Marcaciones intersubjetivas de evidencialidad

Autores/as

DOI:

https://doi.org/10.24215/18536212e110

Palabras clave:

interacción, marcación discursiva, evidencialidad, enseñanza ELSE

Resumen

A partir de deslindar los alcances de la modalidad epistémica y de la evidencialidad, analizamos en conversaciones informales los usos más frecuentes de ciertas marcaciones que consideramos intersubjetivas. Los hablantes manifiestan el grado de compromiso con la información en acciones de vigilancia epistémica (Piatti 2024) y focalizan colaborativamente, mediante marcadores de percepción visual, la naturaleza de la evidencia con la que se cuenta. Estas marcaciones dan cuenta de la atención intersubjetiva que prestan los hablantes no sólo a lo que se dice, sino también a su actitud frente al proyecto de indagación coconstruido en la conversación. Asimismo, destacamos la necesidad de enseñar estos contenidos en los cursos ELSE.

1- Introducción

En trabajos anteriores ([1], [2], [3]), coincidimos con la postura de Per Linell ([4], p. 27) para quien el diálogo es una construcción que los participantes experimentan y que llevan a cabo conjuntamente. Esta construcción colectiva se realiza a partir de “acciones e interacciones recíprocas y mutuamente coordinadas por los interactuantes, en un proceso social y colectivo, donde hablante y oyente resultan coautores”. Por su parte, Arundale ([5], p. 126) sostiene que la conversación cara a cara es el modo prototípico de la interacción lingüística. La conversación se conceptualiza como “logro interaccional” en tanto considera la comunicación de manera superadora, más allá de su descripción tradicional como un proceso de codificación y descodificación monádica de significados. Desde la lingüística cognitiva, Morganti, Carassa y Riva [6] desarrollan el concepto de intersubjetividad, fundamental para el estudio de la interacción dado que se construyen significados compartidos. Así, la intencionalidad individual de los hablantes se subsume en la convergencia intersubjetiva que se produce en la comunicación con la construcción, el manejo y el mantenimiento de un terreno común. En el marco de este enfoque, Arie Verhagen [7] señala la capacidad del ser humano para tomar la perspectiva del otro, de modo que la coordinación cognitiva resulta un componente básico de sus prácticas. La intersubjetividad se define como un mecanismo de coordinación de sistemas cognitivos que deja sus huellas en la gramática y en el discurso.

Tal como sostiene Stalnaker ([8], p. 702), en todo intercambio, se construye un proyecto de indagación donde los aportes informativos se formulan y reformulan proyectando además el grado de conocimiento (lo epistémico) sobre la información que se transmite. Se trata de un intercambio intencional de información, característico de la mayoría de las conversaciones, que tiene como objetivo indagar y descubrir cómo son las cosas y contribuir de manera creciente con información verdadera a un cuerpo de información compartida.

A partir de estos marcos de referencia, en publicaciones previas, hemos analizado la marcación discursiva (epistémica y mirativa) y la vigilancia epistémica como procesos de coconstrucción emprendidos por los hablantes en las conversaciones. De este modo, siguiendo a Pérez Álvarez y Patiño Sánchez, G. [9] concebimos la marcación como una acción discursiva que se vale de diversos recursos para dar cuenta de la actitud frente a la información, de menor o mayor certeza, y de la constante vigilancia epistémica de aquello que dice el interlocutor o incluso, del mismo hablante que se anticipa al posible control de ese interlocutor. En ambos casos, señalamos que tanto la marcación como la vigilancia epistémica son procesos de coconstrucción intersubjetiva de los hablantes que se producen en el dinamismo conversacional.

En este trabajo, nos interesa aproximarnos a los usos de recursos de evidencialidad, particularmente, en el caso de los verbos de percepción visual (viste, mirá, fíjate) tan frecuentes en las interacciones coloquiales que son parte del corpus1 de estudio.

Como señala Estrada ([10], p. 17) “la evidencialidad es una categoría semántica que designa los diversos recursos con los que cuenta el locutor para inscribir en su enunciado la fuente y el modo en que ha sido adquirida la información”. La autora analiza la diferencia entre el estudio de la evidencialidad en sentido restringido o en sentido amplio. Así, los abordajes de Willett [11] y de Aikhenvald [12] pueden considerarse como los más importantes dentro de los que conciben la evidencialidad en sentido restringido, es decir, como categoría estrictamente gramatical que marca la fuente de conocimiento, y que no implica ninguna referencia a la validez o credibilidad de la información ni a la verdad del enunciado. Por su parte, con una concepción amplia de la evidencialidad, la autora menciona los trabajos de Chafe [13] y de Palmer [14]. Este último autor considera los evidenciales como epistémicos modales, que codifican tanto la actitud del hablante como el tipo de fuente de información (aunque no todos los significados epistémicos hacen referencia a la fuente de información). En tanto, Chafe extiende la noción de evidencialidad a todo fenómeno asociado con la expresión de la confiabilidad epistemológica del hablante.

