceso a escala continental, la conformación de Europa y su destino en el siglo XXI. La izquierda y centroizquierda ha conquistado el gobierno de 12 de los 15 países de la Unión Europea y tres de ellos G. Bretaña, Italia y Francia forman parte del Grupo de los 7. En palabras de Tony Blair "estamos en presencia de una onda que trastorna a toda la derecha en toda Europa, dejando a la deriva la revolución neoconservadora".

Las razones de este encuentro son múltiples y contradictorias, pero el consenso de los socialistas europeos es una aspiración al futuro, en estos tiempos de globalización y del individuo dejado solo frente al mercado y la competencia. Tal es la responsabilidad del socialismo europeo, la de responder a la gran ansia de "ofrecer igualdad de oportunidades" como dice Delors o como menciona Jospin "de hacer al ciudadano el corazón de Europa".

Trabajo, reforma del estado de bienestar, seguridad, revolución tecnológica, sociedad informatizada, igualdad de oportunidades, instituciones políticas renovadas esta es la agenda del partido socialista europeo. Mediante este congreso de Malmo, en las diferencias y en la diversidad cultural se hace una invitación a un proyecto común para confrontarlo con Europa y su pueblo.

Los triunfos dell’ Ulivo en Italia, de Blair en Gran Bretaña y Jospin en Francia ofrecen a la centro izquierda una oportunidad, la posibilidad concreta de conducir a Europa a la integración plena, donde millones de ciudadanos, solicitan al gobierno modernización con solidaridad, innovación, futuro, crecimiento y justicia social. Para ello es necesaria una reforma política e institucional de la Unión Europea, capaz de mantener y coordinar las políticas económicas y sociales para construir una Europa mejor. El cierre de las fronteras no creará trabajo, no mejorará la calidad de vida, no resolverá el problema en materia de seguridad, no mejorará la modernización, ni los problemas ambientales, las fuerzas económicas y sus concurrencias son internacionales, se debe tener en cuenta la mundializacion. Y hoy la solidaridad adquiere un gran significado internacional. Europa ha construido su propio modelo socioeconómico, una economía mixta en la cual el estado y el mercado se deben equilibrar recíprocamente, donde los valores sociales y las consideraciones ambientales deben tener la misma consideración que las cuestiones económicas.

 

Para ello no proponen un modelo fijo, sino variable y adaptable a las situaciones cambiantes del tiempo. Éste debe reforzar la cooperación para realizar en Europa un desarrollo que ampare la Naturaleza ya que la Unión es una fuerza de paz, dotada de fronteras seguras, que puede y debe prevenir los conflictos; además es y tiene un identidad moral, los valores de libertad, tolerancia y solidaridad que son un bien común y por lo tanto debe comportarse como una sociedad mulicultural abierta.

El mejoramiento del mercado interno y la creación de una moneda única, son una etapa fundamental para el desarrollo de la Unión Europea. La introducción del euro se debe realizar en 1999, según los términos definidos en el artículo 104 del tratado de Maastrich. Esta unión monetaria deberá servir al desarrollo del trabajo y al coordinamiento económico y social. Para ello la Unión Europea debe observar que las leyes relativas a esta cuestión sean aplicadas a nivel nacional.

Europa es y debe continuar siendo social, donde el derecho al trabajo sea objeto de garantías y normativas mínimas para evitar el dumping social, siendo vital el principio del salario mínimo que debe ser aplicado a nivel nacional, ya que en Europa se necesitan desarrollar políticas sociales basadas en el principio del progreso. Apoyan la iniciativa del gobierno británico de poner fin a las exenciones sociales.

Es necesaria la creación un sistema fiscal que favorezca el trabajo y penalice los tratos inequitativos y la utilización excesiva de energía y de materias primas, proponiendo un sistema socioeconómico suficientemente elástico para consolidar posiciones en el mundo, sin perjudicar las normativas sociales y ambientales y que además asegure un modelo económico duradero. Siendo la protección del ambiente una prioridad de Europa, además debe contribuir a los objetivos de la Conferencia de Río sobre los cambios climáticos introduciendo medidas para combatir a los mismos y a los desperdicios producidos por la generación de energía.

La mundialización de la economía no debe ser vista como una victoria final del neoliberalismo, donde aparentemente la única solución es la racionalización de la economía. Europa debe contribuir a la reglamentación de la economía mundial en forma más estrecha basada en una economía de mercado social duradera, para ello debe adoptar una posición firme ante el G7, la OCSE y del WTO: una defensa de los derechos sociales fundamentales. Se debe poner fin a la exclusión social, a la degradación de los servicios públicos y proteger los intereses de los consumidores. Se debe dar una respuesta adecuada al problema de la criminalidad en un contexto jurídico claramente definido que garantice los derechos de los ciudadanos, siendo imperiosa la resolución del problema de la inmigración clandestina. Residir en Europa significa el desarrollo de una real ciudadanía europea complementaria a la nacional. Para inspirar fe, la Unión debe trabajar en forma menos burocrática; 1997 es el año europeo contra el racismo y la discriminación, para ello la Unión debe introducir una cláusula específica contra la discriminación como parte coherente del tratado sobre derechos de los ciudadanos, que comprenda la igualdad de derechos del hombre y la mujer. El objetivo es una Europa abierta y tolerante.

Las políticas de seguridad deben ser más eficientes con el fin de promover una seguridad completa a nivel regional e internacional, siendo prioritaria la prevención de conflictos. Respecto de los instrumentos suplementarios a los tratados firmados con la NATO, referidos a la venta de armas debe haber una política transparente. Para ello se deben generar directivas para el control de las exportaciones de armas. Se sostienen todas las iniciativas para la supresión de las minas antipersonales.

