Impacto neurobiológico de la IA y sus implicancias sociológicas en las relaciones afectivas y sociales

Resumen

Este estudio presenta una revisión bibliográfica exploratoria centrada en estudios científicos previos sobre los efectos neurobiológicos y sociológicos que generan las interacciones frecuentes entre seres humanos e inteligencias artificiales. A partir de los hallazgos obtenidos en investigaciones desarrolladas por terceros, el documento explora cómo la interacción frecuente con IA están modificando no sólo las dinámicas sociales y las formas de vincularse, sino también puede inducir cambios neurobiológicos duraderos con efectos negativos. Múltiples estudios señalan que la exposición continua a IA en redes sociales o chats conversacionales, optimizados para métricas de retención y “engagement”, sobreestimulan el circuito de recompensa dopaminérgica (relacionado con placer, motivación y aprendizaje), sensibilizando el estriado ventral y reforzando conductas repetitivas orientadas a la búsqueda constante de retroalimentación digital, sobre todo en adolescentes y adultos jóvenes con mayor plasticidad cerebral. Estudios recientes en epigenética muestran que la exposición prolongada a determinados entornos digitales puede influir en la expresión de genes asociados al vínculo social, la impulsividad y el bienestar emocional, especialmente en genes como OXTR, DAT1 o SERT, debilitando conexiones afectivas genuinas y au-mentando la ansiedad, la soledad y la desregulación emocional. Conductual-mente, estas alteraciones se asocian con el fenómeno de “individualismo en red”, caracterizado por la personalización algorítmica y la gratificación inmediata, re-emplazando interacciones presenciales y fomentando dinámicas sociales auto-centradas y fragmentadas, que perjudican el bienestar emocional y relacional. Si bien las tecnologías conversacionales pueden ofrecer soporte emocional a personas que sufren soledad severa, también pueden generar efectos psicológicos ad-versos si no se diseñan considerando estos riesgos. Estos hallazgos resultan alta-mente relevantes para la comunidad técnica. Demanda una reconfiguración ética y técnica del rol de desarrolladores e ingenieros, que ya no puede limitarse solo al desarrollo funcional del sistema, sino que deben asumir su responsabilidad en la configuración de estructuras adictivas o funcionales que erosionen la capacidad de los usuarios para establecer entornos afectivos, sociales y biológicos sostenibles. Urge la colaboración entre neurocientíficos, desarrolladores y expertos en salud mental para alinear el avance tecnológico con el bienestar neurobiológico y social.