Dado que, en las lenguas indoeuropeas como el inglés, el francés y el español la evidencialidad no es una categoría inscripta en la morfología, esta puede ser analizada no solo en términos de fuente de información, sino también como actitud del hablante frente a dicha información. De hecho, estos son los datos que surgen de los estudios actuales sobre esta categoría, al menos para el español, en los cuales la distinción semántica de la evidencialidad se basa, más que en la fuente en sí misma, en la creencia del hablante sobre la información que transmite su enunciado, y, por lo tanto, en las pruebas con las que cuenta. De este modo, agrega Estrada ([10], p. 30), las nociones de modalidad y de evidencialidad están semánticamente ligadas, porque una categoría evidencial implica normalmente un cierto valor modal epistémico. Así, la percepción directa, por ejemplo, es altamente fiable y, por lo tanto, la información basada en lo que el hablante efectivamente percibió por alguno de los sentidos es considerada verdadera.

En el análisis de las conversaciones del corpus en estudio, veremos cómo lo que denominamos marcación evidencial, particularmente con ocurrencias de verbos de percepción visual, se combina con otras marcaciones epistémicas (del saber y no saber) y mirativas (de contraexpectativa) que dan cuenta, conjuntamente, del proceso intersubjetivo de coconstrucción del proyecto de indagación por parte de los hablantes.

En el caso 1, por ejemplo, los hablantes utilizan el verbo de percepción (¿viste?) como un recurso para dejar en evidencia aquello que consideramos la coconstrucción informativa conversacional:

1.

B: [Era piso quinto por la escalera] [Era ...]

A: [Sí. Sí no]

B: matador, era matador el tema del ascensor que no sabés cuándo se va a quedar

A: Sí ¿viste?

B: Porque viste que de golpe te quedás…

A: Ay, Bellas Artes también son un montón, también ellos

B: Sí

A: Pero por una parte está lindo ¿viste? porque... no te quedás con lo que es nada más que Periodismo.

B: Sí, no, ves más gente. Lo que pasa como ustedes ... nosotros somos Facultad de [Humanidades]

A: [Sí, ustedes tienen de todo]

B: [Adentro ves gente] de Educación física, de Sociología, de Psicología, de Inglés, de no sé, Historia, Letras; ¿viste?… la verdad que te cruzás con distintas personas.

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Como en este y en otros casos estudiados, el uso recurrente de los verbos de percepción visual (viste, mirá y fíjate) es un recurso de marcación evidencial que retoma el acceso directo a la información entre los hablantes. Al mismo tiempo, con esta marcación, los hablantes dan cuenta de su certeza, poniendo así de manifiesto su actitud epistémica en el proyecto de indagación que se va cocontruyendo.

2. Metodología y corpus

Para llevar a cabo este estudio, se utilizó una metodología de análisis cualitativa. Los procedimientos cualitativos proveen los medios necesarios para acceder a hechos no cuantificables producidos por las personas reales sobre los cuales es posible hacer observaciones. Las técnicas cualitativas permiten al investigador compartir las interpretaciones y percepciones de otros y explorar cómo los hablantes estructuran y dan significado a su discurso.

Siguiendo los principios postulados por Kerbrat-Orecchioni ([15], p. 3), el análisis de la interacción se funda en el estudio de datos auténticos, incorporando el carácter multimodal que aportan los elementos paraverbales y no verbales que acompañan al material verbal; además, se considera el dinamismo contextual, lo cual implica tomar en cuenta datos concernientes a los diferentes marcos interaccionales. Dado que el análisis aborda el estudio de la interacción verbal, es necesario tomar como base la complejidad y el dinamismo del contexto y su desarrollo en la interacción, teniendo en cuenta el proceso por medio del cual los hablantes se acomodan a las necesidades informativas e interaccionales de sus interlocutores.

El estudio involucra una interacción entre una interpretación global de los materiales y un análisis detallado de aspectos seleccionados del corpus utilizando herramientas analíticas. En primer lugar, se llevó a cabo una lectura minuciosa del corpus simultáneamente con la escucha de las conversaciones registradas. A continuación, se procedió a seleccionar algunos fragmentos con usos diversos de marcación discursiva, se establecieron sus posibles funciones tanto en relación con las secuencias en las cuales se producen como también en la observación de las reacciones de los interlocutores.

El análisis se realizó sobre el corpus E.C.Ar. La cantidad de conversaciones se consideró adecuada para el estudio dado que proveyó un número de casos suficientes, tanto por su frecuencia como por su variedad de los fenómenos estudiados. El corpus E.C.Ar cuenta con 60 conversaciones –no institucionalizadas grabadas en audio y video, producidas en encuentros planeados, en donde se desarrollan temas surgidos espontáneamente, en los que participan no más de cuatro sujetos, en interacciones con una duración mínima de 20 minutos y máxima de 30 minutos, totalizando aproximadamente 20 horas de grabación. Los sujetos participantes son estudiantes universitarios de la UNLP de entre 18 y 28 años. El hecho de acotar el corpus a la variedad etaria, ocupacional y local da como resultado un ajuste diastrático que permite a los hablantes producir naturalmente los fenómenos en estudio, característicos de este tipo de interacciones coloquiales.