Se desea mejorar el rol de la Unión en el Mediterráneo, lo cual significa mayor cooperación en el campo del desarrollo de la democracia y de la seguridad, al igual que el proceso de cooperación en el mar Báltico que es de vital importancia, ya que contribuirá a estabilidad y a mayor contacto entre naciones de la región, posibilitando un desarrollo equitativo en lo económico y sostenible en lo ambiental. La Unión debe prepararse para nuevas negociaciones y adhesiones con los países de Europa central y del este, poniendo fin a las divisiones europeas en ocasiones históricas, iniciando para ello negociaciones con todos los países europeos.

La simplificación de tratados, la disminución del número de procedimientos decisionales y la aplicación clara del principio de subsidiariedad posibilitará mayor transparencia al Parlamento Europeo. Se apoya la extensión del voto por mayoría con el objetivo de hacer más eficiente a la misma, incluso en el campo de las políticas sociales y ambientales. Esto posibilitará la cohesión del Parlamento Europeo y el objetivo de lograr un rol más efectivo del mismo tanto en la política exterior como así también en la justicia. Al mismo tiempo el rol del parlamento nacional debe ser reforzado. Todos los estados miembros deben poder participar en el desarrollo de Europa, que no debe estar reducida a unos pocos, sino abierta a todos los estado miembros que están en condiciones de participar, con un adecuado control democrático. La política y los políticos deben ser creíbles y los últimos deben dar el ejemplo. Se debe eliminar el abuso financiero ilegal de los partidos, exigiendo para ello transparencia y responsabilidad, razón por la cual el PSE propone un debate permanente y abierto.

La escena social de Europa estuvo dominada en los últimos 20 años por la desocupación persistente. Las consecuencias son mas graves de lo que parece, ya que esta inactividad destruye la fe de los ciudadanos europeos, fe sin la cual es imposible ningún proyecto de futuro. El drama de la desocupación y la exclusión social son el centro de cada reflexión sobre el futuro de la política económica y social. En palabras de Delors, "se deben buscar soluciones a este problema, pero sin esperar encontrar una receta milagrosa, esta ecuación se puede resumir de esta forma: el progreso de la sociedad pasa a través de absorber la desocupación, que atraviesa al trabajo, el trabajo pasa a través del retorno al crecimiento y el crecimiento es posible aunque en este momento sea frágil".

"Cómo lograr el crecimiento: retornando al modelo de la revolución industrial o con una involución de este modelo que no tenga en cuenta las reformas realizadas a partir del progreso tecnológico, de las nuevas exigencias del medio ambiente y de una mejor calidad de vida. Es necesaria la creación de un modelo de desarrollo duradero y respetuoso de la naturaleza, que tenga en cuenta las necesidades ligadas a la evolución de todos y cada uno y al mejoramiento de la sociedad."

Este es el debate que el movimiento social democrático debe afrontar antes que sea demasiado tarde, sin restarle fe al compromiso de libertad, solidaridad y responsabilidad.

Este es solo un aporte a las ambiciones de proponer un modelo de desarrollo, teniendo en cuenta la condición de crecimiento en el contexto de la globalización y la tercera revolución industrial.

Estamos ante la creación de la unión económica y monetaria europea que actuará -si las condiciones lo permiten- como un estímulo que permitirá a los países de Europa creer en el futuro y dará a todos su lugar en la sociedad. Por ello la propuesta debe ser creativa y el modelo de desarrollo durable y armonioso. Para ello es necesario un crecimiento fuerte, se debe mejorar la capacidad de producción económica y la productividad de la comunidad; permitiendo el desarrollo de todos los sectores en actividad, siendo fundamental asegurar el pleno funcionamiento del mercado interno, junto con la unidad económica y monetaria que integre completamente a la Unión a una economía mundial abierta. Las transformaciones estructurales deben ser económicamente realistas y socialmente aceptables, debiendo mejorar el sistema de ocupación, el de capacitación, de instrucción y formación, y las empresas asegurar una mejor gestión de los recursos humanos. Es además necesario asegurar una tasa de crecimiento global suficientemente alto para generar un saldo activo que permita crear puestos en sectores de futuro, eliminando progresivamente aquellos que se encuentren en riesgo de redimensionamiento.

Si se observa a EE.UU, en el período 1974-1994 tuvo una tasa de crecimiento del 2,3% anual y un aumento en la productividad de la mano de obra del 0,5% anual, lo que permitió el 1,8% de crecimiento de la ocupación como media al año. En este período el salario real per capita creció en un 0,6% anual contra el 1,4% anual de la Comunidad.

"Todo esquema de crecimiento tiene ingredientes difícilmente compatibles con la solidaridad. Por tanto es lo primero y lo más importante luchar contra la exclusión social. El modelo de EE.UU. tuvo como consecuencia la aparición de un grupo importante de trabajadores dependientes pobres (working poors) incapaces de sobrevivir con su salario. La aplicación de este modelo en Europa demandará un presupuesto inaceptable en subsidios y protección social."

Es de vital importancia estimular a las empresas para que creen puestos de trabajo, asegurando al trabajador dependiente aumentos de salarios reales. El desarrollo debe incluir tecnologías que respeten el medio ambiente.

En síntesis, podríamos resumir las conclusiones del Congreso de la siguiente manera: Las políticas implementadas por los neoliberales están entre nosotros, no hay posibilidad de retorno, pero sí podemos (y debemos hacerlo), mejorar la cuestión social. Ese es el gran desafío.

Rubén Perosi

Miembro del Dpto. de Historia de las Relaciones Internacionales- IRI.

Estados Unidos y el Peronismo

La política norteamericana en la Argentina: 1949-1955

Mario Rapoport y Claudio Spiguel

Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1994.

Desde el mismo título de este trabajo Mario Rapoport y Claudio Spiguel anuncian un tema tan deslumbrante como polémico, tanto en la política exterior como en la historia argentina reciente, las relaciones entre los primeros gobiernos peronistas con los Estados Unidos. Los autores se proponen develar los diversos aspectos de un debate que estaba centrado en lo ideólogico-político y pasarlo en un área más reflexiva.

