Núm. 48 (29): Integración latinoamericana: de lo histórico a la modernidad
Históricamente la integración latinoamericana es el resultado o fruto de un proceso de corrientes ideológicas que han sido desplegadas a través del tiempo. El fenómeno integracionista latinoamericano que desde mediados del Siglo XX ha seguido un camino hacia una idea de desarrollo de la región, no arrojó resultados homogéneos y continuos a partir de la inexistencia de un escenario plácido, ya sea por la afluencia de factores endógenos o exógenos inherentes a los diferentes procesos.
Desde la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) y el Mercado Común Centroamericano (MCCA), creados ambos en los años sesenta bajo el marco normativo del GATT y el paradigma europeo de integración, se buscaba, a partir de las ideas cepalinas, generar un espacio de desarrollo mediante la ampliación de sus mercados e industrialización para lograr luego un mejor posicionamiento de la región en su inserción internacional.
Es así como el camino recorrido ha sido sinuoso y marcado por situaciones de tensión que han determinado marchas y contramarchas atribuidos a factores endógenos: políticos e institucionales, por las interrupciones de gobiernos democráticos que socavaron la voluntad política necesaria para conformar bloques, el carácter intergubernamental de las instituciones con un marcado presidencialismo, cambios de gobiernos e ideologías que implicaron variaciones de actitudes frente a los socios y en sus políticas exteriores de inserción como también en los modelos de desarrollo adoptados. Asimismo, incidieron factores exógenos: modificaciones en las relaciones y posturas de los países centrales respecto a la región, la irrupción de actores de importancia a nivel mundial como China (convertida en uno de los principales socios de la región) con su conflicto geopolítico con EE.UU, conflictos bélicos de distinta naturaleza con efectos migracionales al resto del mundo e incluso la amenaza pandémica del COVID-19.