Adaptarse a los efectos del cambio climático: Un desafío para la poscosecha de frutas de pepita

Autores/as

  • A.D. Colodner Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Alto Valle
  • G. Calvo Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Alto Valle
  • A.B. Rodriguez Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Alto Valle
  • M.D. Raffo Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Alto Valle
  • M. Curetti Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Alto Valle

Palabras clave:

eventos extremos, madurez, fisiopatias, calidad, potencial almacenamiento

Resumen

Un claro indicador de que el cambio climático se está produciendo es el aumento de la frecuencia de eventos extremos de gran intensidad. Durante los últimos años, en el INTA Alto Valle se estudiaron los efectos del clima sobre la madurez y el desarrollo de enfermedades y fisiopatías en los frutos. La implementación de un Programa Regional de Madurez permite ajustar la fecha de inicio de la cosecha de acuerdo a las condiciones climáticas de cada temporada, y monitorear la calidad de la fruta brindando recomendaciones técnicas para el manejo poscosecha. Esta temporada, la acumulación temprana de horas de frío requeridas por las diferentes variedades provocó un adelantamiento del desarrollo fenológico, originando una floración anticipada de entre 4 y 6 días en peras y manzanas, respecto de las fechas históricas regionales. Esto determina que, al momento de la cosecha, los frutos tienen edad más avanzada, el desarrollo de la madurez es más rápido y las ventanas de cosecha óptima son más reducidas de lo normal. Por otra parte, se registraron heladas tardías durante los meses de septiembre y octubre, así como ocurrencia de granizo durante el mes de noviembre, que determinó una merma en la producción variable según la zona y manejo del cultivo.  Esta reducción del número de frutos provocó que se desarrollen frutos más grandes al momento de cosecha, con mayor sensibilidad a algunas fisiopatías como las relacionadas con calcio (corcho, bitter pit) y una menor aptitud para la conservación frigorífica. A
su vez, las heladas tardías produjeron daños internos en distintas variedades de peras que podrían originar problemas de calidad durante el almacenamiento a mediano-largo plazo. Sumado a esto, se registraron periodos de temperaturas inusualmente cálidas durante diciembre, enero y febrero. Esto provocó una mayor incidencia de corazón acuoso en manzanas con una menor capacidad de conservación. Las temperaturas elevadas, a su vez, ocasionaron mayores daños por asoleamiento, afectaron el desarrollo de la madurez normal de los frutos, disminuyendo la velocidad de crecimiento de los mismos, situación agravada si el cultivo no cuenta con un manejo del riego adecuado a estas circunstancias.  Debido a todo lo mencionado, será particularmente importante realizar monitoreos periódicos del estado de madurez de la fruta almacenada para detectar prematuramente posibles problemas asociados al avance de la madurez y pérdida de calidad y definir el destino comercial de la fruta considerando las estrategias y las tecnologías disponibles. Bajo un escenario de cambio climático, la necesidad de adaptación es clave para que la industria argentina de frutas de pepita sobreviva. Un plan basado en una evaluación científica estratégica de tales impactos debe cuantificarse con enfoques de adaptación y mitigación. La generación de información de los efectos climáticos en el desarrollo de los frutos permitirá tomar decisiones sobre el manejo óptimo de los mismos en la etapa de poscosecha.

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Publicado

2023-12-11

Cómo citar

Colodner, A., Calvo, G., Rodriguez , A., Raffo, M., & Curetti, M. (2023). Adaptarse a los efectos del cambio climático: Un desafío para la poscosecha de frutas de pepita. Investigación Joven, 10(2), 125. Recuperado a partir de https://revistas.unlp.edu.ar/InvJov/article/view/16205

Número

Sección

Resumenes de Jornadas