Ahondan en el análisis mucho más que la generación de Puig; como señala Myriam Colacrai, estos autores, los del "nuevo ímpetu", esta segunda generación, aportan una mayor precisión al objeto de análisis y, por ende, una mayor claridad conceptual en el esbozo de la política exterior argentina.

Rapoport reafirma en este libro sus tesis de los ochenta como una manera de afirmar su posición en la polémica con Carlos Escudé. Ya desde el primer capítulo hace un análisis global de la política exterior norteamericana con sus nuevas prioridades estratégicas, entre las que no entra la Argentina por estar en América Latina más que por las políticas llevadas a cabo por nuestro país durante la guerra..

Mientras los Estados Unidos alejan sus pautas estratégicas, nuestro país comienza con una nueva etapa por la dinámica de su posición internacional, como señala Rapoport en ¿Aliados o Neutrales?, "... Desde principios de 1945 la política exterior argentina dependió casi exclusivamente de la resolución del conflicto político interno y de las relaciones con los Estados Unidos."

Estos dos términos - el conflicto interno y las relaciones con Estados Unidos -, son los que prolijamente se describen en este nuevo libro, poniendo a la política hacia Estados Unidos en un lugar central que permite prácticamente describir toda la política exterior argentina del período, como lo señalan los autores "las relaciones argentino-norteamericanas no sólo fueron decisivas en la evolución de la política económica y exterior del peronismo; tuvieron un papel determinante en los conflictos políticos internos."

Una cuestión importante del libro es que, por un lado nos detallas las complicadas relaciones entre el gobierno peronista y los Estados Unidos, pero también intenta periodizar etapas, agregando a la colección de sucesos una interpretación global de los mismos.

El primer aspecto tratado es la "Tercera Posición" como un intento de continuidad de la política triangular donde "Perón habría mirado, en una primera etapa, hacia Europa, y en particular, hacia Gran Bretaña, para ‘balancear’ el peso de Washington en lo económico y diplomático". Pero dada la incapacidad de este esquema para sobrevivir en la guerra fría fue necesaria una transformación que impediría caracterizar a todo el período, como lo hizo Puig de "autonomía heterodoxa". La "Tercera Posición" se vinculó primero a un nacionalismo reformista y antinorteamericano que hacia hincapié en la autonomía, pero que a partir de la crisis de ese modelo a principios de los cincuenta, hizo necesario un mejoramiento de las relaciones con los Estados Unidos, abriendo la puerta a un "pragmatismo negociador".

Los autores definen estos dos momentos del siguiente modo. Para el nacionalismo fundado en "... la generalizada convicción de que el carácter periférico y dependiente del país respecto de las grandes potencias no era una ‘condición natural’ sino una traba histórica que debía ser superada". Pero cuando el modelo reformista "reveló los limites de su programa", dio lugar a la segunda actitud que produjo "cambios importantes en su política internacional".

El proceso de industrialización iniciado en los treinta que se reafirma en la Segunda Guerra Mundial había puesto a la economía argentina frente a un doble desafío: la necesidad de adquirir insumos industriales y energéticos como así también compensar la balanza de pagos. Era necesario conseguir fuentes para esos insumos. Por ello, el viejo esquema triangular extendió sus bases hacia un modelo poligonal donde se incorporaban a América Latina y a la Unión Soviética, donde la incapacidad económica de Gran Bretaña y Europa Occidental para cumplir el rol de abastecedora de insumos básicos que había tenido en el pasado, obligaba a mejorar la relación con Estados Unidos. Este esquema con cuatro patas (Estados Unidos, Europa Occidental, América Latina y la Unión Soviética), ya esbozado en la última presidencia de Yrigoyen, será el adoptado prácticamente por los futuros gobiernos democráticos argentinos.

Uno de los puntos conflictivos de las relaciones económicas con Estados Unidos estaba referido al articulo 40º de la Constitución sancionada en 1949 que contemplaba la nacionalización de los recursos naturales y los servicios públicos, cosa que molestó al empresariado y al gobierno norteamericano. Esta situación cambió notablemente hasta la firma del convenio con la California Oil, donde se hacían demasiadas concesiones, y no sólo económicas, sobre el final de la gestión.

Toda esta situación está relatada por los autores y es uno de los ejes que explican la transformación del esquema triangular, a uno poligonal con eje en los Estados Unidos.

Si bien lo económico parece determinante, el texto también recorre el aspecto político. Lo interesante del libro es como ambas esferas interactúan y obligan a redefinirse constantemente. Desde el punto de vista económico existieron ciertos vaivenes hasta 1955 pero se continuó en direccion al "pragmatismo negociador". Pero desde lo político existe cierta autonomía debido a que los trabajadores invuídos de una fuerte prédica antinorteamericana eran un limitante a esa política pragmática, por ser precisamente la fuente de poder de Perón.

Si bien es un esquema que aclara muchisímo estas complicadas relaciones, no es lo suficiente en los casos en que la "Tercera Posición" sigue siendo sustentada en una importante cantidad de sucesos posteriores al año cincuenta - que es el año de quiebre entre los dos modelos -, como la Guerra de Corea y el caso guatemalteco, donde existen discrepancias, por motivos internos y externos que obligan a la administración peronista a marcar diferencia con Washington, a pesar de la política encaminada en los años cincuenta como de "correcta amistad". Esta última etapa del gobierno peronista ¿será un antecedente de las "relaciones carnales" de la actual gestión? Parece muy sugerente la relevancia dada a ese período, pero tendríamos que profundizar mucho en esa cuestión para extraer alguna respuesta.