3. La evidencialidad y la modalidad epistémica

La evidencialidad y la modalidad epistémica difieren en su semántica según de Haan [16]. Para este autor, los evidenciales afirman la naturaleza de la evidencia para la información, mientras que los modales epistémicos evalúan el compromiso del hablante con la declaración. De este modo, la modalidad epistémica y la evidencialidad tratan con la evidencia, pero difieren en lo que hacen con ella. En efecto, por medio de la modalidad epistémica, el hablante evalúa la evidencia y sobre la base de esta evaluación asigna una medida de confianza (alta o baja) al enunciado. Según de Haan, con un evidencial se afirma que hay evidencia para el enunciado, pero no se la interpreta, es decir, no hay nada inherente a los evidenciales que obligue a asignar un compromiso epistémico a priori con la evidencia.

Sin embargo, tal como sostiene Estrada ([10], p. 57), el español, al igual que otras lenguas occidentales, no marca la evidencialidad en su morfología, sino en el léxico o mediante ciertas categorías gramaticales que pueden adquirir contextualmente significados evidenciales. Precisamente, en este tipo de lenguas la relación entre la evidencialidad y la modalidad epistémica alcanza su máxima expresión, ya que el acceso a la fuente de conocimiento, en tanto entra en el dominio de la experiencia del locutor, es considerado más subjetivo [17]. De hecho, el grado de certeza no es el mismo si el locutor ha sido testigo de los hechos que transmite su enunciado que si no lo ha sido. Esta creencia se fundamenta sobre la base de que cuando se ha visto algo “con los propios ojos”, se tiende a aceptar el hecho como una representación verdadera del mundo.

Asimismo, tal como señalan Maldonado y De la Mora ([18], p. 291)

la evidencialidad, en su sentido más amplio responde a la necesidad de dar cuenta de la fidelidad de la información que transmite un enunciado. El nivel de confiabilidad de la emisión puede estar determinado por una interacción entre dos parámetros. El primero responde a la calidad de la fuente informativa. Según ese criterio, lo que está en tela de juicio es si eso que se dice ha sido atestiguado por el emisor o proviene de una fuente alterna, en cuyo caso la veracidad de lo dicho depende bien de que la fuente sea difusa (vox populi) o de que sea identificada y, en ese caso, de que dicha fuente tenga suficiente peso social para que lo dicho se asuma como real. El segundo parámetro atiende al modo de acceso a aquello que impronta la información transmitida. En ese caso, importa codificar si el acceso a la información ha sido directo y el emisor ha tenido contacto directo con el estímulo o si el contacto con aquello que da pie a la aserción es indirecto y pertenece al terreno de las inferencias.

Se han propuesto diferentes modelos teóricos que dan cuenta de la interacción de la evidencialidad con la modalidad epistémica. Palmer [14] propone una jerarquía de los marcadores evidenciales dentro de una escala epistémica, en la que los evidenciales directos visuales coinciden con información más confiable, mientras que los evidenciales que se presentan como resultado de una conjetura o una inferencia son menos confiables. Es esperable así que la información obtenida de manera directa sea más confiable que lo inferencial. Si se asume que la evidencialidad y la epistemicidad son inclusivas, se puede llegar a la conclusión de que existe una correlación lógica entre tipo de fuente y nivel de certeza, lo cual se observa comúnmente en los evidenciales directos. Fernández Jaén ([19], p. 274) sugiere que debido a que la vista y el oído se proyectan frecuentemente al ámbito del conocimiento, es lógico suponer que existe una relación causal obligatoria entre ciertas evidencias y el nivel de compromiso epistémico del hablante.

Asimismo, la propuesta de Sun resulta interesante en tanto afirma que “la evidencialidad tiene que ver, en última instancia, con la organización y el intercambio de conocimientos, ya que los participantes en el acto de habla cooperan para lograr una comunicación verbal eficaz” ([20], p. 62). El autor considera que la evidencialidad está “profundamente arraigada en la pragmática interpersonal del discurso” y analiza el papel del destinatario en la selección y el uso de formas evidenciales. De este modo, el destinatario desempeña un papel crucial en la selección de evidenciales que codifican tanto ciertos aspectos del conocimiento y de la creencia del hablante como su estimación del conocimiento y de la creencia del destinatario respecto a un evento relevante. Sun concluye que la interpretación que hace el hablante de un acontecimiento mediante el uso de ciertos elementos evidenciales no se deriva de cómo estos pueden transmitir la fuente de información, sino más bien de cómo el hablante desea situar su conocimiento frente al de su interlocutor.

En este sentido, sobre la base del principio de cooperación de Grice [21], un hablante confiable e informativo proporciona al destinatario evidenciales elegidos apropiadamente, considerando la perspectiva y la base de conocimientos del destinatario, de allí se explicaría, por ejemplo, el uso de verbos de percepción en segunda persona (viste, mirá, fíjate). Por su parte, Bergqvist y Grzech ([22], p. 5) sostienen que los evidenciales sitúan los acontecimientos en un intercambio lingüístico en curso y, por lo tanto, la caracterización de los evidenciales y la evidencialidad deben basarse en el intercambio dialógico entre interlocutores y en el contexto interpersonal.

