Los valores en el Psicoanálisis: ¿una reflexión resistida?
DOI:
https://doi.org/10.24215/24689831e017Palabras clave:
Psicoanálisis, Ciencias, Valores, Psicología CríticaResumen
El presente escrito aborda la cuestión de los presupuestos valorativos (epistémicos y no epistémicos) en la teoría y práctica psicoanalíticas, proponiendo localizarlos en el centro de los debates actuales respecto del lugar del psicoanálisis ante los “cambios de época”. Para ello, se parte de un recorrido por algunos enveses semánticos presentes en la noción freudiana de “resistencia”, que se ponen en diálogo con las preguntas de Derrida acerca de las “resistencias del psicoanálisis” en los tiempos que corren. Al respecto, se presenta la idea de que uno de los ámbitos en que se configuran estas resistencias es aquel vinculado al estatuto del psicoanálisis frente al campo de las ciencias. Se argumenta que las posiciones más frecuentemente esgrimidas en las corrientes psicoanalíticas tienden a perpetuar una concepción de la ciencia fuertemente asociada al modelo positivista, sin considerar las propuestas alternativas a esta concepción tradicional, ni a sus presupuestos ontológicos, epistemológicos y metodológicos. Como resultado, las corrientes hegemónicas suelen, o bien sostener la mutua exclusión entre ciencia y psicoanálisis (en un intento por defender su especificidad), o bien considerar necesaria una aproximación a aquellos parámetros de cientificidad para brindar validez a la disciplina. Finalmente, se propone hacer lugar a algunas herramientas desarrolladas por las perspectivas críticas en psicología y en psicoanálisis, como vía posible para reintroducir las dimensiones valorativas (subjetivas y colectivas) constitutivas de las teorizaciones psicoanalíticas, sin hipotecar por ello su racionalidad ni legitimidad epistémicas.
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2. Propuesta que deriva hacia 1926 en la distinción, no exenta de problemas, de cinco resistencias clasificadas de acuerdo a su referencia a alguna de las instancias de la segunda tópica psíquica (Freud, 1926/1975, 147-150).
3. Señalemos que este uso del concepto resulta complejo –y Freud se percata de ello– ya que abona la frecuente objeción de sus críticos según la fórmula “heads I win, tails loose” (si es cara yo gano, si es ceca vos perdés): si el paciente acepta la interpretación, es correcta, si no la acepta, no es más que un signo de la resistencia y, por lo tanto, la interpretación es correcta (Cf. Freud, 1937/1975).
4. “Así como hacemos del individuo nuestro enemigo descubriéndole lo reprimido en él, la sociedad no puede responder con solicitud simpática al intransigente desnudamiento de sus perjuicios e insuficiencias; puesto que destruimos ilusiones, se nos reprocha poner en peligro los ideales” (Freud, 1910/1992, 139).
5. El título de la conferencia de Derrida, Etats dʹâme de la psychanalyse (Estados de ánimo del psicoanálisis), transmite la idea de un peculiar momento anímico de la disciplina, que conserva en francés similitud fonética con la expresión état de lʹâme (estado del alma), además de vinculación etimológica.
Por nuestra parte, con la expresión “malestar de época” hacemos referencia al marco en el que se inserta esta presentación y que continúa atravesando los debates psicoanalíticos contemporáneos, donde los llamados “cambios de época” parecen adquirir, cada vez más, carta de ciudadanía en las explicaciones de la disciplina (Cf. C. Escars, et. al., 2015). Al respecto, digamos brevemente que dichas versiones de “la época” no suelen ser revisitadas a partir del enclave cultural y geopolítico latinoamericano. Contra todo pronóstico, las lecturas del psicoanálisis vernáculo parecieran identificarse plenamente con los desarrollos de los países centrales del sistema de producción del capital teórico psicoanalítico.
6. Si bien puede sostenerse que en Lacan prevalece la interrogación por sobre la respuesta acabada respecto de los vínculos entre psicoanálisis y ciencia (Cf. Lacan, 1964-1965/2010), de acuerdo al momento de su reflexión en que se detenga el lector, podrá leer esos vínculos en términos de antinomia o de posibilidad a desarrollar. Uno de los axiomas que más se reitera y parece obturar toda discusión, es la sentencia, aquí referida, que afirma que “la ciencia es una ideología de la supresión del sujeto” (Lacan, 1973/1977, 58). De manera similar, se tiende a asociar “la ciencia” a aquello que Lacan bautizó y conceptualizó como “el discurso de la ciencia”, restringiendo superficial e inadecuadamente el campo semántico de ambas expresiones.
7 .Se pueden mencionar aquí desde los empeños de la corriente culturalista en psicoanálisis, de la mano de autores como E. Fromm, K. Horney y H. S. Sullivan, hasta las propuestas de los fundadores del llamado “etnopsicoanálisis”, G. Roheim y G. Devereux. En la actualidad, las investigaciones en torno a las narrativas culturales nativas, al rol del contexto en el uso del lenguaje y en las expresiones de los afectos, a la influencia de las experiencias de opresión social y de los estereotipos étnicos o genéricos en los procesos terapéuticos y en las lecturas teóricas, comienzan a aparecer en desarrollos psicoanalíticos en otras latitudes. Se ha propuesto, entre otras cuestiones, una introducción sistemática de cierta “competencia cultural” (cultural competence) en la enseñanza, en las investigaciones y en las prácticas psicoanalíticas, sosteniendo que el psicoanálisis puede al mismo tiempo transformar y ser transformado por el reconocimiento de los aspectos culturales (Cf. Tummala-Narra, 2015).
8. En este punto, son de mención obligada los esfuerzos de revisión crítica propuestos desde la intersección con las teorías feministas, así como desde las aproximaciones entre la antropología y el psicoanálisis. Estos han orientado la mirada sobre la existencia de valoraciones sesgadas genéricamente y sobre la universalización de presupuestos culturales en el pensamiento psicoanalítico. Para una visión amplia de los desafíos desde la mirada del feminismo psicoanalítico puede consultarse D. Tajer (2013); dos fecundos ejemplos de lo segundo son los artículos de F. Benslama (2006) sobre la diferencia sexual en el mundo árabe-musulmán, y de S. Vallon (2010) sobre el cuerpo como una específica ficción occidental asumida y naturalizada por el psicoanálisis.
9. Si bien no resulta sencillo brindar una perspectiva sintética de la Psicología Crítica en su diversidad de orígenes, metodologías, objetivos y teorizaciones, siguiendo a Teo (2015) podemos destacar que suele hablarse de un “programa negativo” de la Psicología Crítica, asociado a la crítica específica de la psicología mainstream norteamericana, y de un “programa positivo”, entendido como las contribuciones a los saberes y a las prácticas contra-hegemónicos y con finalidad emancipadora.
10. A partir de estas propuestas, se entiende a la reflexividad como la “exploración consciente de la manera en que nuestros valores y suposiciones afectan nuestras metas teóricas, nuestra metodología y actividades, y las interpretaciones que realizamos” (Talak, 2014, 12).
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