Para resumir, creemos que este texto avanza de manera contundente hacia una forma de explicación que se aleja de las acaloradas discusiones políticas e ideológicas y ubica el problema en términos de una discusión esencialmente académica. Este es el marco adecuado para mantenerla y esta actitud nos permite saber, interpretar y superar las incógnitas de nuestro pasado y ver en ellas las claves para nuestro futuro.

Profesor Alejandro Simonoff

Coordinador CERPI - IRI.

 

La cultura del conflicto. Las diferencias interculturales en la práctica de la violencia.

Marc Howard Ross

Paidós. Estado y Sociedad. España, 1995

Título original: The culture of conflict. Interpretations and interests in comparative perspective.

A pesar de que el conflicto político y la violencia aparezcan entre los asuntos de mayor presión social del siglo veinte, su dinámica sólo se conoce parcialmente. Descubrimos mejor determinadas disputas que comprendemos sus principios generales subyacentes. Este libro se propone integrar las distintas teorías vigentes en la actualidad.

El conflicto ocurre cuando las partes se hallan en desacuerdo con respecto a la distribución de recursos materiales o simbólicos y actúan movidas por la incompatibilidad de metas o por una profunda divergencia de intereses. No se trata de una situación estática, sino más bien de un proceso y dentro de él, un importante elemento lo constituye el cambio de las percepciones durante el transcurso de la controversia. La cultura del conflicto abarca aquello por lo que la gente lucha dentro de una sociedad, los rivales contra quienes lucha y el resultado de la contienda y se refiere a las formas complejas por las que las instituciones, prácticas y normas de una sociedad producen un patrón de conflictividad.

Marc Howard Ross afirma que las teorías estructurales y psicoculturales se complementan en vez de competir entre sí, proceso que se ocupa de analizar en los capítulos tres y cuatro e ilustra con abundantes ejemplos sus conclusiones.

En lo referido a los conflictos internos, cuando la organización social refuerza a un solo sector dominante, es esperable una escalada de conflictos porque la escasa coincidencia de intereses no da a lugar a que estos intereses sean mutuos. Un segundo conjunto de intereses está relacionado con el nivel particular de complejidad socioeconómica y/o política de una determinada sociedad.

Los conflictos externos son otra historia y la evidencia nos dice que las sociedades más complejas tienen más altos niveles conflictivos con el exterior. De hecho, la intensidad de los factores psicoculturales es a menudo tan grande que hasta que no son dirigidos, no pueden salvarse las diferencias de índole estructural que separan a los adversarios. Y algunas culturas son mejores que otras haciendo esto.

El análisis intercultural de los datos para comprobar las teorías estructurales y psicoculturales comienza en el capítulo quinto, el cual reseña los métodos utilizados en el estudio, define las mediciones claves del conflicto y describe la cultura del conflicto en cuatro sociedades preindustriales. En el capítulo sexto el autor aborda las comprobaciones de las principales hipótesis y reparte su apoyo entre las hipótesis estructurales y las psicoculturales.

A pesar de su vaga identificación de intereses y de la enrevesada vinculación que hay entre intereses y acción, el autor señala que la teoría estructural del conflicto es crucial para determinar los objetivos de la conducta agresiva. No obstante indica que de por sí es tan incompleta como el enfoque psicocultural que explica por qué unas sociedades tienen más conflictividad que otras en términos de disposiciones profundamente arraigadas, que afectan al modo en que son entendidas las acciones sociales.

La teoría psicocultural del conflicto dirige su atención a la forma en que los actores interpretan su mundo social, al modo en que éstos reaccionan ante determinados eventos y conductas, y a la manera en que sus creencias acerca de los motivos de los demás conforman sus propias acciones. Antes de presentar más detalladamente este argumento, pondrá a prueba las hipótesis específicas derivadas de cada una de estas teorías utilizando una muestra de noventa sociedades preindustriales.

A partir del capítulo siete el autor aporta los fundamentos empíricos de una teoría del conflicto que pregona que los factores psicoculturales determinan el nivel global de conflictividad de una sociedad y que son los factores estructurales los que establecen los objetivos del conflicto. Posteriormente establece relaciones entre conflictos internos y externos y analiza casos peculiares.

De hecho, la postura de que a veces la conflictividad interna (o violencia) y la externa (o guerra) son independientes entre sí, cuenta con menos respaldo.

La complejidad del tema radica en que conocer exclusivamente las disposiciones estructurales de una sociedad nos dice muy poco sobre sus niveles de conflictividad total. Las disposiciones psicoculturales, en cambio, forman un área mucho más propicia para indagar sobre esta cuestión. Sin embargo, dado por cierto nivel de conflictividad, las variables estructurales son cruciales para llegar a vislumbrar si es más probable que los contendientes provengan de dentro de la comunidad o de fuera de ella. En la mayoría de las sociedades se observan fuertes grupos de referencia múltiple y niveles de complejidad socioeconómica algo altos; los mismos aspectos hacen más probable la elección de objetivos externos sobre los que volcar la agresión.

Surge entonces el tema de las culturas (en plural) del conflicto con configuraciones características como factores adicionales que afectan a las formas específicas que puede adoptar la cultura del conflicto.

Marc Howard Ross culmina señalando que el manejo del conflicto no tiene por qué alterar necesariamente patrones socioestructurales profundamente arraigados, como tampoco cambiar en cada disputa las disposiciones psicoculturales básicas. Puede, sin embargo, reconocer el papel que juegan los intereses y las disposiciones esenciales e intentar tratarlos directamente a fin de que en el futuro podamos manejar los conflictos de una manera más constructiva que la utilizada hasta ahora.

Isabel Cecilia Stanganelli

 

Coordinadora del Departamento de Europa y CEI del IRI, UNLP.

 

Adiós, Hong Kong.

Manuel Leguineche

Plaza y Janes, Barcelona. 1997.