La evidencialidad tiene que ver, en última instancia, con la organización y el intercambio de conocimientos, ya que los participantes del acto de habla cooperan para lograr una comunicación verbal eficaz construyendo con la información vertida el proyecto de indagación. El destinatario es, por tanto, también un factor personal crítico en la configuración de la formación y la selección de evidencias. Así, la evidencialidad está profundamente arraigada en la pragmática interpersonal del discurso, se construye en la intersubjetividad aduciendo evidencia compartida, como veremos en el análisis de los casos a continuación.

4. Análisis de casos

Tanto Marcos Sánchez [23] como González Vázquez [24] analizan los verbos de percepción como estrategias de intensificación. Aunque no abordan de manera exclusiva el tratamiento de la evidencialidad directa, realizan aportes interesantes con respecto al papel de estas formas en el sistema evidencial del español, tal como señala Estrada ([10], p. 166). Así, para M. González Vázquez, por ejemplo, estos verbos no pueden ser considerados verdaderos evidenciales porque inscriben la marca de acceso sensorial en el significado léxico. M. Marcos Sánchez ([23], p. 1860) coincide con esta postura y agrega que los verbos de percepción son en realidad recursos de evidencialidad estratégica con valor de intensificación. Sin embargo, Estrada ([10], p. 191) afirma que los evidenciales directos de acceso sensorial precisamente son la marca de que la información que transmite el enunciado proviene de la experiencia personal del hablante, que ha percibido de manera directa los hechos comunicados mediante cualquiera de los sentidos. Aikhenvald ([12], pp. 63-64) establece una clasificación de dichos sistemas según parámetros recurrentes y concibe como una fuente “de primera mano” la información de acceso sensorial directo primordialmente visual.

Como sostiene Fløgstad ([25], p. 85),

el desarrollo semántico por el cual ha pasado el marcador discursivo “viste” es un conocido cambio de ver –> entender/saber. Se trata de un desarrollo que va de lo evidencial a lo epistémico, que también se puede considerar una metáfora (“Ver es saber”) en el sentido que su desarrollo va de visión física a visión mental.

En los casos estudiados, notamos la relación estrecha entre la marcación evidencial y la marcación epistémica, combinados en casos de ocurrencia adyacente. Así, el juego con la evidencia y la actitud frente a la información puede darse incluso en la misma intervención de un hablante, tal como podemos apreciar en los casos 1 (“la verdad que sí ¿viste” y “¿viste?… la verdad que te cruzás con distintas personas”) y también en 2 a continuación

1.

1-B: [Era piso quinto por la escalera] [Era ...]

2-A: [Sí. Sí no]

3-B: matador, era matador el tema del ascensor que no sabés cuándo se va a quedar

4- A: la verdad que sí ¿viste?

5-B: Porque viste que de golpe te quedás…

6-A: Ay, Bellas Artes también son un montón, también ellos

7-B: Sí

8-A: Pero por una parte está lindo ¿viste? porque... no te quedás con lo que es

9-nada más que Periodismo.

10-B: Sí, no, ves más gente. Lo que pasa como ustedes ... nosotros somos Facultad

11-de [Humanidades]

12-A: [Sí, ustedes tienen de todo]

13-B:[Adentro ves gente] de Educación física, de Sociología, de Psicología, de

14- Inglés, de no sé, Historia, Letras; ¿viste?… la verdad que te cruzás con

15-distintas personas.

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En el caso 2, vemos cómo la hablante proyecta y coconstruye la evidencia y su actitud frente a la información:

2-

1-Flor: No y además sequía. Viste que hay escasez de agua nosotros sabíamos que

2-tenían problema. No sí con uso sí limitado de agua. Ay sí no un desastre. La

3-verdad es que nos reequivocamos con la fecha. Es hermoso, pero es para ir en

4-Semana Santa una cosa así donde no haga ni mucho frío porque te congelás.

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En 2, en primer lugar, la hablante focaliza con el verbo de percepción la evidencia de la información (línea 1, “viste que hay escasez de agua…”) que coconstruye apelando con el imperativo a la interlocutora. Inmediatamente da cuenta de su saber, con el uso del nosotros exclusivo (“nosotros sabíamos”) que pragmáticamente acentúa la asimetría dada la explicitación del pronombre personal. De este modo, en un proceso de coconstrucción, la hablante primero afilia a su interlocutora para compartir visualmente la evidencia (“viste que hay escasez de agua”) e inmediatamente produce un efecto contrastivo en relación con la información: “nosotros sabíamos que tenían problema”. Luego, con la marcación de modalidad epistémica (“la verdad que…”), tal como vimos en trabajos anteriores ([3], p.11), tal como vimos en trabajos anteriores ([3], p.11),

la hablante acciona de modo de salvaguardar su imagen; la verdad anunciada resulta el recurso para compensar el daño que se inflige a la propia imagen cuando se dan a conocer aspectos que no resultan favorecedores, como en este caso, no ser previsor para organizar un viaje (línea 2/3: “La verdad es que nos reequivocamos con la fecha”). Así, si bien selecciona la estructura para realzar y dar por verdadero lo que está por expresar, se produce un efecto atenuador sobre el posible daño a la imagen personal. El marcador funciona como una salvaguarda de la imagen en tanto se está ofreciendo la verdad que compensaría de algún modo el perjuicio ocasionado.

