Del otro lado del espejo
Reflexiones sobre conocimiento y sociedad
Palabras clave:
lenguaje, conocimiento, sociedad, historiaResumen
La función intelectual todavía ejerce un llamado poderoso porque no se ha desvanecido el fuego sagrado de la humanidad: la acción de problematizar. De hecho, hasta en el trabajo más degradado existe un mínimo de calificación cognoscitiva. Ese particular vagabundeo del espíritu, o ejercicio del intelecto, se puede definir como todo proceso que sirva para registrar una experiencia humana. La mejor metáfora para caracterizarlo quizás sea la del viaje. Aunque no se trata de un desplazamiento espacial de un lugar a otro, sino de un desplazarse imaginario, en el cual el estudioso, sin salir del lugar, construye una espacialidad ajena a su situación presente. Él viaja en esa territorialidad imaginada a través de los conceptos, de las abstracciones que lo hacen trascender su condición específica (Ortiz “Taquigrafiando lo social”). El presente artículo se va a usar como un pretexto para pensar algunas de las paradojas que caracterizan la tarea del intelectual. En lo que sigue, expondremos entonces sobre el entendimiento parcial del sujeto cognoscente y el origen social de lo cognoscible; a continuación realizaremos algunas consideraciones con respecto a la historia y la producción social del intelecto; y, finalmente, nos referiremos al lenguaje como constructor de realidad.