El 30 de junio a la medianoche, Hong Kong -la maravilla del Imperio británico, en una costa con forma de dragón danzante, la diosa de veinte cabezas y 144 brazos de ojos ávidos y manos que palpan dólares- se integrará, con la transferencia de soberanía, en China Popular.

Son 6.200.000 habitantes -el 196 por ciento de ellos chinos-, apiñados en un exiguo territorio de 1.070 kilómetros cuadrados.

Cuenta con algunos de los primeros bancos del mundo; casi dos mil grandes empresas extranjeras; 9 universidades; 70 periódicos; el metro cuadrado más caro del planeta; el mayor número de Rolls Royce de la Tierra, 600; la Cathay Pacific, una de las primeras y mejores companías aéreas; el mayor consumo de electricidad por habitante; algunos de los más exquisitos hoteles y restaurantes -el hotel Mandarín consume 25 kilos de caviar cada semana-. Hong Kong ocupa el primer lugar en el mundo si se considera el número de multimillonarios en relación con el de habitantes. Exporta el 90 por ciento de lo que fabrica, importa el 80 por ciento de lo que come y casi el cien por cien del agua que bebe. Cinco de las personas más ricas del planeta están en Asia; entre ellas, los taipans o magnates de Hong Kong. Ya no es sólo el mercado de transistores y videos, sino la metrópoli de la aldea tecnoglobal que disputa a Tokio el título de capital asiática de Internet.

Esta semidemocracia a 145 kilómetros de Cantón y 65 de Macao, con un crecimiento medio entre el 6 y el 8% durante los últimos veinte años, es el primer puerto de contenedores, su aeropuerto es uno de los más congestionados del mundo y recibe cinco millones de turistas anuales.

Todo esto será China para siempre. Una nación, dos sistemas, el socialista y el capitalista. Sesenta mil hongkoneses abandonaron la colonia en 1989 y otros tantos en 1990. Muchos emigraron hacia aguas más templadas en Estados Unidos, Canadá, Australia, Bermudas o el sur de Francia. Algunos volvieron para descubrir con horror que el piso que habían vendido al irse valía ahora tres veces más.

Y pensar que en 1841, cuando el pabellón del Reino Unido, la Union Jack, ondeó sobre la bahía más hermosa del mundo, el ministro de Asuntos Exteriores, dijo a la reina Victoria que "era una isla desnuda, sin apenas una casa en ella"... El dragón chino venció, por fin, al león británico. Los nuevos amos han confirmado que reescribirán la historia y modificarán los libros de texto escritos por los vencedores.

Hong Kong se enfrenta a graves problemas, la corrupción, el enchufismo, la inflación, las tensiones separatistas, los desajustes de nivel de vida entre la costa y el interior, la lucha por el poder tras la muerte de Deng, la quiebra de las empresas estatales, los crecientes gastos de defensa, sólo 120 millones de personas ganan más de 1.000 dólares al año, una economía recalentada, la reducción en las inversiones, un crecimiento más lento del PIB, el pánico a que Hong Kong se convierta en base de subversión. Es posible que durante los primeros meses, un año, dos, no cambie demasiado el panorama, pero luego...

Hay quienes sostienen que los chinos pondrán trabas, se vengarán de los que no piensan como ellos, prohibirán las manifestaciones, restringirán la libertad de expresión. Otros señalan que la República Popular no puede permitirse el lujo de perder esta inagotable fuente de divisas: los cuatro o cinco millones de turistas anuales, la energía de seis millones de ciudadanos con una de las productividades más altas de la Tierra. China se juega aquí su crédito, la pacífica reconquista de Taiwan.

En este libro;Manuel Leguineche nos revela los secretos y maravillas de esta ciudad irrepetible que tan bien conoce, con su reconocida capacidad periodística y su infatigable espíritu viajero y observador. Nos ilustra que para él esto no va a ser el Tíbet. No se acaba el Estado de derecho. Es, sobre todo, el final de una injusticia. Hong Kong era indefendible militarmente, dependía de China no sólo para el agua y los víveres, sino para la mano de obra barata. Hong Kong ha sido siempre la válvula de escape de la China Roja.

Hong Kong seguirá siendo puerto franco, territorio aduanero separado, el flujo de capitales seguirá como hasta ahora y las finanzas de la RAE (Región Administrativa Especial) serán independientes del gobierno central, podrá firmar acuerdos internacionales y extenderá sus propios pasaportes.

Bienvenida la Región Administrativa Especial de Hong Kong, República Popular de China.

 

Isabel Cecilia Stanganelli

Coordinadora del Departamento de Europa y CEI del IRI, UNLP.

 

Australia. A Concise Political and Social History

Clarke, F. G.

Harcourt Brace Jovanovich Group, 1992; Australia; segunda edición.

El Dr. . F. G. Clarke se propone en este libro, al que ha titulado Australia : una concisa historia política y social, abarcar la historia australiana desde sus orígenes pre-europeos hasta nuestros días. Tal desafío presenta obvias complicaciones a la hora de seleccionar el material que se incluirá en tan apretada síntesis, aunque la obra se ciña solamente a la historia política y social de Australia.