Podríamos esquematizar los modos de marcación que ponen de manifiesto los caso 2 y 3 analizados:

Tabla 1

Esquemas de marcación Ejemplos
Marcación evidencial / marcación epistémica ¿Viste…? / La verdad que… (caso 1, líneas 14-15 y caso 2, líneas 1-3)
Marcación epistémica / Marcación evidencial La verdad que … / ¿viste? (caso1, línea 4)
Esquemas de marcación

En ambos casos, se coconstruye la información. En el caso 3, además, encontramos un ejemplo de resonancia2 [26] que incluye el evidencial para terminar de avanzar en el proyecto de indagación de modo colaborativo:

3.

B: Te queda un tanto a trasmano

A: Un poquito a trasmano, viste

B: Sí, pero bueno, te pasarás todo el día ahí adentro

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Asimismo, en el caso 4, se va coconstruyendo la información. Alejandra utiliza la marcación con el imperativo del verbo ver para hacer foco en aquello de lo que tiene evidencia, sentando su postura, pero incluyendo también a la interlocutora en su espacio discursivo:

4.

1-Al: Encima... que te condiciona... ¿viste?

2-La: ¡Claro!

3-Al: Está mal eso… Porque si vos.. o sea.. estamos charlando y como que hay

4-como cierta tensión... ¿viste?

5-La: Sí.

6-Al: No tensión... pero viste como que es extraña la [charla.]

7-La: [Sí]

8-Al: Porque si por ahí estamos hablando de mm... así porque sí sin... nada en el

9-medio... fluyen las palabras.

10-La:Claro… Pero hay que tener ciertas precauciones cuando una habla.

11-Al:Claro... yo me mandé esa m... ese tipo de expresión... viste... ¡esta chica 12-es una boca sucia!

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Resulta interesante cómo se va coconstruyendo la información. En las líneas 4 y 6, Alejandra formula, focaliza, cuenta con la evidencia compartida con Laura, pero inmediatamente reformula y corrige esa misma evidencia (“hay como cierta tensión... ¿viste? (…) No tensión... pero viste como que es extraña la charla”). Se trata de un procedimiento característico, propio de la dinámica conversacional y de la formulación y reformulación que hacen los hablantes.

Por su parte, también encontramos el uso más complejo del verbo de percepción mirar que puede considerarse con valor ostensivo deíctico, mirativo o evidencial, interpretable específicamente en relación con su contexto de ocurrencia. Maldonado y de la Mora ([18], p. 295) sostienen que no todos los usos de “mira” son evidenciales. Los usos fuertemente ostensivos de “mira” sólo son deícticos. La veracidad o la confiabilidad de lo señalado depende más de la presencia de los interlocutores en el evento frente al objeto/evento de referencia que de lo que haga el verbo imperativo. En la medida en que “mira” pierde valor ostensivo, el valor de verdad de una aserción depende más de la función del marcador que de lo que presencian los interlocutores en el mundo real. Consecuentemente, proponen que en la medida en que la deixis ostensiva decrezca, el valor evidencial de la expresión aumentará. Sostienen además que la naturaleza deíctico-ostensiva de “mira” habilita dos interpretaciones: una de tipo evidencial de baja deixis y otro de tipo mirativo de deixis alta en tanto manifiesta la contraexpectativa desde la mirada del conceptualizador.

Sea desde la evidencialidad o desde la miratividad, se parte de la hipótesis de que los usos del imperativo del verbo mirar, que van más allá de la deixis directa, involucran conceptualizaciones (inter)subjetivas ([27], [28], [29], entre otros). En los casos de deixis ostensiva, la representación es objetiva, por cuanto hablante y oyente se encuentran frente al objeto referencial. Pero una vez que se desprenden usos en que el hablante intenta validar su mirada, ya sea por sorpresa (miratividad), ya para defender la veracidad de una aserción (evidencialidad), entra en juego la construcción intersubjetiva del evento debido a que involucra el reconocimiento de su interlocutor. De este modo, el uso de “mira” hace que hablante y oyente lleguen a construir la misma imagen mental subjetiva, que siendo compartida se constituye como intersubjetiva, aunque la construcción intersubjetiva de la evidencialidad o presente las mismas propiedades que la de la miratividad. En efecto, la evidencialidad de percepción visual pone en foco cierta información que es o se presume compartida, mientras que la marcación mirativa produce una especie de demora en el fluir informativo exponiendo la sorpresa o contraexpectativa. En este sentido, retomamos nuestra idea de la necesidad de analizar el uso de los verbos de percepción en sus contextos para determinar la funcionalidad en cada caso.

