De la imposición a la articulación

Autores/as

  • Gustavo Bonamino

Resumen

La primera consideración que deberíamos hacer es que nos parece más apropiado hablar de pedagogía actoral que de pedagogía teatral. Tiempo atrás, en ocasión de lanzar la revista de pedagogía Ritornello, veíamos con Fernando Orecchio, que el horizonte de desempeño de un actor desborda de manera clara la sola actividad teatral. Es decir, que la actividad pedagógica para formar un actor debe incluir necesariamente otras disciplinas complementarias y, a priori, más complejas en su capacidad de conexión. Algunas preguntas: ¿Cuáles serían los límites y diferencias entre la formación de un actor y la de un artista? ¿Es solamente una cuestión de tiempo y extensión cuantitativa de contenidos? ¿Cómo formar actores en una técnica, en un método, cuando la perspectiva estética, por cierto cada vez más amplia y mixturada, es su destino deseado e impredecible? ¿Cómo escapar de los absolutismos, cada vez más relativos en el campo del arte, manteniendo el rigor conceptual que toda formación sistematizada requiere?

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Biografía del autor/a

Gustavo Bonamino

Actor, director y profesor de Arte Dramático. Es licenciado en Ciencias de la
Comunicación y docente de las cátedras Metodología de la Actuación I y II, y
Metodología de la Práctica Escénica I y II en el Profesorado en Artes del Teatro
del Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA). Como director, puso en escena:
La Gaviota, Residuos, Dime cómo juegas; Cyrano de Bergerac, Roberto Zucco,
Danza Macabra, Medea. Actualmente tiene en cartel Divinas Palabras, de Ramón
del Valle Inclán. Se desempeña como director de la Revista de pedagogía actoral
Ritornello, junto a Fernando Orecchio.

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Publicado

2020-01-01

Número

Sección

Formación superior