El libro consta de diez capítulos organizados según un criterio cronológico. De tal forma, cada capítulo intenta reunir los sucesos más representativos del devenir social y político de Australia en un momento particular. El primer capítulo de la obra describe la situación de Australia antes de que los europeos arribaran al continente, hasta la llegada de los primeros colonos. Luego, los cuatro capítulos siguientes abarcan la historia colonial de Australia. Los capítulos restantes, que constituyen el corpus central de la obra, comienzan en los albores del siglo XX con el nacimiento del partido laborista y la independencia colonial, finalizando en 1991 nuevamente con el gobierno laborista de Hawke. En el transcurso de este siglo son tres los sucesos históricos que el autor rescata por su impacto político y social. El primero es el rol desempeñado por el gobierno australiano en la Primer Guerra Mundial donde se destacan los fuertes lazos de lealtad del gobierno y la sociedad australiana con Gran Bretaña ejemplificado dicho consenso por el enrolamiento espontáneo de miles de australianos para pelear por su madre patria en Europa. Luego debido al enorme número de bajas sufridas en la pasada guerra, más la terrible depresión económica del ‘29  comenzó la peor crisis australiana del siglo, que aunque en sus orígenes parecía ser solo económica, más tarde tuvo serias implicancias políticas y sociales. Finalmente, y como resultado de una crisis que se prolongaría en toda la década del ‘30, la Segunda Guerra Mundial comprometió nuevamente la participación de Australia en un conflicto mundial. Sin embargo, esta vez las razones que condujeron a Australia a participar en la guerra tenían más que ver con la amenaza concreta de Japón, como potencia militar e industrial que amenazaba su territorio, que con un compromiso incondicional con Gran Bretaña. En el futuro, el final de la guerra demostraría únicamente servir para dar comienzo a otra aún más larga e ineludible. La Guerra Fría, que polarizó a todo el mundo en torno a USA y URSS, impulsó forzosamente no sólo el rol cada vez más protagónico de la política exterior australiana en la región (como principal aliado de USA), sino que tuvo también una gran influencia en el devenir de su política interna. Como conclusión, al finalizar su obra, el autor analiza la presente crisis económica australiana signada por el desempleo, el endeudamiento externo y la crisis financiera, como posible fuente de alienación explosiva y divisiva, pero rescatando de todos modos que "El período de 1983 a 1992 también demostró la flexibilidad de las instituciones sociales y políticas de Australia para adaptarse a grandes cambios estructurales sin desintegrarse...".

Como variables e indicadores sociales el autor centra el análisis en los grupos de presión (sindicatos de trabajadores y empleadores), los distintos credos religiosos a veces constituidos también como grupos de presión, y la integración social de las distintas etnias y culturas. En relación a las variables políticas se destacan el sistema de partidos, los líderes políticos como actores centrales de la faz agonal de la política (lucha para alcanzar el poder) y la obra de gobierno como faz arquitectónica (legislación), ambas orientadas tanto hacia el plano interno como externo.

Finalizando, considero que el autor se preocupó por realizar un libro que permita acceder por primera vez y de manera general a la historia de Australia. No obstante ello es un libro que descuenta para su lector un mínimo de conocimientos históricos, sin los cuales, muchos sentidos quedarían truncos.

NOTAS:

 1 Conferencista en la Escuela de Historia Filosofía y Política de la Universidad Macquarie en Sydney.

Raúl Tempesta

Miembro del Departamento del Asia y el Pacífico del I.R.I.

Argentina en Europa.

Yrigoyen y la Sociedad de las Naciones (1918-1920)

María Monserrat Llairó - Raimundo Siepe

Buenos Aires, Ediciones Macchi, 1997.

Los profesores María Monserrat Llairó y Raimundo Siepe son historiadores especializados en Relaciones Internacionales e Historia Económica. Ambos desempeñan desde hace años una fecunda actividad académica en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de Belgrano. Han compartido ya la autoría de otras publicaciones sobre esta temática, entre las que se destacan los libros Perón y las relaciones económicas con el Este, 1946-1955 (1ra edición en 1994) y La democracia radical. Yrigoyen y la neutralidad, 1916-1918 (1ra edición en 1992).

Como continuación de esta labor de análisis de nuestra política exterior, surge la investigación que da origen al presente libro. En él, los autores describen la postura argentina en el seno de la Sociedad de las Naciones, sus prolegómenos y consecuencias inmediatas.

La obra analiza en su primer capítulo las repercusiones internas que la Primera Guerra Mundial tuvo en nuestro país y los problemas suscitados por el Imperio Alemán durante 1917, como los hundimientos de la goleta Monte Protegido y el vapor Toro, ambas bajo bandera argentina, mientras navegaban fuera de la zona prohibida.

El segundo capítulo trata la firma del Tratado de Versalles y la creación de la Sociedad de las Naciones, describiendo el conflicto suscitado entre la postura franco-británica y la postura norteamericana. La primera expresaba la prepotencia de los países europeos vencedores en la Primera Guerra Mundial, que pretendían usar a la Liga como un mero instrumento para perpetuar su dominación, consagrando en ella la desigualdad entre los estados grandes y pequeños e impidiendo la participación en la misma de los derrotados en 1918. La segunda postura, expresada en los catorce puntos proclamados por Thomas W. Wilson, era más afecta al derecho y a un ideal internacionalista, según el cual una paz basada únicamente en la fuerza no podría ser jamas una paz duradera. El cambio de condiciones internas que se produjo por causa de las elecciones presidenciales de 1920 en los EE.UU., conduciría al precipitado retiro de ese país de la Sociedad de las Naciones, y a la definitiva consolidación de la primera postura.

En el capítulo tercero se analiza el proceso que llevó a que países que habían permanecido neutrales durante el conflicto bélico y por lo tanto no habían participado del Tratado de Versalles, fueran invitadas a integrar la Liga de las Naciones, a la que aquél diera nacimiento. Tal fue el caso de Argentina, cuya temprana adhesión obedeció al interés de su gobierno por colaborar en toda forma de pacificación universal.

El capítulo cuarto examina la participación de la delegación argentina en la reunión inaugural de este foro donde, siguiendo indicaciones del presidente Hipólito Yrigoyen, solicitó la modificación de su pacto constitutivo, con el objeto de introducir en el mismo enmiendas que permitieran: a) la admisión a la Sociedad de las Naciones de todos los estados independientes sin exclusiones de ningún tipo; b) la elección democrática y la rotación de los miembros del Consejo; y c) la creación de una corte de justicia internacional con jurisdicción obligatoria.