Como señalan Maldonado y de la Mora ([18], p. 302), el valor apelativo de la forma en imperativo genera un escenario, un espacio mental en el que se presenta todo un contexto narrado desde el punto de vista del hablante. Con el uso de “mirá” el hablante hace al oyente copartícipe de la conceptualización del evento, de manera tal que ambos se reubican en un espacio mental donde alternamente se observan nuevas conceptualizaciones. Los valores evidenciales emergen cuando la deixis se diluye a un grado tal que el espacio mental opera no sólo como un ámbito de conceptualización, sino como uno que presenta las cosas como verdaderas o pertinentes a partir del soporte del emisor. Lo que en la deixis era presencial e incorporaba la coparticipación del oyente, ahora, en el discurso, la pertinencia de lo dicho depende de la validación del hablante, cuya emisión tiene la función de intentar conseguir la aprobación o el acuerdo del interlocutor. El hecho de que “mirá” fundamente la veracidad o la pertinencia de lo dicho en la figura del emisor, como fuente confiable, lo convierte en un marcador evidencial.

Tal como hemos mencionado en un trabajo anterior [3] las marcaciones discursivas se combinan. En el caso 6, vemos cómo los hablantes dan cuenta de su saber y no saber (con recursos de marcación epistémica) y utilizan verbos de percepción para focalizar la evidencia de modo colaborativo:

5.

1.Natalia: Pero fijate acá lo que es... esta facultad.

2.Rodrigo: Sí, la verdad que es un antro, una cárcel. Menos mal que no me toca 3.venir acá.

4.Natalia: No, pero en serio en el verano acá te morís. Yo no sé cómo hacen.

5.Rodrigo: Sí, ni hablar si fuman. Debe ser terrible…

6.Natalia: Ah... es verdad, bueno eso es otro tema.

7. Rodrigo: Sí, claro, el cigarrillo mata y nadie dice nada, ¿viste? no sé … los 8.profesores pueden fumar...

9.Natalia: ¿En serio? por lo menos allá los chicos… qué sé yo hay algunos que 10.fuman pero es como que … por ahí porque… como son pocos te conocés más, 11.como se conocen más no sé … puede que te respeten más … en realidad, por 12.ahí si les decís que te molesta o se va afuera o no fuma ahí en la cursada.

13. Rodrigo: Mirá...qué bien…

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A lo largo del fragmento observamos cómo los hablantes van coconstruyendo el proyecto de indagación. Con los verbos de percepción visual se focaliza la evidencia de la información frente a la cual se adopta la actitud del saber o no saber. Así, en la línea 1, Natalia pone en foco el estado de la facultad: “fijate acá lo que es.., esta facultad”; el uso del verbo “fíjate” como recurso ostensivo, acompañado con los deícticos “acá” “esta”, subrayan el acceso directo a la información (no se lo contaron, lo están viendo y comparten entonces la información). Si bien no se trataría de un evidencial, dada su naturaleza deíctica de señalamiento en la situación comunicativa, creemos que de todos modos puede considerarse dentro del proceso de marcación evidencial, en tanto enfoca lo que se ve como fuente de información directa y por ello indiscutible.

Como en otros casos, inmediatamente, los hablantes introducen su actitud frente a la información, con la marcación epistémica, sabiendo (Rodrigo, en la línea 2: “La verdad que es un antro”; Natalia, en la línea 6 “es verdad”) y no saben (Natalia, en la línea 4: “Yo no sé cómo hacen”; Rodrigo, en la línea 5: “debe ser terrible”; Natalia, en las líneas 11 y 12: “por ahí porque”, “puede que te respeten más). En la línea 7, Rodrigo retoma la marcación de la evidencialidad de la información: introduce el tiempo presente de las verdades eternas “el cigarrillo mata” y el uso del verbo de percepción “viste”, dando por descontado el carácter evidente, de verdad axiomática, de esta información que se sabe compartida. Como señala Estrada ([10]; p. 57), la modalidad epistémica es la expresión de la subjetividad del hablante vinculada al grado de certeza del locutor frente a su enunciado, mientras que la evidencialidad señala la fuente del conocimiento. Si bien la referencia a dicha fuente difiere de la actitud del hablante con respecto al estatus epistémico del enunciado, evidencialidad y modalidad epistémica están estrechamente relacionadas, tal como lo observamos en los casos analizados.

Asimismo, encontramos casos de marcación mirativa que manifiestan la contraexpectativa de los hablantes (línea 9: “¿En serio?”) o anticipan la posibilidad de que su información no sea aceptable (línea 4: “No, pero en serio”), tal como hemos analizado en un trabajo anterior [30]. Finalmente, en la línea 13 (“Mirá…qué bien”) Rodrigo utiliza el verbo de percepción con una doble función: con valor mirativo (sorpresa frente a la información que ofrece Natalia) pero como pivote evidencial que le permite mostrar su evaluación, lo cual puede parafrasearse como “Esto que veo me parece bien”, focalizando así en una evidencia compartida que posibilita negociar la evaluación.