Dichas propuestas se basaban en la soberanía del derecho, la solidaridad y la igualdad entre las naciones y, en caso de que las mismas no fueran aceptadas, la Argentina se retiraría del flamante organismo.

Esta postura implicaba una oposición frontal al espíritu del modelo relacional clásico que subyacía bajo el maquillaje institucional y los magnos propósitos invocados por las potencias europeas. Osada actitud, que en el mundillo diplomático y la opinión pública de la época provocó la admiración de algunos, la indignación de otros y el asombro de casi todos... pero ninguna adhesión concreta en el seno del organismo.

El capítulo quinto se ocupa de la oposición del foro a dichas enmiendas y el consiguiente retiro de la delegación argentina. La descripción del corresponsal de La Prensa en Ginebra, rescatada oportunamente en el libro, ilustra con maestría el tratamiento dado a la polémica propuesta:

"La Asamblea del 6 de diciembre [de 1920] tuvo el carácter de un velatorio. Se leyó la nota argentina en medio de un silencio sepulcral, y nadie balbuceó una excusa, palabra amistosa, o una manifestación de simpatía, (...) la Asamblea y las repúblicas americanas en ella votaron en silencio. Fue a la manera de un entierro sin responso".

En el apéndice dedicado a las Fuentes, se reproducen diversos documentos, algunos inéditos, que permiten al lector una mejor comprensión de la realidad de la época.

La obra exhibe con fidelidad el pensamiento en materia de política internacional y la estatura moral del Dr. Hipólito Yrigoyen, a quien se le atribuye haber manifestado: "Esa no es Liga de las Naciones; es Liga de Naciones. Es una consagración de la victoria escrita por los vencedores en el Tratado de Versalles, y nosotros no tenemos vela en la procesión, porque no fuimos beligerantes. Entrar en el momento del triunfo y del sacrificio es una actitud poco digna que no asumiré" (p. 149).

Nos muestra también a otra Argentina, bien diferente de la actual, capaz de oponerse con independencia y dignidad a los grandes líderes de la Liga, como Francia, Gran Bretaña o Italia, entre otras razones... porque todos ellos le debían dinero y necesitaban sus productos exportables.

El libro se revela como un trabajo sólidamente elaborado, que aporta claridad sobre un episodio importante de nuestra política exterior y, al cabo, de la historia de las relaciones internacionales, como fue el nacimiento de la Sociedad de las Naciones.

Una organismo poco feliz, cuyas limitaciones fueron denunciadas anticipadamente por el jefe de la delegación argentina, el canciller Honorio Pueyrredón, quien expresara que de no construirse una Liga basada en la fraternidad, la unión de todos los pueblos y el respeto por el derecho, "el mundo puede sufrir mañana una catástrofe más terrible que la de ayer".

Lamentablemente, el mundo comprobaría demasiado tarde, y no sin dolor, la lucidez de esa advertencia.

Prof. Fabían Ygounet

Coordinador del Departamento de Historia de las Relaciones Internacionales en

del IRI.

El Horror económico.

Viviane Forrester.

Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1997.

Título original: "L’ horreur économique".

 

En "El Horror Económico", la autora hace una valoración del neoliberalismo como política económica generadora de un desempleo perenne e irreversible del cual aún no hemos tomado conciencia, porque a través de las estadísticas macroeconómicas se nos pretende hacer creer que se trata de un desempleo transitorio y solucionable. La autora analiza los efectos psicológicos de este problema social, evidenciando cómo el hombre -los antiguos trabajadores- va dudando de su capacidad para insertarse en un sistema que sencillamente no cuenta con él porque lo excluye. Esto trae como consecuencia una declinación en su autoestima, una falta de confianza en sí mismo, una denigración total, un sentimiento de culpa y por tanto, una disposición de hacer cualquier cosa a cualquier precio, porque "hay algo peor que ser explotado y es no ser explotable".

Estamos acostumbrados a vivir en un mundo donde el trabajo era como un derecho de piso que había que pagar para existir, mas hoy no existe, de ahí que la autora se pregunte sobre la justeza de continuar exigiendo lo mismo en un mundo donde los puestos de trabajo son "virtuales".

Según la autora el trabajo ha desaparecido, pero "este veredicto no ha sido pronunciado ni enunciado", por lo que el hombre sigue actuando sobre la base de un sistema donde la norma y lo normal era trabajar. Vivimos en un mundo sin trabajo, sin embargo se nos pretende mostrar sociedades en crisis transitorias que en un futuro cercano alcanzarán la normalidad. En esta creencia los buscadores de empleo, salen en busca, sin darse cuenta de que han sido "descartados" desde hace mucho tiempo. Así se ha pasado de la explotación a la exclusión. Ya no somos esclavos. Ahora somos algo peor, somos innecesarios, descartables, superfluos.

En sus páginas, el libro pretende sacar a la luz, los verdaderos problemas que atañen al ciudadano de hoy. se pone de relieve la paradoja que existe entre la coexistencia de logros económicos como la estabilidad de la moneda y la baja inflación, y otros indicadores sociales como el aumento del desempleo y de la pobreza, el deterioro de los servicios de educación y salud, la reducción del gasto público, etc., que demuestran que dichos logros se reflejan cada vez menos en la sociedad, todo lo cual contribuye al aumento de las disparidades. Para V. Forrester mientras ocurre todo esto, los gobiernos tratan de desviar nuestra atención y de distraernos, con discursos que se aparten de estas cuestiones esenciales.

Estamos ante la obra de una crítica literaria que nos explica en términos no económicos, el "horror económico" en que vivimos, por lo que sin tener conocimientos especializados en la materia, el libro se nos torna de muy fácil lectura y nos sorprende con ideas que de una u otra forma ya están instaladas en la sociedad. La autora utiliza un lenguaje muy directo, y a través de afirmaciones contundentes y hasta tajantes -por ejemplo, "no hay trabajo"- reseña un panorama económico que marca el fin de una civilización, la civilización regida por el trabajo, por la seguridad que brindaba a las familias saber que su mano de obra era necesaria para la sociedad. Así afirma que estamos ante una nueva era, en la que todo está regido por la rentabilidad y la ganancia y no existe solidaridad, ética o sentimiento que frene este modo de funcionamiento que impone un sistema totalitario, tan totalitario que abrca el mundo entero y no admite otra lógica que no sea la suya, pero que, sin embargo, se disimula y se adapta incluso hasta a las condiciones de la democracia, por lo que pasa ante nosotros sin darnos cuenta y esto es, precisamente, lo que le permite seguirse expandiendo con sus efectos "mortíferos". Es a lo que la autora denomina, "la violencia de la calma", lo que a su vez, es el título de uno de sus ensayos, escrito en 1980.

Para Viviane Forrester es muy importante que todos tomemos conciencia de que estamos asistiendo a la más cruda de las épocas hasta ahora conocidas por la condición humana, y que no nos sentemos a esperar el retorno del trabajo porque nunca llegará. Que no cerremos los ojos ante los "marginados", porque éstos son el producto -y no el subproducto- más directo de esta época. La ausencia de trabajo desconcierta, desorienta y entre otras cosas produce el abandono de las reglas de comportamiento normalmente aceptadas y una tendencia, inevitable en esas condiciones, a la violencia y a la criminalidad. Los marginados son hombres a quienes hemos puesto en ese lugar por aferrarnos a la idea de que el trabajo existe y de que no existen otras alternativas dignas. Según la autora hay que darles alternativas para que puedan orientar sus vidas y darles un sentido de utilidad y de dignidad. Ese es el desafío.

Niurka Dreke Oramas

Estudiante del Magister en Relaciones Internacionales. Cursada del 2do.año.

 

 

La Nueva Economía. La Globalización.

Joaquin Estefania.

Editorial Temas de Debate S.A.

Madrid, l996

Como una respuesta clara y precisa a los múltiples interrogantes que determina la globalización ,es como Joaquin Estefania plantea los siete capítulos de su libro. Así es como no escapan al autor las tendencias universales al desempleo como los efectos peculiares que el nuevo capitalismo globalizado genera en las diferentes regiones del mundo.

A fin de llegar al análisis de los efectos de la globalización en cada porción diferenciada del mundo, el autor hace un análisis de los verdaderos detentadores del poder del Estado y las economías dominantes para llegar a la conclusión que los gerentes de los fondos financieros que se aglutinan en el mundo, .."concentran en sus manos un poder financiero de envergadura inédito que no pose ningún Gobierno ni Banco Central. En un mercado que se ha convertido en instantáneo y planetario, todo cambio de esos auténticos mamuts de las finanzas, pueden originar la desestabilización de cualquier país."

Este economista y periodista que fuera director de uno de los periódicos más importantes de la península ibérica, "El País", plantea cuestiones que descubren a un verdadero pensador de nuestros días, el que sin dejar de lado el análisis de los nuevos desafíos de la "ciencia gris", cierra sus conclusiones con cierto gracejo que no deja de despertar en el lector un verdadero sentido alerta ante las verdades reveladas del pensamiento liberal contemporáneo.

Cuando Estefania, citando a José Vidal-Beneyto, refiere al nuevo credo mediático de irresistible consenso como son la modernización, el Estado mínimo, la competitividad , la contracción de lo público, la primacía monetaria, la desregulacion y el desarrollo tecnológico está induciendo a que el lector se zambulla con avidez en los capítulos siguientes que plantean temas como la capitulación intelectual, los nuevos problemas, la visión actual de las doctrinas (el monetarismo como la versión actual del liberalismo), el capitalismo europeo vs. el capitalismo americano, la heterogeneidad y el postcapitalismo .

En el marco de los nuevos planteamientos, el autor destaca el proceso mediante el cual los ciudadanos han cedido el poder de decisión, sin debate previo, sobre sus economías y sus capacidades a fuerzas indefinidas que atienden al genérico de mercados.

Las nuevas realidades que enlazan el milenio del comienzo de la globalización con el milenio por venir, permiten vislumbrar el paro estructural en conjunción con las desigualdades que ya no se podrán medir por grupos sociales sino que involucrarán regiones del mundo, el que en la globalidad será excluyente con continentes enteros, como es el caso de África.

En el último capítulo de su libro, Estefania plantea a modo de corolario los efectos del postcapitalismo con el caso mexicano.

Con el poder de síntesis que lo caracteriza, el ex director de "El País " analiza la debacle de la economía mexicana de diciembre de l994, como el preludio de una serie de turbulencias que las economías de los países -no solo los latinoamericanos- afrontarán en el futuro, como consecuencia de las características del postcapitalismo.

En definitiva, lo que destaca el autor es la fragilidad del sistema global, sentado en la volatilidad de los flujos financieros que más de una vez responden a los impulsos de tendencias que pueden ser impredecibles e imposibles de regular a niveles globales.

Estefania acierta al decir que los mercados se han convertido en el mayor lobby contemporáneo, puesto que la realidad de los mismos indica que más de un billón de dólares son cambiados cada día en los mercados de divisas mundiales, mientras que las reservas de divisas de los diez países más industrializados no alcanzan los 500.000 millones de dólares.

Tan contundentes como reales son las afirmaciones de Estefania en el último capítulo del trabajo que comentamos, que las turbulencias e inestabilidad originadas en la bolsa de Hong Kong, diseminada a lo largo de todos los mercados financieros mundiales, dan al tiempo de escribir estas líneas, razón a las apreciaciones del autor, con lo que hacen a su lectura más que recomendable para entender los altibajos de la economía y finanzas de comienzos del tercer milenio.

María Susana Tabieres

Coordinadora del Departamento de Relaciones Económicas Internacionales del IRI.