Por su parte, Zorraquino y Portolés ([31], p. 4180) señalan que la forma del imperativo “mira” ha perdido su significado originario de “aplicar la vista a un objeto” y, como resultado de un proceso de gramaticalización, se ha resemantizado con el significado de una señal que atrae la atención del interlocutor. Sin embargo, Estrada ([10], p. 270) incorpora la descripción del ítem “mirá” como un marcador de evidencialidad directa. En efecto, en tanto forma interjectiva en distintos grados y cercana a la exclamación, “mirá” representa, en palabras de O. Ducrot y J.M. Schaefer ([32], p. 672), “la enunciación como arrancada del locutor a través de los sentimientos o sensaciones que experimenta” y como motivada por la evidencia de los hechos, que parecen forzar al locutor a hablar más allá de su voluntad. Desde esta perspectiva, esta forma derivada del verbo mirar es un marcador de evidencialidad directa puesto que presenta la enunciación como un hecho necesario y no arbitrario, que implica un alto grado de certeza y compromiso con lo dicho. De allí que la configuración polifónica de “mirá” le permita al locutor codificar tanto la experiencia cognoscitiva –el ver y el saber– como la experiencia sensible y en general la vida afectiva del sujeto de la enunciación. Con estos valores, puede ser reemplazado por “fijate” y presentar el enunciado como un hecho obvio y conocido por el hablante, al que ha accedido en forma directa, y que intenta compartir con el interlocutor.

Como hemos señalado, el proceso de vigilancia epistémica ([3]; p. 4) sobre la evidencia de lo que dicen y lo que dice el interlocutor y sus actitudes frente a la información, se manifiesta con la presencia de estas marcaciones cuyos valores son interpretables en relación con sus contextos y el dinamismo de la conversación que se construye. Con respecto a la funcionalidad de la marcación con el verbo de percepción visual, encontramos el valor deíctico (ostensivo), el valor mirativo y el valor evidencial. Esta complejidad se pone en juego en los casos analizados. Así, lo vemos en el caso 6:

6-

1- G: Siempre. Y, a mí también. Las rodillas. Mirá, yo tuve un accidente en el 99.

2- Me atropelló un auto.

3- V: Ah, mirá, no!

4- G: Y vos sabés que cada día que hay humedad, en el golpe que… tengo un

5- sobrehueso acá

6- V: Sí! Mirá!

51-2010-IMIH

En este caso, en la línea 1, Gerónimo introduce la información mediante el uso evidencial de “mirá”. Así, presenta las cosas como verdaderas o pertinentes y presupone la aceptación de la pertinencia o la certeza de lo dicho por parte de la interlocutora. A continuación, en la línea 3, Virginia da cuenta de su sorpresa frente al accidente de Gerónimo marcando con el uso mirativo del verbo de percepción. Precisamente, como hemos señalado en otro trabajo [1], la marcación mirativa se produce frente a información nueva, cuya emergencia resulta sorprendente. Finalmente, en la línea 6, Virginia hace uso deíctico de “Mirá”, señalando lo que ambos están viendo, se trata de un uso ostensivo “donde el objeto referencial se encuentra dentro del campo visual de ambos hablantes y presupone atención conjunta” ([18], p. 298).

Tal como hemos señalado, con la marcación evidencial que produce “mirá”, parece imponerse una mirada que incluye la expectativa de que el oyente la comparta y la reconozca como válida, consituyéndose de este modo en un recurso estratégico para convencer o persuadir al interlocutor. En situaciones argumentativas, el hablante introduce una aseveración que el interlocutor deberá reconocer como cierta, no porque sea verdadera en sí, sino porque el hablante la presenta como tal, por ejemplo, en el caso7:

7.

1-Ig: Yo sé que entre mujeres tienen, bueno, [sus cositas…]

2-Be: [Che, ¿cómo te fue al final?] el otro día te fugaste de la cena…

3-Ig: Sí, tendría que haberme ido antes inclusive, mirá, ni hubiera ido porque

4-para que me hagan historia porque me tenía que ir enseguida al casamiento…

5-Be: No, pero yo no te dije nada, yo me mantuve… era, eh, Vale y Fede que te

6-bardearon mal, [yo no te dije nada].

7-Sí, vos estuviste bastante bien.

8-Be: Yo entendí tu... tu postura.

038-2006-IIMIH

Frente a la acusación de Belén (línea 2: “Te fugaste de la cena”) Ignacio sienta su posición en la línea 4 (“Mirá, ni hubiera ido”), manifestando así su desacuerdo con Belén. Este recurso hace que Belén plantee su diferenciación personal con los demás asistentes a la cena, tal como admite Ignacio (aunque de modo reticente) en la línea 7 (“Sí, vos vos estuviste bastante bien”) y retoma Belén en la línea 8 (“Yo entendí tu.. tu postura”). En síntesis, este uso evidencial que marca la postura del hablante con un verbo de percepción visual puede considerarse uno de los recursos propios de los fragmentos polémicos en las conversaciones del corpus en estudio.

5. Implicancias para la enseñanza de español a extranjeros

En este punto, nos preguntamos cómo funcionan estas marcaciones entre los hablantes no nativos. Por un lado, para la interpretación de estas formas de ambigüedad funcional, los hablantes no nativos tienden a seleccionar un solo sentido. Particularmente, tienden a interpretar unívocamente estas formas, es decir, el uso deíctico de los verbos de percepción y sólo en el nivel avanzado se observa el uso evidencial y mirativo. Por todo ello, en los cursos de español, se hace necesario entonces explicitar los valores asignados por los hablantes nativos a estas formas con su posible polifuncionalidad (como el caso específico de “mirá”)3.

Como hemos visto, la marcación discursiva evidencial se vale de los verbos de percepción visual para dar cuenta de la fuente de información como evidencia directa. Si bien, como hemos considerado, encontramos usos deícticos de estos verbos de percepción en las conversaciones entre hablantes nativos, los usos de marcación evidencial resultan frecuentes. Sin embargo, los hablantes no nativos de los primeros cursos, especialmente en los niveles iniciales e intermedios, no recurren a estos usos, y en algunos casos no interpretan su funcionalidad cuando los producen los hablantes. (¿Qué quiere decir fíjate? ¿Qué es fíjate?, pregunta a su profesora un estudiante de nivel intermedio en la clase de español).

En niveles más avanzados, ya encontramos hablantes no nativos que utilizan los recursos de marcación evidencial. Es el caso de R., una candidata (124-406) del examen CERTEA4 que produce varias marcaciones evidenciales en el examen oral. Algunos ejemplos:

8.

1-Evaluadora: ¿Cómo te desconectás de la tecnología?

2-Candidata: Nunca tuve problema con eso, viste, yo vengo de una generación

3-que no teníamos esto, vivíamos en el campo.

En la línea 3, vemos cómo la candidata hace uso de la marcación intersubjetiva con el imperativo del verbo de percepción visual. Al igual que los hablantes nativos, enuncia su postura y crea el espacio discursivo para que el interlocutor la comparta.

9.

1-Evaluadora: ¿Qué película viste últimamente?

2-Candidata: Vimos … Esta semana estábamos mirando La cabaña, de tema

3- espiritual porque yo soy evangelista, viste, mi esposo no.

Ante la pregunta de la evaluadora, R., en la línea 2, alterna el uso del verbo ver de percepción visual, introduce el verbo mirar con este mismo significado y luego emplea la marcación evidencial del imperativo “viste” (línea 3) para focalizar aquello de lo que tiene evidencia y así coconstruirla con la interlocutora (que podría interpretarse así: “como soy evangelista miro películas espirituales”).

10.

1-Candidata: El mundo no está en manos de Dios, está en manos del enemigo

2- viste.

En el caso 10, en un tramo que por su contenido puede resultar polémico, la candidata usa el marcador “viste” para sentar su postura e intentar que la evaluadora comparta la evidencia con la que cuenta.

11.

1-Evaluadora: Contale con tus palabras a una amiga lo que trata este texto.

2-Candidata; ¿Viste que encontraron una mujer allá en Egipto? (…) Justo un

3-país de acá de Sudamérica que está involucrado viste?

En esta parte del examen, R. debe resumir un texto que acaba de leer y simular que se lo comenta a una amiga, se trata de una investigación arqueológica. R. produce la marcación evidencial para retomar la noticia que ya conoce (la acaba de leer), ponerla en foco y así coconstruir la información con su virtual interlocutora. Es interesante que también en el diálogo que imagina con su amiga incorpore la marcación evidencial como estrategia discursiva de coconstrucción de la información.

Asimismo, hemos comprobado el interés de los estudiantes no nativos por esta temática en los cursos de nivel Intermedio (B1 y B2). Partimos del reconocimiento de los recursos en conversaciones auténticas, la reflexión sobre los usos detectados y su inclusión en sus propias interacciones en clase. De hecho, los estudiantes han aportado nuevos casos a partir de sus conversaciones con hablantes nativos y han podido reflexionar sobre la funcionalidad de estas marcaciones intersubjetivas.

Conclusiones

La marcación discursiva (epistémica, mirativa, evidencial) es parte del proceso de coconstrucción que llevan a cabo los hablantes en la conversación. Los usos de los verbos de percepción visual (viste, fíjate, mirá) en sus formas imperativas de segunda persona constituyen recursos que pueden ser interpretados con valores evidenciales, epistémicos y mirativos e incluso deícticos, pero en todos los casos funcionan como “enfocadores de alteridad” ([31], p. 4172), y ponen de manifiesto el accionar intersubjetivo. El uso de estos recursos resulta de interés para ser abordado en los cursos de enseñanza de ELSE, para desarrollar en los estudiantes la comprensión de su funcionalidad y su ocurrencia en las conversaciones entre los hablantes nativos.

Convenciones de transcripción

[ Un corchete simple a la izquierda indica principio de habla simultánea

]Un corchete simple a la derecha indica el punto donde una emisión termina junto con otra DOBLE DISCURSO Las mayúsculas indican prominencia de sonidos.

? Indica entonación ascendente, modalidad interrogativa.

(XXX) Los paréntesis con XXX indican que ha resultado ininteligible para la transcripción.

, Indica pausa breve

. indica pausa larga

(RISAS) Indica conductas no verbales

Nomenclatura de las conversaciones

06EIIM5 :06: 2006, año del registro

E: idioma de la conversación, español

II: número de participantes (dos, tres o cuatro)

M H: sexo de los participantes

5: número de orden de la conversación en el corpus del proyecto.

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Publicado

2025-11-07

Número

Sección

Artículos de investigación

Cómo citar

Piatti, G. (2025). Marcaciones intersubjetivas de evidencialidad. Plurentes. Artes Y Letras, 16, e110. https://doi.org/10.24215/18536212e110